- Pregunta: Tanguera está protagonizada por Giselle, tu personaje. ¿Cómo te acercaste a ella?- Mora Godoy: Giselle, la francesita, es un personaje que sostiene la historia junto a otros cuatro personajes, Gaudencio, que es el malo de la película, Lorenzo, que es el bueno, del que ella se enamora, el Rengo, que es la mano derecha de Gaudencio y la Madama, la que me entrega. Mi personaje es inocente, se ve sumergida en una terrible traición, humillada, y termina en un cabaret. Así que tiene todo un tránsito: desde su ilusión e inocencia, al principio, hasta llegar a ser prostituta con mucha resistencia y mucho odio. Y todos esos cambios me resultaron difíciles.
- Pregunta: ¿Te referís a la actuación?
- Mora Godoy: Claro, cómo llega, cómo se para, como camina esta mina. Como hice muchos años de clásico, en una de esas, la francesita estaba llorando, destruida, y yo entraba con la espalda armadita, toda perfecta. Todos esos detalles, desde la mirada hasta las emociones por las que pasa, los tuve que trabajar bastante, porque hay que dar cada uno de los distintos matices en el baile, y también en la actuación, que son muchos momentos del espectáculo.
- Pregunta: ¿Tanguera, el tango de Mariano Mores, aparece en el show?- Mora Godoy: Sí, es el leit motiv. Tenía que estar en este espectáculo que tiene un protagonismo muy importante de la mujer.
- Pregunta: ¿Hay una óptica tuya de la mujer y el tango en el show?- Mora Godoy: La mujer siempre tuvo un lugar protagónico en el tango. A partir de que una mujer se pone tacos altos, medias de red, un vestido llamativo y sensual, ella empieza a ser protagonista. Esta mirada se contrapone un poco al punto de vista machista del tango. Tanguera no potencia el rol de Giselle, simplemente es una historia de tres: de Giselle, de Lorenzo y de Gaudencio. Aunque la historia gira en torno a Giselle, lo que tratamos de mostrar es cómo, en el ambiente del tango y a través del tiempo, siempre se trató de una manera de relacionarse de las personas que no está alejada de la cotidianeidad, y que, en el tango, también se dan expresiones, emociones y relaciones que no se cierran solamente al universo machista. A las mujeres en el tango nos costó un poco ser nombradas o reconocidas más allá del escenario. Pero de a poco empezamos a tener una personalidad y una identidad propia y que pasemos a ser quienes elijamos a la pareja con la que queramos bailar.
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