Javier Delgado Echeverría
Javier Delgado Echeverría (Zaragoza, 11 de octubre de 1953 - Zaragoza, 6 de septiembre de 2019) fue un bibliotecario y escritor español.[1] BiografíaEstudió en el Instituto Goya y en la Universidad, en cuya facultad de Letras sería bibliotecario a partir de 1980. Comprometido desde muy joven con la organización de la vida cultural en Aragón, participó en actividades teatrales, estuvo muy vinculado a los hermanos Mariano y Javier Anós y a Pilar Laveaga del Teatro de la Ribera, de la que formó parte. La curiosidad y las ganas de aprender y de saber caracterizaron su personalidad.[2][3] Fue un adolescente muy inquieto, enamorado de la poesía, un activista político incansable y uno de los integrantes más jóvenes de la revista-periódico Andalán, fundada en 1972 por Eloy Fernández Clemente y José Antonio Labordeta y clausurada en 1987. Fue uno de los fundadores de las revistas A viva voz y Poesía en el campus.[4] Su evolución, su antifranquismo, su sentido crítico y su pasión por transformar la sociedad le condujeron a participar en revistas literarias y en ser uno de los miembros más activos de Poesía en el campus, y en militar en el Partido Comunista desde 1970 hasta mediados los años 90. Fue un amigo entrañable de su líder Vicente Cazcarra y siempre sintió un inmenso cariño por José Antonio Labordeta: en 1987 firmaron un libro de conversaciones muy sugerentes ‘Recuerdo de Miguel Labordeta’ (DPZ, 1987); ese género de conversaciones siempre le atrajo, porque la atrapaban por igual el periodismo y la historia y la política: colaboró con Manuel Gil en el volumen ‘Recuerdo rojo sobre fondo azul: luchas obreras en Zaragoza 1940-1975’ (1995).[5] La enfermedad le llevó a dejar su puesto de bibliotecario en la facultad. Antes había trabajado de librero en Pórtico, con José Alcrudo y su familia. Le interesaban muchas cosas: el misticismo, la filosofía, el pensamiento oriental, la obra de muchas mujeres (fue un gran amigo de Esther Tusquets, su editora en Lumen, y muy cómplice de Clara Janés y su obra), el ajedrez, etc.[6] Fue un gran defensor de la naturaleza y un apasionado del parque. En el año 2000, el Parque Grande fue el escenario de Jardines infinitos, donde reflejaba su fascinación por los jardines, de la flora; un lugar que defendió años más tarde para que el rastro no se trasladara junto a él durante la reforma de La Romareda. ObraNarrativa
Arte
Biografías
Naturaleza
Obras en colaboración
Enlaces externos
Referencias
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