Su condición de estilo extravagante (se definían sus motivos como ridículos, chabacanos, vulgares o absurdos) extendió el uso del término grotesco como sinónimo de tales adjetivos, incluso de lo irregular, grosero y de mal gusto. También se denomina así lo relativo a las cuevas artificiales.[5] La decoración con rocalla o rocaille (en jardinería e interiores respectivamente) es propia de estilos posteriores (el Rococó del siglo XVIII). Muy anterior es la utilización de monstruos en el arte medieval (gárgolas, canecillos); mientras que la fase final del Renacimiento, el Manierismo, tiene algunos ejemplos destacados de ello (Parque de los monstruos de Bomarzo). Lo grotesco terminó por definir una categoría estética diferenciada de la idea clásica de belleza, en oposición a la categoría de lo sublime.[6]
Grutescos como decoración
La difusión de la utilización de grutescos como decoración pictórica y arquitectónica, y en las artes menores, fue amplísima a pesar del reproche intelectual que se realizaba en contextos académicos, y que se remontaba a textos del tratadista romano Vitruvio, que ya había condenado la moda de tales ornamentos en De architectura.[7] El manierista Giorgio Vasari, cuyo concepto de grutesco es peyorativo (pitture licenziose e ridicole molto), realiza una curiosa correspondencia entre fondo y forma, al usar en su lenguaje un retorcimiento que imita la singularidad del objeto descrito:[8]
Los grutescos son una clase de pintura libre y divertida inventada en la Antigüedad para decorar los muros donde únicamente se podían situar formas suspendidas en el aire. En ellas, los artistas representabas deformidades monstruosas, hijas del capricho de la naturaleza o de la extravagante fantasía de los pintores: inventaban esas formas fuera de toda regla, colgaban de un hilo muy delgado un peso que jamás habría podido soportar, transformaban en hojas las patas de un caballo y las piernas de un hombre en patas de grulla, y pintaban también una gran cantidad de diabluras y extravagancias. El que tenía la imaginación más desbordante parecía el más capacitado. Después se introdujeron las reglas y se limitó la maravilla a los frisos y a los compartimentos a decorar.
Juan Nani (sic., Annio da Viterbo), pintor del siglo XVI (sic., erudito, anticuario y mixtificador, autor de Antiquitatum variarum, 1498),[10] copió de las primeras ruinas citadas y generalizó en su tiempo el gusto por estos dibujos. En cuanto al origen de aquellas antiguas pinturas, parece que hayan sido inspiradas en los fantásticos animales que representaban las telas de la India y de Persia.
El grutesco es un motivo decorativo a base de seres fantásticos, vegetales y animales, complejamente enlazados y combinados formando un todo. Es un tema asociado al Renacimiento y suele estar formado, en su parte superior, por una cabeza o torso humano o animal que se acabe en un juego de plantas o elementos vegetales por abajo.[11]
Motivos decorativos de Daniel Hopfer, ca. 1500.[12]
Justus Möser[22] (Harlekin, oder Verteidigung des Grotesk-Komischen -«Arlequín o la defensa de lo grotesco-cómico»-, 1761) identifica en «exageración de las figuras» de la comedia del arte una identidad con la caricatura de las artes plásticas, permitiendo al teatro una forma peculiar de describir «las costumbres de los hombres».[23]
Edgar Allan Poe, en el contexto literario del Romanticismo, escribió un conjunto de cuentos que se publicaron en 1840 con el título Tales of the Grotesque and Arabesque ("cuentos de lo grotesco y arabesco"), que parece referirse al uso de estos conceptos en un ensayo de Walter Scott (On the Supernatural in Fictitious Composition -"De lo sobrenatural en la composición ficticia"-).
El dramaturgo italiano Luigi Pirandello utilizó el término "grotesco" como sustantivo para su propio estilo teatral naturalista que refleja una realidad entre cómica y trágica.
En el teatro de Argentina y Uruguay se llama "grotesco" a un subgénero dramáticocostumbrista, derivado del sainete y el vodevil, que desde comienzos del siglo XX mostraba la vida de los inmigrantes hacinados en los inquilinatos o conventillos (cuartos baratos que generalmente compartían un patio). La perspectiva era caricaturesca, respondiendo al estereotipo y la sorna con que los criollos solían ver a italianos, españoles, rusos o árabes llegados en las recientes oleadas migratorias. Algunos de los autores de sainetes eran sin embargo hijos de esos inmigrantes.
Una pieza destacada del sainete es El conventillo de la Paloma, de Alberto Vacarezza, cuyo escenario principal es precisamente el patio del inquilinato. Armando Discépolo introdujo un giro dramático y sombrío en el enfoque de esos ambientes y creó lo que él mismo llamó "grotesco criollo". Las obras Mustafá, Giácomo, Babilonia, Stéfano, Cremona y Relojero, estrenadas entre 1921 y 1934, son tragicomedias representativas de una dramaturgia que influyó en autores posteriores, como Roberto Cossa, Osvaldo Dragún, Carlos Gorostiza y Griselda Gambaro.
↑Real Academia Española. «grotesco». Diccionario de la lengua española (23.ª edición).
↑La vinculación de grotesco y sublime como par opuesto se explicita en Victor Hugo (citado en El enigma de las máscaras, pg. 256): Lo sublime sobre lo sublime con dificultad produce un contraste, y necesitamos descansar hasta de lo bello. Parece, por el contrario, que lo grotesco sea un momento de pausa, un término de comparación, un punto de partida desde el que nos elevamos hacia lo bello con percepción más fresca y más deseada. La salamandra hace resaltar la ondina, y el gnomo embellece al silfo. Podemos decir con exactitud que el contacto con lo deforme ha dotado a lo sublime moderno de algo más puro, de algo más grande que lo bello antiguo, y debe ser así.
↑Las expresiones literales, provenientes de la primera versión de este artículo, parecen ser citas del Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano del año 1892. Las acotaciones que precisan la identidad de tal Juan o Giovanni Nani pueden referenciarse con «Nanni, Giovanni (nome umanistico Annio da Viterbo)». In: Enciclopedia Biografica Universale, Vol. I, Roma: Istituto dell'Enciclopedia Italiana Treccani, 2007. Fuente citada en Antiquitatum variarum y Annio da Viterbo.
↑Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano del año 1892
↑Daniel Hopfer von Kaufbeuren, Meister zu Augsburg 1493-1536. Ed. Eyssen: Dissertation, Ruprecht-Karls-Universität, Heidelberg, 1904. Fuente citada en Daniel Hopfer