Irene Miguel-Aliaga
Irene Miguel Aliaga (Barcelona, 1973)[1] es un investigadora especialista en biología del desarrollo española residente en Inglaterra profesora de Genética y Fisiología en el Imperial College de Londres.[2] Investiga la plasticidad de los órganos adultos y por qué ciertos órganos cambian de forma en respuesta a los cambios ambientales.[3] Fue elegida Miembro de la Royal Society en 2022 convirtiéndose junto a Carola García de Vinuesa en las primeras científicas de origen español que entran en la Royal Society de Londres.[1] BiografíaMiguel-Aliaga creció en Barcelona estudió bioquímica en la Universidad Autónoma de Barcelona y se doctoró en genética en la Universidad de Oxford,[4] supervisada por Kay Davies en modelos invertebrados de enfermedades humanas. Posteriormente se trasladó a Estados Unidos para realizar una investigación posdoctoral, incorporándose al laboratorio de Stefan Thor en la Universidad de Harvard y más tarde a la Universidad de Linköping en Suecia donde caracterizó las neuronas de Drosophila. Recibió una beca Marie Skłodowska-Curie Actions y se unió a Alex Gould en el Instituto Nacional de Investigación Médica, donde estudió la especificación de las neuronas productoras de insulina que inervan el intestino.[5] Regresó a Londres y en 2008, Miguel-Aliaga inició su carrera investigadora independiente en la Universidad de Cambridge. Fue nombrada becaria de desarrollo profesional de Wellcome Trust y finalmente se incorporó al Imperial College London.[5] En Imperial, Miguel-Aliaga se desempeña como profesora de Genética y Fisiología.[5] Investigación genéticaMiguel-Aliaga se interesó por el desarrollo de las neuronas y el sistema nervioso, la diversificación neuronal y las neuronas del intestino.[1] "Hay 500 millones de neuronas en el intestino -señala- se trata de ver cómo el intestino nos controla la fisiología, el metabolismo, el comportamiento”.[1] Investiga la plasticidad de los órganos humanos y, en particular, cómo los cambios ambientales afectan a los órganos adultos completamente desarrollados.[6] Para comprender estos procesos, hace uso del tracto gastrointestinal,[7] ya que permite estudiar cómo un órgano detecta señales de su entorno interno y externo.[6] Para comprender mejor el significado funcional de varios órganos comparó el epitelio intestinal de hombres y mujeres. Identificó que los diferentes sexos biológicos demuestran diferentes comunicaciones cerebro-intestino, particularmente durante la producción y la formación de tumores.[8] Como parte de este trabajo, su grupo identificó las vías de comunicación que existen entre el tracto gastrointestinal y otros órganos. Ha seguido utilizando el organismo modelo de la mosca Drosophila, ya que comparte más del 60% de sus genes con los humanos.[8] Premios y reconocimientos
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Referencias
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