Industria argentina, la fábrica es para los que trabajan
SinopsisLos trabajadores de una fábrica metalúrgica que cierra se organizan como una cooperativa para mantener en funcionamiento la compañía abandonada por sus dueños. Reparto
ComentariosEl crítico de Ámbito Financiero Paraná Sendrós opina que un punto a favor en el filme es que la trama no recurre a ninguna aparición providencial, sino que los obreros se salvan por su propio esfuerzo, con la sola orientación de un abogado y la lúcida comprensión de un juez en lo civil y comercial. El punto en contra es que no plantea de modo verosímil tanto las razones del dueño como las de sus empleados, buscando un entendimiento, sino que el dueño es presentado monolíticamente como mala persona, estafador, prepotente, etc., siempre acompañado por un chófer guardaespaldas. Y como una mala persona no basta, ahí está también la síndico prepotente, enemiga de los obreros, papel que Soledad Silveyra encarna con entusiasmo de sainete y peinado ventarrón y el crítico concluye: “Carlos Portaluppi, Cutuli, Daniel Valenzuela, Luis Margani, son bien creíbles como trabajadores, y muchas situaciones que interpretan se hacen más que reconocibles y sensibles para el público hacia el cual la obra va orientada: el de las propias fábricas recuperadas, que además, en nombre de sus luchas y sentimientos, puede pasar por alto alegremente algunas limitaciones evidentes de escenografía, puesta en escena y presupuesto (por empezar, faltan extras). Lástima que de esa forma, el discurso convence solo a los convencidos.[1] La crónica de La Nación a cargo de Adolfo C. Martínez dice que:
Notas
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