Gótico español, gótico hispánico o gótico peninsular son denominaciones bibliográficas[1] para designar la división espacial del arte gótico que corresponde a los reinos hispano-cristianos. Se localiza temporalmente entre finales del siglo XII y comienzos del siglo XVI. Sus rasgos estilísticos son en lo esencial comunes con el Gótico general europeo (en determinados periodos con mayor o menor influencia del gótico francés, del gótico alemán o del gótico flamenco, espacios con los que se mantuvieron muy dinámicas relaciones políticas y económicas, incluyendo un naciente mercado de arte y la emigración de artistas);[2] y en lo particular diferenciados entre las distintas zonas en que suele subdividirse.
El tardorrománico de finales del siglo XII y comienzos del siglo XIII significó en las artes figurativas una paulatina transición entre el hieratismo románico y el sentimentalismo gótico, que puede verse anunciado ya en el Pórtico de la Gloria de Santiago. La introducción de las innovaciones técnicas de la arquitectura fue dando origen a formas de transición (románico ojival).
La continuidad de la relación con Francia se manifestó en los reinos cristianos peninsulares en la continuidad de la influencia de las formas artísticas transpirenaicas, que desde finales del siglo XII llegaron a través de la reforma cisterciense en los monasterios españoles (Fitero, la Oliva, Moreruela (1133), Poblet (1153), Santes Creus, Rueda, Veruela, Piedra, Santa María de Huerta, Valbuena, Santa María de Rioseco, Bonaval, Carracedo, Sobrado, Osera, Alcobaza (1178), etc.), a las que siguieron las más ambiciosas obras catedralicias (catedral de Ávila (1170), catedral de Tarragona (1173), la catedral de Lérida (1193) y catedral de Cuenca (1196)).
La mayor parte de las catedrales españolas pertenecen a esta época; bien por corresponder a la época de la repoblación de su diócesis, edificándose sobre el solar de la mezquita mayor de la ciudad reconquistada (como la catedral de Cuenca desde 1196, o la catedral de Valencia desde 1263), bien por sustituir a edificios románicos que se consideró conveniente ampliar (catedral de Burgos desde 1221, la catedral de León desde 1255 o la catedral de Barcelona desde 1298). La Catedral de Toledo y la Catedral de Huesca se construyeron en estilo gótico (desde 1226 y 1273, respectivamente) sobre el edificio de las antiguas mezquitas que llevaban más de cien años (desde 1085 y 1096, respectivamente) adaptadas al uso como catedrales cristianas. Varias catedrales se iniciaron en estilo románico y se terminaron en estilo gótico, como la catedral de Ávila (desde 1130-1170), la catedral de Tarragona (1170-1331), o la catedral de Lérida (desde 1203). Se han conservado los nombres de algunos de los maestros de obras de sus primeras épocas (Maestro Fruchel[6] -Ávila-, Maestro Enrique[7] -Burgos y León- Petrus Petri -Toledo-, Maestro Bernat y Bartomeu de Girona[8] -Tarragona-), pero ninguno de ellos puede considerarse su ejecutor único. La magnitud de las obras y el lento ritmo de construcción hizo a todas ellas ir incorporando orgánicamente nuevos elementos hasta épocas muy tardías.
El aumento del poder eclesiástico, que está en la base de la expansión del Gótico, fue considerable (siendo ya muy grande), como lo ponen de manifiesto las sedes episcopales fundadas a lo largo del siglo [XII]: Salamanca (1102), Ávila, Segovia (hacia 1120), Sigüenza (1112), Coria (1140), Zamora (1144?), Ciudad Rodrigo (1161), Plasencia (1188), Cuenca (1188), Albarracín (1172), etc. Hasta que a mediados del XII surgen las órdenes militares, la función de las sedes episcopales era asentar y defender las tierras conquistadas; en esta fecha, más de cuarenta sedes episcopales se extendían por algo menos de media Península (hasta el valle del Tajo). El monopolio de la explotación de la lana por parte de la nobleza y el clero será, junto con los diezmos y tributos, la principal fuente de riqueza de los cabildos catedralicios, que les permitirá levantar las grandes catedrales. Cuando, a partir de la batalla de Las Navas de Tolosa (1212), la Reconquista queda decidida y el desastre económico musulmán es evidente, se planteará una situación nueva para la sociedad castellanoleonesa: la prosperidad parece segura con la ocupación de las vacías ciudades musulmanas y la exportación de la lana hacia Inglaterra y Flandes. Esta riqueza y la relativa estabilidad permitieron el desarrollo de la suntuosidad, el lujo y las nuevas construcciones. "Los nobles castellanos fueron eminentemente propietarios de grandes extensiones de terreno, que dedicaron a la ganadería. Y sus ganados utilizaron los pastos de uso comunal, dando origen a una riqueza lanera que fue la base de la potencia castellana de la Edad Media. Las tierras se dedicaron preferentemente al pastoreo; los documentos señalan con frecuencia la pena de abandono de las tierras roturadas, impuesta constantemente a los agricultores que pretandían extraer sus zonas de cultivo. Los cabildos parroquiales y los conventos de religiosos también dedicaron sus ansias hacia la ganadería. Esto solo permite ya explicar el hecho de la sobreabundancia de iglesias en todos los núcleos urbanos de la meseta, donde las estadísticas conocidas dan una iglesia por cada cien habitantes aproximadamente".[9]
La arquitectura española del Gótico inicial y pleno se caracterizó por un menor interés en la altura que en las catedrales francesas, llegando al extremo en la Corona de Aragón, donde fue la línea horizontal la predominante.
La escultura en piedra siguió los modelos franceses de Chartres o Reims; mientras que la talla polícroma en madera, que componía grupos cada vez más complejos (hasta definir la tipología del retablo en el Gótico final), siguió modelos propios que en los siguientes siglos recibirán la influencia flamenca e italiana; al igual que ocurrió con la pintura.[14]
Biblia de Alba: Dan y Gad como jinetes hidalgos.[20]
Gótico tardío español
Los siglos XIV y XV significaron una continuidad del Gótico, que se hizo cada vez más complejo y especulativo (Gótico tardío, Gótico flamígero, Gótico internacional, Gótico florido). Algunas cartacterísticas novedosas del arte del siglo XV, especialmente las influencias flamencas e italianas, convierten la época en una transición al Renacimiento o Prerrenacimiento en España; aunque se mantuvieron formas de inequívoca tradición local (en un periodo en que el mudéjar cristiano -Reales Alcázares de Sevilla- es simultáneo al arte nazarí -Alhambra de Granada-). Las primeras décadas del siglo XVI significaron la convivencia entre la introducción de las formas del Renacimiento italiano (ya en su fase manierista) y la continuidad de la tradición local, en un ambiente artístico en el que los contemporáneos consideraban "moderno" al Plateresco (pues las "medidas del romano",[23] es decir, la vuelta a la Antigüedad, era la propuesta del Clasicismo).
Retablo de San Jerónimo, de Jorge Inglés (ca. 1465).
Estilos del último Gótico y primer Renacimiento
Las denominaciones de estilos para la época del último Gótico y el primer Renacimiento español incluyen, para el último cuarto del siglo XV las etiquetas "Hispanoflamenco", "Gótico plateresco", "Gótico isabelino" (o "estilo Reyes Católicos") y "Manuelino" (por el rey Manuel I de Portugal, que llega a las primeras décadas del siglo XVI); en el primer cuarto del siglo XVI en Castilla se dan el "estilo Cisneros" y las últimas fases del "Plateresco", que dan paso al "Purismo renacentista" (o "estilo Príncipe Felipe", que también ha sido denominado "Plateresco purista"). Excepto el "Cisneros", que es un estilo muy localizado, en torno a la diócesis de Toledo, las demás etiquetas tienen un uso generalizado para toda la Monarquía Hispánica, y aunque se definen inicialmente en Castilla, se habla también de un "Plateresco aragonés", "catalán" o "valenciano". En cambio, no ha tenido éxito el intento de algunos prestigiosos autores de utilizar "estilo fernandino" (para el correspondiente al "estilo Isabel" en la Corona de Aragón).[30]
El papel de los Reyes Católicos, el Cardenal Cisneros y poderosas familias aristocráticas (los Mendoza) como mecenas e impulsores de ambiciosos programas artísticos fue destacadísimo.[31] Estrechamente vinculado a su programa político e ideológico (la Monarquía Católica -una expansiva monarquía autoritaria de "máximo religioso"-), su programa artístico ha sido considerado como el deseo de establecer un "estilo nacional" (o "Gótico nacional"), paralelamente a lo que en Portugal sería el Manuelino y en Inglaterra el estilo Tudor.[32]
↑El gótico es un estilo internacional en muchos sentidos, e incluso una de sus fases o estilos se denomina «gótico internacional». Particularmente conectado con el resto de Europa estuvo en la época el arte español (aunque, como en algún otro caso, se haya llegado a identificar para la fase final del estilo, a comienzos de la Edad Moderna, un «estilo nacional» o «gótico nacional» -véase la nota en la la sección correspondiente). Además de los constantes contactos transpirenaicos (Camino de Santiago) con lo que genéricamente se puede llamar "Francia" (el indefinido conjunto territorial de donde provenían los "francos", los "bretones", los "angevinos", los "occitanos", los "lemosines", los "provenzales", etc., fue preferente la conexión de la Meseta con lo que no menos genéricamente se puede llamar "Borgoña" (Cluny, Cister) y Flandes (hispanoflamenco, Juan de Borgoña) y de el Levante con Italia (escuela de Siena); pero también estuvieron presente otros espacios, como "Inglaterra" (Jorge Inglés -Joaquín Yarza, «Un tríptico inglés de alabastro en Collado de Contreras», en Archivo Español de Arte, t. XLI, n. 162-163 (1968), p. 131-139-) o "Alemania" (Juan de Colonia), incluso con lugares tan lejanos como el Báltico hanseático (Michael Sittow). Miguel Cabañas Bravo (ed.), El arte foráneo en España: Presencia e influencia, CSIC, 2005, ISBN 8400083288
↑Lo que pueda llamarse "gótico en Euskal Herria" con criterios territoriales propios del nacionalismo vasco incluye una triple tipología: el gótico navarro-francés, el gótico castellano y el gótico vasco (reservando este último a un estilo -el gótico columnario- ... más bien "renacentisumadresta"). Juan Plazaola Artola, El arte gótico en Euskal Herria (ficha del autor en Auñamendi).
También hay utilización de la expresión "Gótico vascongado": No es raro encontrar aún en las páginas de textos especializados el término «gótico vasco» haciendo referencia a piezas de arquitectura construidas en el País Vasco a lo largo del siglo XVI. El término fué acuñado por autoridad tan alta como D. Vicente Lampérez quien lo denominó “gótico vascongado” en su omnicomprensivo trabajo sobre la arquitectura religiosa en España. A partir de entonces la expresión parece haber gozado de algún predicamento. La Madre Arrázola lo adoptó igualmente en su fundamental trabajo sobre el Renacimiento en esta provincia, pero lo hizo, según propia declaración, con muchas reservas. Ramón Ayerza Elizarain, El Gótico vasco, una cuestión de estiloArchivado el 4 de marzo de 2014 en Wayback Machine., en Revisión del Arte Medieval en Euskal Herria nº 15, 1996, Donostia: Eusko Ikaskuntza, ISBN 84-89516-06-5. Cita como fuentes a Vicente Lampérez y Romea, Historia de la arquitectura cristiana española, Madrid, 1930, y Mª Asunción Arrázola, Renacimiento en Guipuzcoa, San Sebastián: Diputación Foral de Guipuzcoa, 1969 (ficha del autor en Auñamendi).
↑Jaume Barrachina, El mestre Bartomeu de Girona: l'escultor gòtic català més antic de nom conegut (el escultor gótico catalán más antiguo de nombre conocido").
↑Bozal, op. cit., pgs. 134-137. Cita entrecomillado a Ubieto y otros Introducción a la historia de España, Teide, 1970, pgs. 208-209
↑Toman, Rolf. Gothic: Architecture - Sculpture - Painting. Editor: h. f. ullmann; 1 edition. 2008. ISBN 0841600686. Revista Estudos/Património n. 2. IPPAR. 2002. pág. 11. História da arte III: Curso de gestão turística e cultural. págs 15-17. Fuentes citadas en Gótico mendicante.
↑* Bozal, op. cit. (sección La revolución comercial, fig. 81, pg. 125): Principales construcciones góticas en España y su relación con las vías de la Mesta. (Las líneas negras corresponden a las cañadas; los cuadrados, a las cabezas de cuadrillas de la Mesta; los círculos, a las ciudades por donde discurrían las cañadas). Mondoñedo, Santiago, Orense, Tuy, León, Burgos, Palencia, Valladolid, Vitoria, Tudela, Monasterio de Piedra, Cuenca, Sigüenza, Ávila, Salamanca, Ciudad Rodrigo, Plasencia, Toledo, Badajoz, Barcelona, Tarragona, Tortosa, Poblet, Gerona, Lérida.
Las intarsias de la sillería del coro de Plasencia: influencia italiana temprana en el núcleo artístico toledano] Archivado el 20 de febrero de 2017 en Wayback Machine.. Entre otras fuentes, cita: H.L. ARENA, “Las sillerías de coro del maestro Rodrigo Alemán. Las sillerías del gótico tardío en España”, Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, 32 (1966), pp. 102-106; y J.I. HERNÁNDEZ REDONDO y M. ARIAS MARTÍNEZ, “La silla de Rodrigo Alemán en el Museo Nacional de Escultura”, Homenaje al Profesor Martín González, Valladolid, 1995, p. 379.
Antonio Ubieto Arteta, Introducción a la Historia de España, 1965, pg. 147: El desarrollo del arte gótico en los reinos peninsulares está en íntima relación con las zonas productoras de lana y con la época de auge lanero, que va desde el siglo XIII a principios del XVI, dando origen a las catedrales extremas en sus fechas: Burgos y Segovia.
↑Mosé Arragel de Guadalfajara o Moshe Aragel de Guadalajara era en ese entonces el rabino de la comunidad judía de Maqueda, Toledo.
↑ Las imágenes que acompañan el texto del rabino hispano fueron realizadas por un miniaturista cristiano. Se trata de un texto miniado en estilo gótico español, así como un importante ejemplo de arte sefardí.
↑González de Guzmán fue un cristiano noble que se interesó por tener acceso directo a la versión de las Sagradas Escrituras que disponían entonces los hebreos hispanos. El Maestre deseaba conocer los puntos de vista tanto de exegetas judíos como cristianos. Eso llevó a un trabajo de colaboración entre el mencionado rabino y varios eruditos cristianos. El fol. 57v de la Biblia de Alba muestra dos representantes de las Tribus de Israel. En consonancia con los códigos del siglo XV, Dan y Gad, ambos hijos de Jacob, encuentran expresión como dos hidalgos jinetes abanderados, identificables por sus respectivos símbolos e inscripciones. Inscripciones: "Figura de Dan y su pendon [...] a figura de un culebro con alas de agila e de la otra par una aguyla"; "Figura de Gad e en su estandarte del manera de omnes afinados como jineste".
↑«The Great Canterbury Psalter (Anglo-Catalan Psalter)». Barcelona: M. Moleiro. Fuente citada en Saltiri anglocatalà.
↑En 1675 Pedro de Mena recibió un encargo inusual pero de gran empeño. Había de realizar dos grandes esculturas orantes de los Reyes Católicos para la catedral de Granada; como precedentes más próximos tenía las de Bigarny y Siloe para la Capilla Real (Manuel Barrios y otros, Historia del Reino de Granada, vol. 3, pg. 278. También tuvo un encargo semejante, también en bulto redondo y en posición orante, pero de dimensiones algo menores, para la Catedral de Málaga (flanqueando a la Virgen de los Reyes), del que se discute si es preparatorio para el de Granada o posterior (de 1676) (I La mirada que habla - Haec Victoria en regmurcia.com).