Vía del primer motorLa vía del primer motor inmóvil (también conocida como argumento cosmológico) es un argumento filosófico a favor de la existencia de Dios. Esta postura tiene su origen y sus representantes principales en Aristóteles, Maimónides, san Alberto Magno y santo Tomás de Aquino. Este argumento se basa en las nociones aristotélicas del movimiento (acto y potencia) y en la imposibilidad de una regresión infinita, llegando así a la existencia un primer motor inmóvil que se identifica con Dios. Formulación de AristótelesMientras que, para Platón, era posible que un motor se moviera a sí mismo y esa era su definición, por ejemplo, de alma. Para Aristóteles, nada puede hacer esto y, sin embargo, todo movimiento necesita un motor. Por esto, es necesario que existan motores inmóviles, que muevan sin moverse, como las almas. Aristóteles supone entre 47 y 55 de estos motores inmóviles cosmológicos.[1][2] En particular, para Aristóteles, el mundo es eterno, ya que la ocurrencia de cambio necesita la preexistencia de cambio, pero la ciencia es el conocimiento de las causas y no sería posible que hubiera ciencia si no hubiera una finitud causal. Por eso, es necesario un motor inmóvil que sea primero.[1][3] Además, como es una sustancia inmaterial, no puede tener propiedades contingentes, ya que implicarían cierta potencialidad, así que se trata de un ser necesario.[1][3] Finalmente, esta sustancia no puede tener potencialidad, ya que, para que esta llegara a la actualidad, tendría que tener una causa anterior, así que es inmaterial y puramente formal. Asimismo, el modo en que ejerce su eficiencia no puede ser por contacto, así que lo tiene que ejercer como causa final, como acto puro e inmóvil que sea imitado por el movimiento etéreo y circular de los cuerpos celestes, que participen de este.[1][2] Formulación de Tomás de AquinoEsta sección es un extracto de Primer motor inmóvil § Tomás de Aquino.[editar] En su libro Summa Theologiae, Tomás de Aquino enseña lo que es conocido como Quinque viae, cinco argumentos racionales que él usa para probar la existencia de Dios. El primer argumento es la Vía del primer motor:[4] Santo Tomás indica que una cosa que requiere ser completada por otra, se dice que está en potencia con respecto a esa otra: la realización de la potencia se llama realidad. El universo se concibe como una serie de cosas dispuestas en un orden ascendente, o potencia y acto a la vez coronado y creado por Dios, quien solo es un acto puro (actus purus). Dios es inmutable porque el cambio significa pasar de la potencia a la acción, por lo que no tiene principio ni fin, ya que estos exigen un cambio. La materia y la forma son necesarias para comprender el cambio, porque el cambio requiere la unión de lo que se convierte y lo que se convierte. La materia es la primera y la segunda. Todas las cosas físicas están compuestas de materia y forma. La diferencia entre una cosa como forma o carácter y la existencia real de la misma se denota por los términos esencia y ser (o existencia). Es solo en Dios que no hay distinción entre los dos. Ambas parejas, materia y forma, esencia y ser, son casos especiales de potencia y acto. También son modos: los modos no agregan nada a la idea de ser, sino que son formas de hacer explícito lo que está implícito en él. La versión de este argumento en la Summa Theologica no está completo, ya que algunos ejemplos y premisas están suprimidas.[5] La presentación más completa de los argumentos cosmológicos de Aquino se encuentra en la Summa contra Gentiles. En ella declara que "si tanto el mundo como el movimiento tienen comienzo, es evidente que es necesario suponer alguna causa que produzca de nuevo al mundo y al movimiento". No obstante, Aquino aconseja que "la vía más eficaz para demostrar la existencia de Dios es la que parte de la suposición de la eternidad del mundo".[6]
Las pruebas de la Summa contra Gentiles y Summa Theologiae difieren en conclusión. La primera prueba concluye: "Por lo tanto, es necesario suponer que hay algún primer motor inmóvil [primum movens immobile]"; mientras que la segunda prueba concluye: "Por lo tanto, es necesario llegar a aquel primer motor al que nadie mueve (primum movens quod a nullo movetur)".[7] Otra versión más resumida del argumenta se encuentra en el Compendium theologiae, I, c. 3. En él Tomás concluye:
Estas vías no demuestran la existencia del Dios cristiano en sí, pero Tomás cree que es posible inferirlo tras reflexionar sobre la naturaleza de esta causa a partir de otros principios metafísicos plausibles. Tomás mostró su cercanía con el pensamiento clásico griego al defender la posibilidad de que el mundo fuera causado y eterno al mismo tiempo ya que "no hay ninguna repugnancia para la razón en el hecho de decir que algo es hecho por Dios y que siempre ha existido."[8] La tesis filosófica de la imposibilidad de un cadena infinita de eventos pasados no fue aceptada por Santo Tomás, quien sostuvo "que el mundo no ha existido siempre lo sabemos sólo por la fe y no puede ser demostrado con rigor" al igual que la Trinidad.[9][10] Versión silogísticaEl argumento de Aquino se han presentado posteriormente de diversar formas lógicas. Aquí se presentan algunas formulaciones silogísticas:
Formulación de Edward FeserEsta sección es un extracto de Argumento cosmológico § Edward Feser.[editar] Versiones modernas del argumento del primer motor inmóvil han sido formuladas por filósofos como Edward Feser. En Five Proofs for the Existence of God formula su "Prueba aristotélica", que consta de 49 premisas[12] y dos etapas (una primera que prueba la existencia de algo y que luego en la segunda etapa se muestra que posee atributos divinos). En la primera etapa, Feser argumenta siguiendo a Aristóteles que si el cambio es "la actualización de una potencia", luego, "las cosas tienen potencias que pueden actualizarse" y "ningún potencial puede actualizarse a menos que algo lo actualice (el principio de causalidad)". El cambio sólo puede comprenderse si se siguen series causales jerárquicas que no puede retroceder infinitamente, llegando hasta sus primeras causas.[13] Entonces:[12] Siguiendo a Feser, las series causales son jerárquicas y deben tener un primer miembro “que pueda actualizar su potencial de existir sin tener que actualizarse él mismo”.[13] Esto es Dios, el "Motor inmóvil" de Aristóteles, o, según Feser, el "actualizador no actualizado". Este actualizador es una mente "inmutable, eterna, inmaterial, incorpórea, perfecta, omnipotente, totalmente buena, inteligente y omnisciente". En él existen las "formas o patrones manifiestos en todas las cosas".[12] Por definición, si Dios nunca actúa, no pudo haber creado nada,[14] ni puede efectuar la salvación.[15] Entonces Dios es un agente y, por lo tanto, actúa[16] y tiene una voluntad.[17] Además, es un agente moral, actúa de acuerdo con principios morales (en oposición a los principios amorales.[18] Luego, Dios nos ama,[19] asegura justicia para nosotros[20] y realiza milagros para nosotros.[21] CríticasJohn Leslie Mackie criticó los argumentos de Aquino basados en la imposibilidad de una regresión infinita de las causas. La primera y segunda Vía de Aquino (Vía de la causa eficiente), dice Mackie citando a Anthony Kenny, "dependen demasiado de teorías físicas anticuadas para ser de mucho interés ahora", siendo la tercera Vía de la contingencia "más significativa".[22] Aunque para Scott MacDonald la primera vía de Aquino puede "liberarse de las trampas de la ciencia y la astrología antiguas y defenderse contra las críticas estrictamente filosóficas más comunes [...] no obstante, falla como prueba independiente de la existencia de Dios porque su validez depende de otra de las pruebas de Tomás de Aquino de la existencia de Dios", esta es la tercera vía.[7] Graham Oppy también ha ofrecido críticas de los argumentos en sus intercambios con Edward Feser y en su trabajo publicado.[23] Véase también
Referencias
Mackie, J. L. (1985). The Miracle of Theism - Arguments For and Against The Existence of God. Moraes, Renato José De (13 de diciembre de 2021). «ANTHONY KENNY'S CRITICISM OF AQUINAS' FIRST WAY AND THE OMNE QUOD MOVETUR AB ALIO MOVETUR PRINCIPLE». Manuscrito (en inglés) 44: 202-223. ISSN 0100-6045. doi:10.1590/0100-6045.2021.V44N4.RM. Consultado el 21 de febrero de 2023. |
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