OréadesEn la mitología griega las oréades, oríades u oréadas (en griego Ὀρειάς, Oreiás; en latín Oreas), también conocidas como orestíades (Όρεστιάδες, Orestiádes), son las ninfas de las montañas. El nombre es una derivación femenina de ὄρος, óros, «montaña». El vocablo ὀρει-άς , άδος también hace referencia a lo relativo a las montañas o montes. El término «oréade» es una invención poética helenística citado por primera vez en el Epitafio de Adonis de Bión de Esmirna.[1] Los textos clásicos las refieren simplemente como «ninfas»[2] o bien «diosas de las montañas».[3] Fuentes mitográficasHesíodo las menciona en su cosmogonía: «Y después [Gea] parió a las enormes Montañas (Oὔρεα), frescos retiros de las divinas ninfas que habitan en los boscosos montes».[2] Estrabón dice que de Hecatero (o Doro) y de una hija de Foroneo nacieron cinco hijas «de las que a su vez nacieron las ninfas, diosas de los montes, y también la raza de los sátiros ineptos, nulos para el trabajo, y además los curetes, dioses juguetones, danzarines».[3] Aristófanes las cita tres veces. La primera vez dice que: «El invierno paso en ahuecadas cavernas y comparto los juegos de las ninfas del monte».[4] Y después: «Ninfas que vagáis por las montañas».[5] Por último: «Suplico también al pastoril Hermes y a Pan y a las queridas ninfas que sonrían benevolentes con nuestras danzas regocijados».[6] Nono de Panópolis las menciona ya como oréades. «Y el mar subió tanto que las nereidas se convirtieron en oríades».[7] «Y las ninfas de largas túnicas, las oréades, ninfas de los montes, de ánimo viril, acudían en tropel, enfervorecidas junto a los guerreros de bello tirso».[8] «Se había unido de nuevo al grupo de las ninfas de los montes».[9] Virgilio también las cita. «Bajo un filo de rocas en el costado opuesto se abre un antro. Allí dentro hay veneros de agua dulce y escaños prestos en la roca viva. Allí moran las ninfas».[10] «Lo mismo que Diana [Artemisa], que a orillas del Eurotas o a lo largo de las cumbres del Cinto, va guiando la danza de sus coros —la siguen mil oréades apiñadas a izquierda y a derecha—, alla al hombro la aljaba camina y a su paso se destaca sobre todas las diosas».[11] Ovidio es el autor que más veces las menciona. «De este modo se burló Narciso de esta ninfa [Eco], y de otras nacidas de las aguas o de las montañas».[12] «Con frecuencia abandonaban sus zarzas las ninfas del [monte] Tmolo».[13] «Veneran su divinidad las ninfas y las mujeres migdonias».[14] «Lo lloraron los rústicos faunos, deidades de las selvas, y sus hermanos sátiros, y el Olimpo, que aún en aquel trance veneraba, lo lloraron las ninfas y todo el que en aquellas montañas apacentó lanígeros rebaños y cornudas manadas».[15] «Asintiendo con sus leves cañas, el mediocabrío Pan ahora posee, mas que poseyeron en cierto tiempo las ninfas. A ellas un pastor ápulo, de aquella región ahuyentándolas, las aterró y primero con un súbito susto las conmovió, luego, cuando en sí volvieron y despreciaron a su perseguidor, al compás moviendo sus pies trazaron unas danzas».[16] Catálogo de oréadesMuchas de las ninfas entendidas como oréades a menudo son comprendidas de manera implícita, no explícita. Son asociadas a ciertos montes o referidas de la manera colectiva, como ninfas de ciertos montes. Por ejemplo, Pitis fue una oréada acosada por Pan.[17] En cuanto a los Panes, los que había engendrado Hermes, tras unirse en oculto amor con dos ninfas gemelas. Por un lado, en el lecho de Sose, la agreste adivina, engendró un hijo inspirado con facultades adivinatorias, Agreo, que se adiestraba con habilidad en la caza de bestias salvajes. Por otro lado estaba Nomio, amado por los rebaños, que se afanaba en hacer sonar la pastoril siringe, al cual engendró cuando se introdujo en el lecho de la montaraz Penélope.[18]
Referencias
Enlaces externos
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