Área natural protegida Bahía de San Antonio
El área natural protegida Bahía de San Antonio está ubicada sobre el golfo San Matías, en la provincia Río Negro, en la patagonia argentina. La protección fue establecida en el año 1993 con el objetivo de preservar las características ambientales de una zona de reproducción de aves marinas y de escala no reproductiva de aves migratorias. Características generalesLa ubicación del área protegida y su objetivo fue la preservación de un ambiente natural de características especiales para la reproducción, alimentación y descanso de distintas especies de aves. Fue creada en el año 1993 mediante la ley provincial n.º 2670 que estableció:
Los límites y superficie del área protegida carecían de precisión por estar definidos a partir de las líneas de marea y los nombres de lugares o parajes. Inicialmente, se consideraba que la protección solo afectaba a la franja inmediatamente costera —sobre una línea de playas de alrededor de 45 km y de un ancho indeterminado vinculado a los puntos de pleamar y bajamar—, y no incluía el área marina.[2] Por su importancia ornitológica, la bahía de San Antonio forma parte de los sitios incluidos en la Red hemisférica de reservas para aves playeras y de las Áreas importantes para la conservación de las aves de Argentina.[5] Dinámica del marVéase también: Bahía de San Antonio
La característica distintiva de la zona y que hace posible su particular ecosistema es la marcada amplitud de mareas, que puede llegar a más de 9 metros de diferencia entre la pleamar y la bajamar. Dos veces cada día, este movimiento deja sumergidos o descubiertos amplios sectores intermareales que en algunos puntos pueden llegar a tener 7 km de ancho, cuya naturaleza incluye playas arenosas o barrosas —algunas con cangrejales—, grandes superficies planas de rocas sedimentarias o restingas con importantes colonias de pequeños mejillones y bajíos salobres.[6] Durante las horas de bajamar las superficies descubiertas elevan su temperatura como consecuencia de la radiación solar y luego transmiten ese calor al agua al quedar sumergidas. Esta circunstancia y la dinámica de las corrientes, producen la relativa calidez de las aguas, que pueden llegar hasta los 28 °C de temperatura en verano.[4] FloraLa cobertura vegetal incluye especies de pastos adaptados a suelos salinos, especialmente variedades de Spartina y Salicornia a las que se suman otras especies también halófitas como la zampa, una variedad de Atriplex y la vidriera, una variedad de Suaeda. En las áreas transicionales a la zona de estepa se encuentran algunos ejemplares de quilembai (Chuquiraga avellanedae). En algunas zonas bajas que suelen permanecer húmedas se encuentran algunos juncos (Juncus lesueurii) y pastos salados (Distichlis spicata).[7] FaunaLa fauna de la bahía de San Antonio incluye mamíferos marinos entre los que se encuentran ejemplares de toninas (Tursiops truncatus), delfines oscuros (Lagenorhynchus obscurus), orcas (Orcinus orca), las llamadas "franciscanas" (Pontoporia blainvillei), delfines comunes (Delphinus delphis) a los que se suman los lobos marinos de un pelo (Otaria flavescens). El área protegida es de enorme importancia por su riqueza ornitológica, específicamente por su condición de escala migratoria y espacio reproductivo de aves costeras. Se estima que en la zona se detiene entre el 25% y el 50% de la población total de playero rojizo (Calidris canutus rufa) en su ruta migratoria, a los que se suman miles de ejemplares de playerito rabadilla blanca (Calidris fuscicollis), playerito blanco (Calidris alba), becasa de mar (Limosa haemastica), chorlito doble collar (Charadrius falklandicus). En la zona se ha registrado, a veces en varias ocasiones, ejemplares de más de una docena de especies acerca de las cuales existe algún grado de preocupación o amenazadas. Entre ellas se puede enumerar el flamenco austral (Phoenicopterus chilensis), el chorlito ceniciento (Pluvianellus socialis), la gaviota cangrejera (Larus atlanticus), el petrel gigante común (Macronectes giganteus), el albatros errante (Diomedea exulans), el albatros real (Diomedea epomophora), el albatros ceja negra (Thalassarche melanophris), el petrel barba blanca (Procellaria aequinoctialis) y la pardela oscura (Puffinus griseus). Los pingüinos patagónico (Spheniscus magellanicus), penacho amarillo (Eudyptes chrysocome) y frente dorada (Eudyptes chrysolophus) han sido identificados por lo menos una vez en el área protegida.[9] Además de las mencionadas, varias decenas de especies de aves actualmente no amenazadas, de varios órdenes y familias, fueron observadas en el área de la bahía de San Antonio, muchas de ellas, en las zonas de transición al ambiente de meseta.[10] AmenazasLas principales amenazas que pesan sobre el área protegida están relacionadas con las inconsistencias en la aplicación del plan de manejo y las carencias de recursos para la supervisión y control de las normativas vigentes. Esta situación potencia los riesgos derivados de la presencia humana, dado el número creciente de visitantes al balneario de Las Grutas que implica la circulación de vehículos, la presencia de perros, la alteración de dunas y acantilados para desarrollos inmobiliarios, etc., a los que se suma la contaminación bacteriana producto de los efluentes de la localidad de San Antonio Oeste.[8] En abril de 2015, varias organizaciones de la sociedad civil dedicadas a cuestiones ambientales alertaron sobre una nueva normativa municipal de ordenamiento territorial de carácter regresivo, ya que disminuye o anula varias limitaciones o restricciones establecidas oportunamente para la preservación de las condiciones del área protegida.[12] Referencias
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