Instituto de la Mujer que Trabaja
El Instituto de la Mujer que Trabaja (en catalán: Institut de la Dona que Treballa) fue una entidad de obra social fundada en marzo del año 1921 por la “Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros” (actual CaixaBank) bajo la presidencia de Francisco Moragas Barret a partir del Monte Pío de Santa Madrona. HistoriaLos inicios del Instituto de la Mujer que Trabaja se remontan a la creación, en 1901, del "Montepío de Santa Madrona", bajo el patrocinio del Obispo José Morgades y con la colaboración de destacadas personalidades del ámbito sociocultural del país.[1]Esta entidad tenía su ubicación en el Palau Meca, sede ahora del Museo Picasso de Barcelona, en la calle Montcada de Barcelona.[2] En 1919, ante una crisis de recursos, pidieron ayuda a la Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros, que en 1921 los incorporó definitivamente a su obra social con el nombre de Instituto de la Mujer que Trabaja. Así, cambió su sede a la Vía Layetana n.º 48 de Barcelona, estableciendo delegaciones en otras ciudades como Gerona, Igualada, Villafranca del Panadés o Ibiza.[3]En 1929, Josefa Cammany de Pinel asumió su presidencia.[4] Durante la Segunda República, se incorpora a la Generalidad, y se reconvierte en institución laica, pero respetando la libertad de conciencia religiosa de sus asociadas,[5] y manteniendo la financiación de CaixaBank.[4] Tras la guerra civil, recuperará el nombre de Instituto de Santa Madrona, lo que supondrá también su disolución, para adecuarse así a las normas del nuevo régimen, que sólo reconocía una asociación femenina: la Sección de la Falange.[6] OrganizaciónEl principal objetivo del Instituto era "proporcionar ventajas de orden moral y material a las mujeres que vivían de su trabajo o eran de familias proletarias, proporcionándoles protección económica y social". [7] Para el desarrollo de esta función estaba constituida por una serie de secciones y servicios, entre los que destacan los Socorros Mutuos, los Dispensarios y Clínicas, la Obra Maternal, la Escuela de Enfermeras Sociales y las Casas de Familia. Muchas de estas secciones ya se hallaban constituidas en sus orígenes como Montepío. [8] Destacaron la Escuela Universitaria de Enfermería Santa Madrona y la Clínica de Santa Madrona El Socorro mutuo se realizaba mediante el pago de una cuota determinada previamente, que daba derecho, en caso de enfermedad, a percibir un subsidio de acuerdo con la cuota señalada. Además, se incluía la visita domiciliaria médica y, si era necesario, el uso de los dispensarios y clínicas. [7] En el caso de la Obra maternal, el pago de la cuota por parte de las afiliadas incluía la asistencia gratuita en los dispensarios de obstetricia y puericultura, la asistencia domiciliaria y el acogimiento en la clínica maternal,[8] y el pago de un subsidio durante ocho semanas consecutivas.[9]Los servicios detallados en los dispensarios y clínicas requerían de un cuerpo de enfermeras, contratadas por el propio instituto a través de la Escuela de Enfermeras Sociales. Por último, en las Casas de Familia se proporcionaba, por un precio módico, residencia, manutención, cultura y esparcimiento a las obreras que viviendo de su trabajo no tenían una familia con la que vivir. [7] A comienzos de los años 80, la Institución ya había comenzando a integrarse en la Fundación "La Caixa", cediendo esta parte de sus activos al ayuntamiento.[10] Referencias
Enlaces externos
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