Robledillo de la Jara
Robledillo de la Jara es un municipio y localidad española del norte de la Comunidad de Madrid. El término tiene una población de 131 habitantes (INE 2024). Situado en el valle del Lozoya, en la comarca de la Sierra Norte, orográficamente se halla en las últimas estribaciones meridionales del macizo de Ayllón, entre el río Lozoya y su afluente El Riato. El término municipal incluye al despoblado de El Villar, que da nombre al embalse homónimo. ToponimiaParece ser que el nombre hace referencia a la gran cantidad de robles y jaras que, como principales especies autóctonas, poblaban los entornos del pueblo. Se cree que en principio era “Robledillo (o Robredillo)” sin más, y luego para diferenciarlo de otros Robledillos, se le añadió “de la Jara”. Es probable que este añadido surgiera en relación con el Quarto de la Xara de la Comunidad de Villa y Tierra de Buitrago, al que Robledillo perteneció. HistoriaNo se sabe de cuándo data la fundación del pueblo. Se da por cierto que la zona fue repoblada a raíz de su conquista por Alfonso VI de Castilla en 1083, en cuyos siguientes siglos se consolidaron muchas poblaciones por la vertiente meridional de Somosierra, Robledillo entre ellas; pero faltan noticias que aclaren si aquello fue una fundación real o una transformación de otros núcleos preexistentes, pues en 1096, un privilegio del Rey facultaba a Buitrago para "repoblar los núcleos existentes en su jurisdicción y crear otros nuevos". O sea que ya existían núcleos, pero no se sabe cuáles. En todo caso, Robledillo fue una de las 32 poblaciones que, a partir de entonces, integraron la Comunidad de Villa y Tierra de Buitrago, formando una sola unidad jurisdiccional con la Villa de Buitrago como cabecera. Esta unidad jurisdiccional constituyó el origen del Señorío de Buitrago, que en el siglo XIV pasó a la Casa de los Mendoza, uno de cuyos miembros, Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, menciona a Robledillo en una de sus Serranillas diciendo: “Madrugando en Robledillo/ por yr buscar un venado,/ fallé luego al Colladillo/ caça, de que fui pagado./ Al pie de aquessa montaña,/ la que dizen de Verçossa,/ vi guardar muy grant cabaña/ de vacas moça fermosa”. Ese “Colladillo” al que se refiere Íñigo López de Mendoza hace pensar en el paraje de Los Colladillos Cimeros de Robledillo; la “grant montaña”, en Peña Portillo a cuyo pie se halla Berzosa; y la “cabaña de vacas”, en la vacada de Berzosa, guardada por turno a días como se vino haciendo hasta avanzado el siglo XX. De todo ello faltan datos que lo atestigüen. Los Mendoza, que en 1475 recibieron el título de duques del Infantado, ostentaron la titularidad del Señorío de Buitrago hasta la abolición de este régimen en el siglo XIX. Durante su vigencia, Robledillo estuvo adscrito al Cuarto de la Jara, junto con Cervera, Berzosa, Serrada y Paredes, y todo el Señorío perteneció a Guadalajara hasta el nuevo diseño provincial de 1833, que incluyó a Robledillo y la mayor parte de los demás núcleos de dicho señorío en la provincia de Madrid. En 1612, el concejo de Robledillo compró, por 12 000 reales, al vecino de Buitrago Juan de Orozco las posesiones que este tenía en el término de El Villar, ya despoblado, las cuales confinaban con heredades de vecinos de Robledillo, por lo que a partir de entonces quedó en poder del concejo y vecinos de este pueblo todo el territorio de El Villar. Para el pago de la compra, el municipio vendió 1500 pies de encinas de su dehesa de Casasola y un molino que poseía en el término de El Atazar. La localidad aparece descrita en el decimotercer volumen del Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar de Pascual Madoz de la siguiente manera:-
En 1847 se produjo la anexión del municipio de El Atazar al de Robledillo, cuya vigencia duró hasta 1928. Y en 1977, a punto estuvieron de fusionarse Robledillo, Berzosa y La Puebla en una sola entidad municipal, “con denominación de Valle del Villar y capitalidad en el núcleo de población de Robledillo de la Jara”, según consta en el Real Decreto del Ministerio de la Gobernación que aprobó el proyecto; pero, finalmente, no hubo acuerdo. GeografíaUbicaciónLimita, al norte con Berzosa del Lozoya; al sur con Cervera de Buitrago; al este con Puebla de la Sierra y El Atazar, y al oeste con Manjirón, este incluido hoy en el municipio de Puentes Viejas. La divisoria de Berzosa es bastante irregular, pues no sigue en general alineación geográfica alguna, y algo parecido ocurre con la de Cervera; la de El Atazar también es artificial, pero describe una línea menos tortuosa. Las de Puebla de la Sierra y Manjirón, en cambio, son completamente naturales coincidiendo con los cauces de los ríos Riato y Lozoya respectivamente. Con automóvil se llega desde Madrid tomando la N-1 hasta llegar al kilómetro 60, a la altura de La Cabrera (Madrid), donde se toma la carretera M-127 en cuyo kilómetro 20 se encuentra Robledillo de la Jara. En lo relativo a autobuses, la línea interurbana 191D conecta el municipio con Buitrago del Lozoya. La línea 199A une de forma circular Montejo, Mangirón y Buitrago. Casco urbanoEn Robledillo el poblamiento es de tipo concentrado, sin apenas espacios verdes entre los edificios. Hasta muy avanzado el siglo XX, las edificaciones estrictamente agropecuarias se reducían a encerraderos de ganado menor, o sea de ovejas y cabras, en la zona cimera del pueblo, prácticamente todas entre la actual calle de Jesús del Valle y las eras. En el núcleo restante se situaban las viviendas, que en muchos casos no tenían corral y su interior incluía cuadra de las mulas, gallinero, palomar, bodega, trojes, etc.; y en otros, con corral incorporado, era en este donde se adosaban otras construcciones agropecuarias anejas, como pajares, establos para vacas y caballerías, cortes de los cerdos y casillos para almacenar el heno. Muy pocas eran las edificaciones destinadas exclusivamente a viviendas. Los árboles, ausentes del casco urbano, circunvalaban el pueblo, pues en todo su entorno, excepto las eras, había una hermosa olmeda que, aniquilada por la grafiosis en las últimas décadas del siglo XX, se ha suplido luego con la plantación de otras especies. La situación del pueblo es muy ventajosa, pues se halla: en suelos poco productivos, tal vez para no desperdiciar recursos agrícolas; sobre firmes micaesquistos en los que se cimentaban directamente las casas; con unos entornos (“a vuelta casa”, en lenguaje local) bastante fértiles, donde tener próximos los cultivos; con algún síntoma de acuíferos en las vaguadas de alrededor, buscando la cercanía del agua; y en una despejada y alta pendiente con amplias panorámicas, que incluyen la sierra de la Cabrera, los montes Carpetanos y Peñalara. No está, en cambio, en un lugar resguardado, sino elevado y orientado a poniente, lo que le hace soportar rigurosas asperezas climáticas. Esta condición se ha procurado atenuar orientando hacia el mediodía las fachadas y puertas principales, tanto de las viviendas como de los encerraderos de ganados. Orografía e hidrografíaEl término municipal se halla atravesado de norte a sur por un cordal montañoso, conocido por los lugareños como El Cerro, que lo divide en tres vertientes hidrográficas: una orientada a poniente, la más extensa, cuya compleja red de corrientes hídricas acaba en dos únicos arroyos, el de Valdemazos y el del Villar, que afluyen al río Lozoya, el primero dentro del embalse de El Villar y el segundo en el embalse de El Atazar; otra vertiente se orienta hacia levante y da aguas al río Riato a través de una sucesión de cerrillos y pequeños vallejos, casi todos paralelos entre sí y perpendiculares al cerro, al conjunto de los cuales se le ha venido llamando precisamente Los Vallejos; y la tercera vertiente, mucho más reducida, orientada al sur, también da aguas al Lozoya pero a través del término municipal de Cervera. Los principales arroyos de esta última son el de Valdehierro y Vallejo del Saz. El paraje más elevado del término municipal de Robledillo es el de los Colladillos Cimeros (1246 m sobre el nivel del mar), junto al término de Berzosa; y el de menor nivel, el Llano Bajero junto al término de Cervera y el río Lozoya, que apenas sobrepasa los 800 m. El casco urbano se halla a unos 1025 m, tomando como referencia el centro del pueblo y según datos del Instituto Geográfico Nacional. DemografíaCuenta con una población de 131 habitantes (INE 2024).
En 1920, Robledillo y su anejo de entonces, El Atazar, sumaban 427 habitantes; en 1935, ya sin su anejo, eran 254 (122 mujeres y 132 varones) y todavía en la década de 1950 vivían en el pueblo unas 60 familias, equivalentes a más de 200 personas. Es hacia 1960 cuando gran parte de sus vecinos deciden irse a vivir a otros lugares y dejan el pueblo con los ancianos y pocos más, de manera que en 1991 el censo queda reducido a 57 personas. En los años siguientes se recupera un poco y, por fin, alcanza los 103 habitantes en 2014. Pero estos altibajos de los últimos tiempos no deben de haber sido los que históricamente han caracterizado a Robledillo, donde la evolución demográfica de los siglos precedentes parece bastante regular oscilando entre los 60 y 80 vecinos (familias), excepto una brusca disminución en el siglo XVII, probablemente por efecto o influencia de la peste bubónica de 1599. En el Padrón de Moneda forera de 1554, el pueblo figura con 85 vecinos, reducidos a 43 en 1656, y a 37 en 1670. En el Catastro de Ensenada (1751) se contabilizan 72 casas y 68 vecinos; las Descripciones de Lorenzana (1782) los cifra en 60; en el Censo de Floridablanca (1786) figuran 244 habitantes, 104 de los cuales son menores de 16 años; casi un siglo después, en 1877, la población ascendía a 277 almas (429, con su anejo El Atazar); y a mediados del siglo XIX, en el Diccionario de Pascual Madoz, Robledillo figura con "55 á 60 casas, inclusa la de ayuntamiento" y "32 vecinos, 192 almas".[3] Pero esto último parece erróneo, pues con 192 almas y 32 vecinos saldría la poco probable cifra de seis personas por vecino o familia.[cita requerida] Con 20,35 km² de superficie y 99 habitantes (INE 2016), su densidad de población es de 4,86 hab./km². Por número de habitantes resulta el décimo más pequeño de la Comunidad de Madrid, y por superficie, el trigésimo cuarto menos extenso. EconomíaDurante los últimos siglos, al menos, en Robledillo se ha vivido de la agricultura y ganadería. Otras ocupaciones derivadas de ellas (como herrería y molienda) y servicios (como abacería y barbería) originaban muy pocos empleos. Las principales especies cultivadas eran trigo y centeno, ambos por el sistema de año y vez, o sea, un año de siembra y al siguiente de barbecho. Sistema de año y vez que ha llegado a nuestros días (mediados del siglo XX), pero que en siglos precedentes incluía una tercera añada para pastos, como consta en el Catastro de Ensenada (1751). El centeno se sembraba en las tierras de inferior calidad. Al desaparecer la mancomunidad de pastos de las tierras de Buitrago en el siglo XIX, aumentó la extensión de su cultivo en detrimento de la ganadería. Hasta entonces gran parte de los montes eran comunes y no se podían roturar. El trigo era de excelente calidad, pues, aunque gran parte de los suelos del término son pobres, también los hay fértiles y, además, muy soleados donde el cereal grana y madura bien. Se cuenta que en pasados siglos los agricultores de otras zonas acudían a Robledillo en busca de trigo para emplear buena semilla en la sementera. Sin embargo, la buena calidad del trigo no bastaba para sacar a la población de una agricultura de subsistencia, dada la insuficiencia de tierras para todos los vecinos. Pocos de éstos eran los que cosechaban algún excedente. Tampoco las desamortizaciones del siglo XIX hicieron aumentar su producción, porque entre los bienes de manos muertas adquiridos por vecinos de Robledillo casi no había tierras de cultivo, sino de pastos, y, además, hubo casos (como el de la Dehesa de Arriba) en que eran las mismas que dichos vecinos venían explotando; ni excedentaria era la producción de patatas, tomates y otras hortalizas en los pocos, y diminutos, huertos disponibles. Cierto que en la añada de barbecho se utilizaban algunas de las mejores tierras de junto a los arroyos para cultivar en secano tomates, melones y sandías, todo ello de gran calidad pero muy limitado rendimiento. Y también faltaban mejoras en las técnicas de cultivo, pues hasta mediados del siglo XX la más rentable en Robledillo fue el arado romano. Otro cultivo era el de la vid, de mucha raigambre histórica en antiguas tierras de El Villar, que producía vino para autoconsumo. En el Catastro de Ensenada (1751) se le calcula una producción de 192 arrobas (= 3072 litros) por cosecha. La filoxera en el siglo XX acabó con todas las plantaciones. Los ganados caprino y ovino sí que originaban algún excedente de carne y lana, mientras los vacunos y mulares contribuían a las faenas de carga y tiro. En todo caso, la extinción de la mancomunidad de pastos de Buitrago en el siglo XIX afectó a la ganadería de Robledillo: por una parte, supuso una reducción del número de vacas a favor de las caballerías, dada la mayor aptitud de éstas para labrar las nuevas y escabrosas tierras cultivables; y por otra, hizo que el pastoreo se limitara estrictamente al término de Robledillo, sin que las posteriores desamortizaciones resolvieran gran cosa, pues hubo compras, como las dehesas de Casasola (1862) y de Arriba (1877), que procedentes de los propios del pueblo, sólo sirvieron para que los vecinos las siguieran explotando prácticamente como antes de su adquisición. Por el Catastro de Ensenada conocemos la cantidad de ganados de Robledillo a mediados del siglo XVIII (transcripción actualizada): “Las especies y número de ganados que hay en este pueblo y se mantienen con los pastos del término de la Villa y Tierra de Buitrago son: 2300 cabezas de ganado lanar churro; 1150 de cabrío; 170 de vacuno, y de éstas las 120 de labor, y las 50 de cerril; 68 jumentos y pollinos, 125 puercos grandes y chicos; y 6 o 7 yeguas, mulas y potros"; también, 160 colmenas. Y en 1943, según documentos municipales, en Robledillo había: 50 mulas, 78 vacas, 5 caballos, 7 asnos, 2943 cabezas de ovejas y cabras, 72 cerdos sacrificados (8218 kg), 437 gallinas (incluidos gallos y pollos) y 173 colmenas. Todo ello bajo los efectos de una reciente Guerra Civil. En cuanto al carboneo, poca repercusión debió de tener en Robledillo, pues se limitaba al producido por las dehesas. A este respecto, el Catastro de Ensenada nos dice que la Dehesa de Abajo se corta de 20 en 20 años por precio de 2.000 reales; y la de Arriba, de 25 en 25 años por precio de 700 reales. La construcción de la presa del Villar entre 1869 y 1882 contribuyó, mientras duraron los trabajos, a la prosperidad de la zona, siendo pocas, y yermas, las tierras de Robledillo que el embalse anegó. Pero quedaron sumergidos el Molino de Melones, propiedad de vecinos de Robledillo, y el histórico puente del Villar, aunque la sumersión de este no originó perjuicio en las comunicaciones, ya que su paso fue sustituido por el de la coronación de la presa. Las actividades económicas en este municipio hoy día, al igual que en la mayoría de los pueblos de Sierra Norte (Madrid), son escasas. Se da a muy pequeña escala el sector primario y, con cierto incremento de su presencia en los últimos años, las actividades terciarias. El éxodo rural, iniciado en la década de los años 1960, supuso el abandono casi total de las actividades agrarias en el municipio, lo que ha limitado la presencia de este sector a un gran número de huertas y cultivos estivales de reducida extensión alrededor del núcleo urbano, con poca incidencia en el medio natural pero de gran valor productivo, pues los tomates sonrosados de Robledillo están adquiriendo cierto renombre por su extraordinaria calidad. Por otro lado, todavía existe una explotación de ganado vacuno, distribuida por todo el término municipal, y un reducido rebaño de ovejas. En los últimos años se ha incrementado el número de colmenas, dada la gran variedad de flores y arbustos que hay en el municipio, actividad que está en declive en la Sierra Norte; también últimamente han aumentado las explotaciones avícolas, diseminadas por el núcleo urbano, que estaban casi desaparecidas en Robledillo. A excepción de la explotación ganadera, todas las actividades relacionadas con el sector primario se dedican al "autoconsumo" de los propietarios que las poseen. El sector terciario está representado por dos bares-restaurante: la "Taberna-Museo Etnográfico" y la "Posada de Robledillo", ambos propiedad del Ayuntamiento, y 6 alojamientos rurales, que satisfacen la demanda turística. Por último, el pueblo dispone de una residencia de la Tercera Edad, la cual es concertada y cuenta con 12 plazas internas, un centro de día y un comedor social para los jubilados empadronados en el municipio. VegetaciónLa especie vegetal predominante en Robledillo es la jara común, omnipresente en todo su término municipal, seguida del romero, también abundante y siempre entremezclado con la jara, pero con menos protagonismo que ella, pues por donde coexisten ambos no se dice que hay romerales, sino jarales. De la gran cantidad de robles que otrora dicen que tenía Robledillo, no quedan hoy sino los de sus dehesas de Arriba (o Prado Concejo) y de Abajo (o Dehesa Boyal) y otros pocos más, aunque robustos, en los cerramientos de los diversos prados que salpican el término. Sólo hay encinas en los terrenos gnéisicos de las proximidades del río Lozoya, por donde también crecen algunas retamas, cornicabras, arces de Montpellier y saúcos; los helechos son exclusivos del río Riato y arroyos de su vertiente, siempre junto a los cauces; en ambas dehesas y en los bordes de los prados hay endrinos y majuelos; y por cualquier zona del término, gran variedad de tomillos entre los que destacan el salsero y el cantueso. También, bastantes torviscos y muy pocos brezos. La falta de ganados en las últimas décadas ha propiciado, junto a los arroyos, regatos y vaguadas, una exuberante vegetación de ribera integrada principalmente por salgueras, chopos, fresnos, alisos, espinos, escaramujos, zarzas y juncos. En la década de 1960 se repobló de pinos la mayor parte de la vertiente del río Riato, y mucho antes, a principios del siglo XX, se había repoblado la zona contigua al embalse del Villar, formando parte del pinar de Casasola. Lugares de interés
Fiestas y tradiciones
Asociación cultural "La Jara"Fundada hace varias décadas, es la única asociación cultural del municipio y cuenta con casi un centenar de socios, de todas las edades. Se ocupa de organizar los Carnavales (Vaquilla, Concurso de Disfraces, Entierro de la Sardina...) y demás eventos culturales y de ocio, como excursiones, fiestas, comidas en la Casa de la Cultura, etc. Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
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