Segismundo Pey OrdeixSegismundo Pey-Ordeix (1867-1935) fue un sacerdote, periodista y escritor español de tendencia integrista y posteriormente anticlerical. Fue también conocido por sus campañas contra el nacionalismo catalán.[1] BiografíaNacido en San Vicente de Torelló (Barcelona) en 1867, se educó en el seminario de Vich. Fue mayordomo del seminario de Osma y colaboró con el obispo Pedro M. Lagüera, conocido por su feroz antiliberalismo. Al morir Lagüera en 1892, se enfrentó con su sucesor, el obispo Victoriano Guisasola, por lo que hubo de abandonar su puesto[2] y fue capellán del Hospicio de Soria.[3] En un principio fue un sacerdote integrista, con gran predicamento entre los tradicionalistas. Fue colaborador de El Siglo Futuro, pero no por mucho tiempo, ya que este diario le parecía moderado. Según Francesc de Borja Moll, Pey Ordeix consideraba tarado de liberalismo a todo aquel que mostrase respeto y deferencia por las autoridades civiles o eclesiásticas.[4] En 1898 fundó el periódico integrista El Urbión,[5] desde el que acusó a los obispos españoles de enriquecerse mediante simonía y nepotismo.[6] Para el sacerdote José Domingo Corbató, en aquel momento partidario del carlismo, el exceso de celo de Pey Ordeix, que no iba acompañado de la humildad, podía llegar a apartarle de la Iglesia, como se habían apartado Arrio, Nestorio, Pelagio, Focio, Lutero, Hus y Jansenio, guiados por el mismo celo, orgullo y simulación.[7] Debido a su postura ante la jerarquía eclesiástica, tuvo una agria disputa con el jefe del Partido Integrista, Ramón Nocedal.[8] El 24 de febrero de 1900 el obispo de Barcelona José Morgades condenó su periódico El Urbión, ante lo cual Pey Ordeix apeló al Santo Oficio.[9] Como director de la Asociación Sacerdotal, en mayo publicó también un polémico escrito de protesta contra los actos del obispo Morgades en favor del incipiente nacionalismo catalán, firmado por otros sacerdotes y el mismo capitán general de Cataluña.[10] En agosto el Santo Oficio ratificó la condena de El Urbión.[9] El conflicto con sus superiores le volvió un furibundo anticlerical y especialmente antijesuita. En 1901 publicó un drama titulado Paternidad, atacando a la Compañía de Jesús, que fue estrenado en el Teatro Lírico de Barcelona. Fue muy aplaudido por una audiencia republicana y Pey Ordeix, en su traje de sacerdote, tuvo que presentarse varias veces en el palco escénico.[11] Junto con el sacerdote José Ferrándiz, se propuso la creación de una Iglesia nacional española, independiente del Vaticano, aunque manteniendo la doctrina católica y sin llegar a una separación total de Roma, idea que plasmó en una serie de artículos en El País.[12] En un alarde propio de la Edad Media, llegó a retar al obispo Casañas a dirimir por medio del juicio de Dios ciertas cuestiones doctrinales y de su conducta, comprometiéndose a entrar con el prelado en una hoguera encendida para apelar a la prueba del fuego y que se reconociese la razón del que saliese ileso de las llamas.[13] Aunque se retractó públicamente de sus errores a mediados de 1903,[14] su amigo José Ferrándiz dijo posteriormente que había firmado ese documento —que incluía frases humillantes para él— estando enfermo, «en el lecho del dolor, casi agonizante» y que, a pesar de ello, no había sido readmitido a su ministerio, por lo que tenía que vivir de limosnas.[15] Durante años colaboró con el periódico anticlerical El Motín.[16] Acabaría colgando los hábitos y contrayendo matrimonio civil con Manuela Casado, a quien había conocido en Soria.[17] La pareja tuvo tres hijos: Víctor, Raúl y Diana Pey, los tres exiliados en Chile con su madre tras la guerra civil española.[18][19] Escribió asimismo Miguel Servet, el sabio víctima de la Universidad, el santo víctima de las iglesias. Su vida, su conciencia, su proceso, su vindicación (1911). Después publicó su Historia crítica de San Ignacio de Loyola en varios volúmenes (1914), El padre Mir e Ignacio de Loyola (Madrid: Imprenta Libertad, 1913) y la novela sentimental y anticlerical Sor Sicalipsis que denuncia los métodos sectarios de algunas órdenes religiosas y de la que se hicieron dos ediciones, una en 1924 y otra en Barcelona en 1931. Miembro de la logia masónica Manuel Ruiz Zorrilla de Barcelona, adscrita al recién fundado Grande Oriente de España, figuró como primer firmante del manifiesto que la logia dirigió el 30 de septiembre de 1931 «A las Cortes Constituyentes» con sus propuestas para el tratamiento de la cuestión religiosa en la Constitución republicana, de un contenido radicalmente anticlerical.[20] Falleció en Barcelona en septiembre de 1935.[19] Obras
Referencias
Bibliografía
|