La mujer desnuda (novela)
La mujer desnuda es la primera novela de la escritora uruguaya Armonía Somers, publicada por primera vez en 1950 en la revista Clima.[1] La obra posee elementos de la estética del surrealismo y su trama sigue la historia de una mujer llamada Rebeca Linke que se decapita a sí misma y empieza a caminar desnuda por un pequeño poblado, en el que despierta la lujuria intensa de sus habitantes.[2][3] Entre las temáticas de la obra, que fue inspirada por un sueño,[2] se encuentra la sexualidad, el erotismo, la crítica al fundamentalismo moral y la búsqueda de la identidad.[4][1] Debido a su abordaje del erotismo y a la caracterización de su protagonista, la obra produjo escándalo al momento de su publicación.[5] Fue además la primera obra de la literatura uruguaya en incluir una representación de homosexualidad femenina.[6] ArgumentoEl día de su cumpleaños número treinta, Rebeca Linke deja su hogar y se marcha en tren rumbo al campo. Al llegar a una cabaña decide cortarse a sí misma la cabeza,[7] pero antes de desangrarse se la vuelve a colocar en su lugar, lo que le permite renacer como una mujer libre. Luego decide internarse desnuda en un bosque y posteriormente deambular en un pueblo lleno de prejuicios, donde su presencia seduce a los hombres y le acarrea el desprecio de las mujeres.[2][3] La lujuria que despierta en todos resulta tan intensa, que pronto los lleva a perder el control sobre sus actos y sumirse en el caos.[5] PublicaciónLa mujer desnuda fue la primera obra publicada por la autora y la primera en que utilizó el seudónimo de Armonía Somers,[n. 1][9] que empleó para proteger su carrera como docente.[2] La novela apareció en 1950 en el número 2-3 de la revista Clima, publicación de reducida circulación, sin proporcionar detalles de la autora más allá del seudónimo. Debido a su temática, la obra provocó polémica en el Montevideo de la época, lo que se sumó a las especulaciones sobre el misterio tras la autoría de la obra.[9] El hecho de que la novela abordara la sexualidad y el deseo de forma directa llevó a que varios intelectuales dudaran de que la autora fuera una mujer,[3] y que barajaran la posibilidad de que en realidad hubiese sido escrita por un grupo de autores vanguardistas,[8] o por un hombre homosexual que disfrazaba su deseo detrás de un seudónimo femenino.[3] Sobre el escándalo que produjo su aparición en la sociedad de la década de 1950, Somers afirmó años más tarde:[2]
Tras ganarse el entusiasmo de los poetas Carlos Brandy y José Carlos Álvarez,[9] Somers publicó una segunda edición de la obra al año siguiente.[2] Sin embargo, esta edición fue comprada casi en su totalidad por la Biblioteca Nacional de Uruguay y luego repartida a otros países, por lo que la obra continuó siendo en general desconocida para el público local.[9] Años después, Somers reescribió varias secciones del texto original,[2] que la editorial Tauro incluyó en una edición publicada en 1967, la primera en alcanzar gran circulación.[9] Esta versión de la novela es considerada la definitiva.[2] RecepciónLa académica Ana María Rodríguez, en un artículo de la Revista Iberoamericana, se refirió de forma positiva a la obra y la calificó como vanguardista y de «piedra fundacional de la literatura de Somers». Entre los aspectos que destacó se encuentra la búsqueda de la identidad propia y la combinación de aspectos realistas con dimensiones fantásticas e imaginarias.[9] La poeta Gabriela Borrell, por su lado, ubicó a Rebeca Linke entre personajes de la literatura universal como Ana Karenina o Nora Helmer, al afirmar que las tres representan «paradigmas de un momento social», específicamente la «extrañeza rioplatense» en el caso de Linke.[1] El tratamiento erótico de la novela fue elogiado por el escritor y periodista Juan Pablo Bertazza, quien remarcó que lo más logrado del libro era cómo el erotismo nacía del lenguaje mismo empleado por la autora y no de las acciones descritas.[10] La versión en inglés de la novela, traducida por Kit Maude y publicada en 2018, también fue bien recibida. La reseña de la revista Kirkus Reviews encomió la obra, en particular sus «hermosos» símiles, y la calificó como un «clásico revivido deliciosamente brutal» que «plantea preguntas aún relevantes hoy en día».[11] El carácter atemporal de la historia también fue destacado por la revista Publishers Weekly, que adicionalmente se refirió a ella como «una experiencia surrealista y apasionante».[7] La escritora y crítica Lily Meyer, en un artículo escrito para la NPR, alabó en gran medida la novela y comparó su surrealismo con una pintura de Salvador Dalí. Meyer resaltó además el feminismo de la trama y el lenguaje «libre y fantástico» de Somers.[12] Sobre los cambios introducidos por Somers en la edición de 1967, la académica Graciela Franco afirmó que la versión definitiva era «muy superior a la del 50» y que «las diferencias son realmente importantes». De acuerdo a Franco, entre los cambios más importantes, la versión de 1967 reduce el papel del amante y aumenta el misterio alrededor de la protagonista, además de presentarla «triunfante».[2] NotasReferencias
|
Portal di Ensiklopedia Dunia