Lowell Lee Andrews
Lowell Lee Andrews (21 de septiembre de 1940 – 30 de noviembre de 1962) fue un estudiante de segundo año de la Universidad de Kansas condenado por asesinar a sus padres y a su hermana el 28 de noviembre de 1958, crimen por el que fue ejecutado cuatro años más tarde. AntecedentesAndrews, un joven estudiante de zoología que tocaba el fagot en la banda escolar, era descrito por el periódico de su ciudad natal como el “chico más agradable de Wolcott”.[1] Mientras tanto, el joven de 18 años soñaba con envenenar a toda su familia y viajar a Chicago para convertirse en un gánster y asesino a sueldo profesional. Andrews y su hermana, Jennie Marie, fueron a casa para celebrar el Día de Acción de Gracias, en noviembre de 1958. Jennie Marie miraba la televisión junto a sus padres, mientras que Andrews estaba arriba, en su alcoba, leyendo Los Hermanos Karamazov. Apenas terminó de leer la novela, Andrews se afeitó, se puso un traje y bajó las escaleras con un rifle calibre .22 y un revólver. Al entrar a la habitación en donde se encontraban sus padres y su hermana, Andrews encendió la luz y abrió fuego con su rifle. A su hermana, de 20 años, le disparó entre los ojos, para después dispararle a su padre, de 50 años y a su madre, de 42. Su madre balbuceó e intentó acercársele, pero Andrews le disparó tres veces más hasta quitarle la vida. Su padre quiso arrastrarse hacia la cocina, pero fue detenido por los múltiples disparos de revólver. En total, Andrews le disparó 17 veces. Tras abrir la ventana, intentando que el crimen pareciera un robo, Andrews abandonó la casa y condujo hacia Lawrence, un pueblo cercano. Condujo hasta su apartamento para establecer una coartada, alegando que había tenido que recoger su máquina de escribir para redactar un ensayo y fue después al cine Granada, donde vio Mardi Gras (1958), protagonizada por Pat Boone. Cuando la película terminó, condujo hasta el río Kansas, desmontó las armas y las arrojó al río desde el puente de la calle Massachusetts. Luego regresó a casa y llamó a la policía para informar sobre el robo en la casa familiar. Cuando la policía llegó, notaron que Andrews parecía despreocupado por la muerte de su familia, esperándoles en el porche jugando con su perro. Al ser interrogado, Andrews argumentó su inocencia, hasta que el pastor Vertio C. Dameron, un ministro bautista que conocía a la familia, lo convenció de confesar.[2] Sentencia y ejecuciónAndrews se declaró inocente por demencia, pero fue declarado culpable y sentenciado a muerte. Su solicitud de clemencia al gobernador de Kansas, John Anderson Jr. fue denegada.[3] Su última comida fueron dos pollos fritos con puré de papa, guisantes y pastel de manzana con helado. A pesar de las nuevas apelaciones, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos mantuvo la condena y el Estado de Kansas ejecutó a Andrews en la horca el 30 de noviembre de 1962, a la edad de 22 años. Andrews se negó a pronunciar últimas palabras. Su corazón tardó 19 minutos en dejar de latir. Andrews estuvo en el pabellón de la muerte de la Correccional Lansing al mismo tiempo que Richard Hickock y Perry Smith, autores del asesinato de la familia Clutter y protagonistas de A Sangre Fría, novela escrita por Truman Capote en 1965. En dicha novela, Capote recoge el testimonio de Richard Hickock, quien declaró que Andrews dedicó las tardes previas a su ejecución a fumar puros, beber Coca Cola y escribir poemas. Andrews le comentó a Hickock que uno de sus tíos le había comprado un ataúd para enterrarlo en Misuri, junto a su hermana y sus padres. La tarde en que fue conducido a la horca, el joven le entregó a Hickock un pequeño papel en donde escribió el siguiente fragmento:
En las últimas páginas de A Sangre Fría, Hickock, en voz de Capote, declara lo siguiente sobre Andrews:
Referencias
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