Piratería anglo-turcaSe conoce como piratería anglo-turca o piratería anglo-berberisca (del inglés: Anglo-Turkish piracy o Anglo-Barbary piracy) a la colaboración establecida entre piratas berberiscos y piratas ingleses para atacar a los barcos católicos durante el siglo XVII[1][2][3] que navegaban por todo el mar Mediterráneo, aunque actuaban también en el litoral atlántico de África Occidental, y en el Atlántico Norte, llegando incluso al sur de Inglaterra, Irlanda e Islandia. Además de apresar barcos y apropiarse de sus mercancías, la otra faceta lucrativa de su actividad era el asalto a pueblos costeros europeos, especialmente del Levante español y el sur italiano, donde se capturaba a sus pobladores cristianos que luego eran vendidos como esclavos en los mercados norteafricanos, en Argelia y Marruecos. Colaboración anglo-turcaLos protestantes y los musulmanes, turcos y bereberes, más precisamente, piratas berberiscos, colaboraron durante ese período contra su enemigo común, la Europa católica.[2][4] Esta colaboración tiene que ser vista en el contexto de las guerras de religión y la continua batalla mortal entre el protestantismo y el catolicismo.[2] En ese momento, España, Portugal y Francia, que estaban aplicando políticas anti-protestantes, fueron el objetivo de esa colaboración anglo-musulmana.[2] También parece que los piratas ingleses, que había estado activos contra España hasta 1604, cuando se firmó la paz con Inglaterra, se inclinaban todavía por continuar la lucha y las depredaciones, aunque bajo la protección de un estado diferente, para vergüenza de la Corona inglesa.[4][5] La piratería en las filas de los piratas musulmanes de Berbería fue también una manera de encontrar un empleo, después que el rey Jacobo I de Inglaterra proclamase formalmente el fin del corso en junio de 1603. Además, abandonar Inglaterra así como su fe, era a menudo un camino hacia el éxito financiero, ya que se podría hacer fortuna atacando barcos cristianos.[6] Hacia 1610, la riqueza de los piratas renegados ingleses había llegado a ser tan famosa como para ser objeto de obras de teatro, y el rey ofreció el perdón real para aquellos que deseasen regresar.[6] No solo los corsarios ingleses participaron a esta colaboración, si no también los neerlandeses, que compartían los mismos objetivos.[2] Los barcos católicos eran atacados y los detenidos llevados a Argel u otros lugares de la costa de Berbería para ser vendidos como esclavos.[2] El número de estos piratas ingleses fue significativo.[4] Jack Ward,[4] Henry Mainwaring,[4] Robert Walsingham y Peter Easton estaban entre esos piratas ingleses al servicio de los deys —título de los gobernantes de Argelia y Trípoli— de la costa de Berbería. Algunos de los piratas neerlandeses más famosos fueron Zymen Danseker, Salomo de Veenboer y Jan Janszoon.[2] Algunos de ellos, como Ward y Danseker, eran renegados que habían adoptado el islam.[2][4] Mainwaring atacaba a los españoles preferentemente, y afirmaba que evitaba los barcos ingleses, pero parecen haber atacado buques de todas las nacionalidades.[4] Walsingham fue conocido por haber liberado a cautivos turcos de galeras cristianas, y haber vendido cautivos cristianos en el mercado de esclavos de África del Norte.[2] Janszoon llevó a cabo largas incursiones, como los secuestros turcos en Islandia para vender sus esclavos en la costa de Berbería.[7] Más allá del compartido antagonismo religioso hacia el catolicismo, los estados de Berbería probablemente ofreciesen ventajas económicas, así como la movilidad social a los piratas protestantes, ya que los estados de Berbería eran un ambiente muy cosmopolita en ese momento.[8] Una carta contemporánea afirma:
Reacciones católicasFrancia, que tenía una tradición de alianzas con el Imperio otomano formuló una protesta formal ante el sultán otomano en 1607, quejándose de que a los piratas ingleses y neerlandeses se les permitiera utilizar los puertos del norte de África como base para atacar a sus navíos.[2] Para Francia, esto era una clara conspiración contra el catolicismo, descrita en ese momento como turco-calvinismo.[2] Con el fin de frenar estas acciones, España formuló una declaración en contra de la piratería y el corso en 1615.[4] Inglaterra probablemente se mantuvo ambivalente acerca de esta suerte de colaboración pirata, cuando atacó Argel en 1621 con el fin de liberar a los cautivos cristianos.[2] En 1629, Luis XIII atacó Salé para liberar a 420 cautivos franceses.[8] Luis XIV bombardeó también más tarde Argel en represalias.[8] Las órdenes religiosas católicas, especialmente los trinitarios y los lazaristas de san Vicente de Paul, él mismo un ex esclavo, las donaciones acumuladas al rescate y liberar a los esclavos cristianos.[8] Se estima que los misioneros liberaron unos 1.200 esclavos hasta la muerte de san Vicente de Paúl en 1660, por un total de 1.200.000 libras.[8] Véase también
Notas
Referencias
Enlaces externos
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