Quíone (hija de Dedalión)![]() En la mitología griega, Quíone[1] (en griego Χιόνη, Chióne), también referida como Filónide,[2] era una hija de Dedalión que tuvo un amorío con Apolo y Hermes en un mismo día.[1][2][3] Se dice que de Dedalión, hijo del Lucífero, nació una hija, Quíone. Esta, dotadísima de hermosura y núbil a la edad de catorce años, era rondada por mil pretendientes. Febo, al regresar de Delfos, y Hermes, al hacerlo de Cilene, la vieron a la par y sintieron una ardiente lujuria. Apolo decidió esperar a que cayera la noche, pero Hermes no tuvo tanta paciencia. Mediante el uso de la magia, hizo que Quíone cayera en un profundo sueño y procedió a violarla. Esa misma noche, Apolo también la visitó disfrazado de anciana. Como resultado de estas dos visitas divinas, Quíone dio a luz gemelos. Por Hermes dio a luz a Autólico, que se convirtió en un famoso ladrón y charlatán. Por Apolo dio a luz a Filamón, un hombre famoso tanto por su voz como por su habilidad para tañer la lira. Las atenciones no de uno, sino de dos dioses llevaron a Quíone a presumir de que su belleza superaba incluso a la de Artemisa. Para vengar este desaire personal, por no hablar de la blasfemia, Artemisa mató a Quíone lanzándole una flecha que le atravesó la lengua. Su padre, Dedalión, se sintió abrumado por el dolor a pesar de los esfuerzos de su hermano Ceix por consolarlo. En el funeral de su hija, Dedalión intentó arrojarse a la pira tres veces, pero fue retenido. Tras un cuarto intento fallido, corrió a una velocidad imposible a través de los campos y los bosques, subió a la cima del monte Parnaso y saltó. Apolo, sin embargo, se apiadó del afligido padre y lo transformó en un azor[1] —o bien en el ave «dedalión», el gavilán—,[2] antes de que pudiera tocar el suelo.[1] Y ahora, el azor, para nadie lo bastante bueno, contra todas las aves se ensaña y por dolerse de otros se hace él causa de dolor.[1] Bibliografía
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