Pátina (pintura)![]() Pátina, en su definición académica, es el "tono sentado y suave" que adquieren las pinturas al óleo como consecuencia de su proceso de envejecimiento.[1] Esa concepción se vincula a una concepción tradicional de la pintura, que parecía exigir la utilización de barnices en su acabado, homogeneizando y amortiguando los colores, tanto por razones de conservación como estéticas, previendo, entre otras cuestiones, la degeneración de ciertos pigmentos.[2] La definición se extiende a otras técnicas pictóricas y a "otros objetos antiguos"; incluso a un "carácter indefinible que con el tiempo adquieren ciertas cosas", vinculado a la admiración por el arte del pasado; que justifica incluso la búsqueda artificial de ese aspecto.[3] La conveniencia o no de retirar la pátina es una de las cuestiones más delicadas en la conservación y restauración, habiendo partidarios de una actitud más conservadora o de "limpiezas" radicales. Entre los primeros está Paul Philippot, quien, en uno de los textos clásicos de esta rama del saber (La noción de pátina y la limpieza de las pinturas),[4] concibe la pátina como "algo consustancial a la historicidad de la obra" desaconsejando su eliminación excepto en "casos extremos".[5] Leopoldo Alas "Clarín" ridiculiza la utilización pedante del término en un pasaje de La Regenta: ![]()
Notas
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