Le chemin de fer (Alkan)Le chemin de fer (en francés “el ferrocarril” o “la vía férrea”), Op. 27, es un estudio programático para piano compuesto por Charles-Valentin Alkan en 1844,[1] frecuentemente citado como la primera representación musical de un ferrocarril.[2][3] Es una composición creada a manera de perpetuum mobile en un tempo extremadamente rápido (marcado como Vivacissimamente con 112 notas blancas por minuto), en la tonalidad de re menor,[3] la cual se interpreta aproximadamente en cinco minutos.[4] ComposiciónLa composición está marcada con vivacissimamente (muy viva, de vivace),[5] 112 blancas por minuto. El primer tema en semicorcheas está acompañado por un ostinato bajo repetitivo en corcheas, que ilustra la fugaz locomotora de vapor.[3] El segundo es una melodía más ligera en el modo mayor submediante, en si bemol mayor, el cual comprende solo semicorcheas, que representan el feliz viaje de los pasajeros.[6] El único respiro del torrente llega en la coda, en la que las duraciones de las notas se alargan y la pieza llega a su fin, representando el tren que llega a una estación.[4] La longitud de la pieza, en la impresión (506 compases), no la ejecución (5 minutos), es humorísticamente referida como la descripción de un viaje muy largo.[7] RecepciónLa crítica más recurrente del estudio menosprecia su carácter programático banal,[3] y ha sido clasificado muy pobremente en comparación con otras composiciones de Alkan.[8] Un escritor lo califica como “divertido”, pero sin innovaciones técnicas.[9] Aunque Alkan exigió una estricta adhesión al metrónomo, un análisis del tempo extremo mostró que es casi imposible tocarlo a la velocidad correcta y que a ese tempo las notas se vuelven imposibles de distinguir.[6] Una edición publicada coincide con esta afirmación, sugiriendo que las indicaciones metronómicas de Alkan no necesitan tomarse demasiado literalmente,[7] y la mayoría de los análisis están de acuerdo, uno proponiendo incluso que existe un error de impresión y se debe tocar a la mitad de velocidad (112 negras por minuto).[10] La exactitud histórica de la pieza también ha sido cuestionada, ya que se compuso en 1844, un período en la historia del ferrocarril en el que los trenes rara vez viajaban a más de 30 km/h (19 mph).[6] A pesar de estas calificaciones, su alegre melodía se ha celebrado como un precursor de la obra orquestal de Arthur Honegger, Pacific 231, que también representa una locomotora.[10] Grabaciones
Referencias
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