Tita Radilla
Tita Radilla o Tita Radilla Martínez (Atoyac de Álvarez, México, 6 de febrero de 1950) es una activista mexicana que ha luchado por la justicia para personas víctimas de desaparición forzada y sus familiares. Es vicepresidenta de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Víctimas de violaciones a los Derechos Humanos en México (AFADEM), Atoyac de Álvarez, Guerrero, que ante el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, ha denunciado, junto con la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, A.C. (CMDPDH), el caso de su padre Rosendo Radilla, un episodio jurídico de gran relevancia para la justicia en su país sobre la desaparición forzada. Gracias a su trabajo en defensa de los derechos humanos, ha recibido distintos reconocimientos. BiografíaTita, nacida el 6 de febrero de 1950, en Atoyac de Álvarez, Guerrero, es la quinta hija de 11 que nacieron del matrimonio de Victoria Martínez y Rosendo Radilla, cafeticultor, ganadero y dirigente campesino en este municipio. Se casó a los 19 años y sufrió el rechazo social, por ser hija de una persona desaparecida. Enviudó a los 34 años y con la responsabilidad de hacerse cargo de sus 5 hijos, se convirtió en modista.[1] Acompañada de sus hermanas y su hermano, a los 22 años de edad,[2] inició la búsqueda de su padre Rosendo Radilla, caso que también asumió el Comité Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos, de Rosario Ibarra de Piedra. Se involucra en la vida política poco después de votar por primera vez en 1988, para la elección presidencial, por el candidato Cuauhtémoc Cárdenas, del Partido de la Revolución Democrática, lo que la llevó a formar parte del Comité Ejecutivo Municipal de dicho partido en Atoyac, Guerrero, que la hizo regidora de 1993 a 1996. En 1991 fue nombrada, en su municipio, presidenta de la Asociación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos y Víctimas de Violaciones a Derechos Humanos (Afadem). Ha sido una luchadora social que junto con los familiares de las personas desaparecidas, ha encabezado diferentes movimientos como marchas, huelgas de hambre, denuncias y exigencias para que aparecieran. Su constante activismo la llevó a ser perseguida política por el gobernador guerrerense Rubén Figueroa Alcocer. La Procuraduría del estado expidió en su contra, en 1995, una orden de aprehensión por la toma del ayuntamiento de Atoyac en el mes de mayo de ese año. Y poco de un año después también fue hostigada por la masacre de Aguas Blancas, que la ligaba al Ejército Popular Revolucionario (EPR). En el año de 1996, como representante de la Afadem, Tita se presentó a la sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, Suiza, con el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias, para presentar casos de desaparecidos de la "guerra sucia" y abusos cometidos por el Ejército durante la persecución del EPR. En 1999 la Afadem presentó denuncias formales ante la PGR. La organización empezó con seis casos y después la Femospp acumuló 143 expedientes en una averiguación previa que fue remitida al fuero militar. En el 2001 y ante la falta de respuesta de las autoridades mexicanas para encontrar a su padre, Tita decide presentar su caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH), organismo que en noviembre de 2009 dictó sentencia condenatoria en contra del Estado mexicano, por la desaparición forzada de Rosendo Radilla Pacheco, así como por diversas violaciones a los derechos humanos cometidas en agravio de sus familiares.[2] Esta sentencia ha sido relevante para la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Tita Radilla se ha caracterizado por su labor en la visibilización de lo que han padecido cientos de familiares de desaparecidos en Atoyac de Álvarez, Guerrero, y en la constante defensa de los derechos humanos, por lo que la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal le otorgó en el 2011, el premio Ponciano Arriaga, y en el mes de noviembre de ese mismo año, en Londres, Inglaterra, la organización internacional de derechos humanos, Brigadas de Paz Internacional (PBI, por sus siglas en inglés), le entregó un reconocimiento por la defensa de los derechos humanos en México. A 44 años de aquellos sucesos, Tita Radilla señala que aún continúan estas prácticas de la llamada "guerra sucia"[3] en el municipio, y sin embargo, aún se tiene la esperanza de encontrar los restos de los desaparecidos. Referencias
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