PreadolescenciaLa preadolescencia es período de desarrollo del ser humano que abarca el pase de la infancia a la adolescencia.[1] Se extiende, dependiendo de las distintas interpretaciones y del sexo y el desarrollo psicológico y sexual de cada individuo, entre los 9 y los 12 años de edad.[2][3][4] En la preadolescencia, el niño experimenta cambios biológicos y sociales, así como transformaciones cognitivas que le van a permitir enfrentarse a las tareas intelectuales propias de un adulto. El comienzo de este período está caracterizado por el desarrollo físico, mientras que lo que caracteriza su final es la aparición del pensamiento formal.[5] IntroducciónEn estos años, el ritmo de crecimiento disminuye, se sigue creciendo pero más lentamente. El cuerpo en la preadolescencia ya no es como en la niñez, pero tampoco llega a desarrollarse como en la adolescencia.[6]
En la preadolescencia, el niño puede ocultar sus pensamientos ante los mayores[cita requerida], en ocasiones manifestando agresividad y pasión en la defensa de sus intereses. Confía más en sus amigos que en los adultos[cita requerida]. En su comportamiento predominan las contradicciones, puesto que, por un lado, mantiene conductas infantiles, mientras que por el otro, comienza a dar indicios de independencia que llegarán a realizarse en la adolescencia. Psicología del desarrolloEl preadolescente tiene una visión diferente del niño en forma significativa:
Separación de los padresEs en esta etapa del desarrollo donde se inicia la identificación con el grupo de pares. Comienzan a desligarse poco a poco de sus progenitores para comenzar a experimentar la sensación de pertenecía a un grupo. Ahora, las personas externas a la familia van a tener mayor influencia en la formación de la personalidad del individuo. La separación de los progenitores trae consigo conflictos entre el preadolescente y las figuras de autoridad. Los sentimientos de amistad producen una gran satisfacción y amplían el campo de actuación social, provocando seguridad en sí mismo. Éstos conceden una gran importancia a percibirse y a ser visto como un individuo socialmente integrado por lo que busca, y que acepta voluntariamente su pertenencia a un grupo. Por otro lado, la falta de amistad o el fracaso en lograr un grupo social, provoca sentimientos de inseguridad e inestabilidad social, lo que afecta la autoestima.[7] Desarrollo emocional en preadolescentesLos niños que atraviesan la preadolescencia aprenden a regular sus emociones, observando las actuaciones de sus propios progenitores o adultos de su entorno inmediato. Por ésto, cuando los progenitores y los docentes adquieren competencias emocionales apropiadas, están en condiciones de contribuir a un mejor desarrollo de las competencias emocionales en sus descendientes y su alumnado. La madurez emocional de los niños se forma a medida que los progenitores les enseñen y practiquen con ellos, considerando aspectos tales como expresar sus sentimientos, evitar los juegos de poder, ser sinceros, comprender temores y dudas, enseñarles a defenderse emocionalmente y ser pacientes.[8] Debido a la socialización patriarcal[cita requerida], las chicas suelen ser más vulnerables a experimentar y expresar síntomas emocionales frente a las condiciones de adversidad familiar que los varones. Esta vulnerabilidad contribuye a que en la adolescencia las mujeres tiendan a reaccionar a eventos estresantes con estados afectivos negativos. Se encuentra mayor evidencia de dicha vulnerabilidad en la adolescencia debido a que hay una mayor cantidad de estresores a los que deben enfrentarse. Entre los factores que influencian en la mayor vulnerabilidad de las preadolescentes se encuentran el interés por sus relaciones interpersonales, mayor empatía con el sufrimiento de los demás, tendencia a la metacognición y a enfocarse a en sí mismos como estilo de afrontamiento. Además, tienen una autoestima frágil y dependiente de la imagen corporal.[9] Insatisfacción corporalSe ha observado una vinculación entre los cambios psicológicos y físicos durante la preadolescencia y la imagen negativa del cuerpo, las conductas alimentarias no saludables, dieta e insatisfacción corporal. Las conductas de este tipo pueden tener como consecuencias el retraso en el crecimiento, la pubertad tardía, fatiga, problemas gastrointestinales, deficiencias nutricionales, lesiones óseas y trastornos de la conducta alimentaria.[cita requerida] Las principales variables que tienen relación en el desarrollo de la insatisfacción corporal son los factores socioculturales como la familia, principalmente la percepción que tienen los niños; preadolescentes de las actitudes y comportamientos relacionados con el peso y, la alimentación de los miembros de su familia; los pares dando relevancia a las burlas y críticas relacionadas con el peso y la apariencia que pueden favorecer la insatisfacción corporal y los medios de comunicación que establecen las normas de apariencia.[10] Véase tambiénReferencias
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