Joven mendigo

Joven mendigo
Año hacia 1650
Autor Bartolomé Esteban Murillo
Técnica Óleo sobre lienzo
Estilo Barroco
Tamaño 137 cm × 100 cm
Localización Museo del Louvre, París, Bandera de Francia Francia
País de origen España

Joven mendigo o Niño espulgándose es una obra de Bartolomé Esteban Murillo fechada entre 1645-1650. Se trata de un óleo sobre lienzo que mide 137 cm de alto por 115 de ancho. Se encuentra actualmente en el Museo del Louvre de París, Francia, donde se exhibe con el título de Le Jeune Mendiant. Fue adquirido en 1782 para las colecciones reales de Luis XVI.

El pintor sevillano Murillo es conocido ante todo por su pintura religiosa. Pero, como otros pintores barrocos españoles (José Ribera, Velázquez), también realizó obras realistas. Entre ellas, sobresalen sus escenas infantiles de mendigos y pilluelos[1]​ Se ha apuntado la posibilidad de que esta obra fuera un encargo de mercaderes extranjeros en Sevilla, dado el gusto flamenco por las obras de género que reflejan la vida cotidiana. Igualmente, se ha indicado la posibilidad de que se pintara por influencia de los franciscanos, para quienes Murillo solía trabajar.

La primera de estas representaciones de golfillos urbanos es este Joven mendigo despiojándose. Puede ser un mendigo o un pícaro como el Lazarillo de Tormes (1554) o algunos personajes de las Ejemplares de Cervantes (1613).[cita requerida]

Por todo acompañamiento, Murillo pinta un cántaro de barro y un cesto con manzanas. En el suelo, restos de camarones u otros crustáceos. Forman un bodegón por sí mismos. Gracias a ellos, demuestra su gran capacidad para pintar diferenciadamente materiales y texturas.

La escena está iluminada con un fuerte claroscuro propio de la época barroca, de influencia caravagiana. La luz proviene de la ventana que queda a la izquierda e incide plenamente en el cuerpo sentado del chico, dejando en penumbra el resto de la estancia.

La composición, típicamente barroca, está dominada por ejes diagonales.

En la gama cromática prevalecen los colores amarillentos y castaños, desde los más claros hasta los oscuros, casi negros.

Véase también

Referencias

  1. Aunque sus protagonistas son habitualmente niños mendigos o de familias humildes, pobremente vestidos e incluso harapientos, sus figuras transmiten siempre optimismo pues el pintor busca el momento feliz del juego o de la merienda a la que se entregan divertidos. La soledad y el aire de conmiseración con que retrató al Niño espulgándose del Museo del Louvre, que por su técnica y el tratamiento de la luz puede fecharse hacia 1650 o algo antes, desaparecerá en las obras posteriores, con fechas que van de 1665 a 1675. La comparación, propuesta ya por Diego Angulo, entre el Niño espulgándose del Louvre y otro cuadro de asunto semejante pero de fecha posterior, el que representa a una Abuela despiojando a su nieto, conservado en la Pinacoteca de Múnich, ilustra el cambio de actitud: las notas de tristeza y soledad han desaparecido por completo y lo que atrae al pintor es el espíritu infantil siempre dispuesto al juego, retratando al niño entretenido con un mendrugo de pan y distraído con el perrillo que juega entre sus piernas mientras la abuela se encarga de su higiene, trasladando quizá a la pintura el viejo refrán, «niño con piojos saludable y hermoso».64 Esa alegría infantil es la protagonista absoluta de otro lienzo de pequeño formato tratado con pincelada vivaz y abocetada conservado en la National Gallery de Londres, el llamado Niño riendo asomado a la ventana, sin otra anécdota que la simple sonrisa abierta del muchacho asomado a la ventana desde la que ve algo que a él le hace reír pero que a los espectadores del cuadro se les oculta.Murillo

Bibliografía

  • Cirlot, L. (dir.), Museo del Louvre II, Col. «Museos del Mundo», Tomo 4, Espasa, 2007. ISBN 978-84-674-3807-9, pág. 181
  • Pérez Sánchez, A.E., «Pintura española en la segunda mitad del siglo XVII: el pleno barroco. Madrid y Sevilla. La pintura barroca en Hispanoamérica», en Historia del arte, Anaya, 1986.