Monumento a la Raza (Medellín)
El Monumento a la Raza, también conocido como el Monumento a la Raza Antioqueña, es una escultura y monumento que se ubica en la ciudad de Medellín, en Antioquia, Colombia.[1][2] Fue diseñado por el escultor colombiano Rodrigo Arenas Betancourt (1919-1995) y está construido a base de concreto y bronce. Se localiza en la plaza principal del Centro Administrativo La Alpujarra y se inauguró el 31 de mayo de 1988. El monumento destaca una estructura de concreto con forma de luna y en ella hay múltiples esculturas de bronce que simbolizan la cultura de Antioquia. Una urna que contiene los restos de Arenas se colocó en 2016. Historia y construcciónEl 4 de septiembre de 1975, el Gobierno de Medellín aprobó la construcción de un monumento que simbolizara a La Raza.[3] Se eligió a Rodrigo Arenas Betancourt para diseñarlo y el decidió representar a la cultura y habitantes de Antioquia.[1] La base está hecha de concreto y yeso. Fue inaugurado el 31 de mayo de 1988, con la bendición del obispo cardinal Alfonso López Trujillo.[4][5] Durante la inauguración, Arenas dijo: Durante la 203° conmemoración de la Independencia de Antioquia en agosto de 2016, se honró la memoria de Arenas y una parte de sus restos se colocó en una urna junto al monumento.[4] EstadoEl monumento está expuesto a múltiple contaminantes, incluyendo contaminación, musgo y palomas y sus heces.[6] El daño es visible a simple vista. En agosto de 2016, el entonces gobernador de Antioquia, Luis Pérez Gutiérrez, anunció una restauración, pero aún no se realizaba una hacia abril de 2018.[4] Descripción e interpretaciónEl Monumento a la Raza tiene una altura de 38 metros y un peso de 900 toneladas.[1][4] El Museo Universitario de Artes Digitales describió al monumento como escultura torcida marrón que apunta al cielo. Según el museo, simboliza la cultura de Antioquia, así como su agricultura, religión, y solidaridad. El museo interpretó el trabajo como un método para exponer la juventud de Arenas en las granjas colombianas del estado.[6] Andrés Carvajal López de la Universidad EAFIT dijo que retrata la historia de las personas que salieron del barro en el fondo e intentaron llegar a la cima intentando lograr la divinidad en el cenit.[1] María Elena Quintero, poeta y viuda de Arenas, comentó:
RecepciónSarah Woods describió al monumento como un trabajo "potente y robusto" que representa a las "fuerzas del bien y el mal".[7] Referencias
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