PastorelaLa pastorela es una forma musical de origen pastoril de ritmo sencillo y alegre. Como composición poética,[nota 1] tuvo especial desarrollo entre los trovadores provenzales en Occitania , Cataluña y Galicia.[1] En Latinoamérica sin embargo se desarrolló a partir del siglo XVI como un género dramático religioso, similar a los autos de Navidad, arraigando especialmente en México. La palabra proviene de la voz francesa «pastourelle».[2] Pastorelas trovadorescasEn Occitania, Cataluña y Galicia, las pastorelas relatan el encuentro en el campo de un caballero con una pastora, a la cual intenta seducir.[3] Se trata de una composición dialogada, en la que se describe con tonos unas veces moralizantes y otras picarescos una situación inventada por el trovador, pero en muchas ocasiones en localizaciones geográficas identificables. El diálogo suele mostrar las formas de habla respectivas de la aristocracia y de los villanos. El tratamiento que se hace de la figura de la pastora es muy respetuoso, y a menudo ella muestra mayor ingenio que el caballero a la hora de resolver la situación comprometida en que se encuentra. En el desenlace más habitual, la pastora rechaza al caballero mediante su ingenio o, más a menudo, con ayuda familiar. Otras veces el desenlace queda abierto y es menos claro.[nota 2] Lista de pastorelasSe conservan 25 pastorelas escritas en occitano:
Pastorelas mexicanasComo género dramático religioso, la "pastorela", también llamada en Latinoamérica "posada", tuvo su origen en los autos sacramentales llevados al Nuevo Mundo por los misioneros franciscanos aprovechando algunos aspectos de la dramaturgia de la cultura Náhuatl y otros pueblos indígenas americanos. A lo largo de cuatro siglos, la expansión geográfica y cultural de las pastorelas ha desarrollado un rico tapiz regional.[4] Entre las más antiguas pastorelas en el México colonial se menciona La Comedia de los Reyes, representada en 1527 en el atrio de la que luego sería Catedral de Cuernavaca; y entre las más famosas, La pastorela de Tepotzotlán, escrita por Jaime Saldivar y Miguel Sabido en 1963, que se pone en escena cada año en la hostería del convento de Tepotzotlán. Como muchas otras tradiciones populares fueron recogidas por el Teatro Campesino incluyendo en sus dramatizaciones aspectos sociales y políticos. Otras fuentes proponen entre las más rancias representaciones la "pastorela de Zapotlán", donde todavía se relata en lengua indígena la primera batalla entre San Miguel y Lucifer; y la "pastorela del Altillo" en la Ciudad de México.[5][6] ArgumentoAlternativamente relatan, en un tono festivo y participativo, las peripecias que viven, la Virgen María y San José en su camino a Belén por un lado, y por otro las luchas dialécticas entre los pastores y los demonios que representando los siete pecados capitales, les acosan con trampas, obstáculos y tentaciones para hacerlos desistir. Otras veces es el arcángel san Miguel quien libra batalla con Lucifer, parodiando una vez más la confrontación entre el bien y el mal, y con un final feliz. Antonio Caño describió los sencillos personajes de la farsa así:[7] "...un Lucifer sagaz y divertido, un arcángel bien intencionado pero estúpido, y unos pastores perezosos y hambrientos, dispuestos a caer en las tentaciones carnales que les ofrecen..." Una pastorela mexicanaEnseguida imágenes de la pastorela de 2019 de San Juan Achiutla, Oaxaca, México, donde se pierde en la memoria de los más viejos desde cuando se representa, lo que dicen es que sus padres y abuelos a su vez mencionaban que cuando ellos eran niños, la pastorela ya se representaba, por lo que su origen se desvanece en el lejano pasado. El hecho es que año con año, cada 24 de diciembre se realiza la representación pastoril del nacimiento de Jesucristo, con la participación de campesinos-actores voluntarios y patrocinio de los padrinos de la Pastorela, una de las familias del pequeño pueblo entre las montañas que para ello se ofrecen. Debe mencionarse que no existe ni ha existido ningún apoyo gubernamental o de alguna organización cultural para realizar esta celebración, debiéndose únicamente a la persistencia y voluntad de los achiutlecos en conservar su tradicional y devota puesta en escena.
Referencias
Notas
Enlaces externos
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