HeredadUna heredad (del latín hereditas, "acción y efecto de heredar", "herencia"), en la Edad Media, era una unidad de tierras y parcelas que forman la explotación agrícola que cultivaba una familia de campesinos.[1] La heredad comprendía la vivienda familiar así como los graneros, almacenes, corrales, huertos, tierras de labranza y derechos de uso comunal. El trabajo en la heredad se hacía independientemente de que fueran los campesinos propietarios o no de la misma. Los campesinos castellanos de los siglos IX y X cultivaban y transmitían sus heredades por herencia,[2] lo que hacía que las parcelas fueran cada vez más pequeñas y rara vez agrupadas. Los bienes de la nobleza castellana por lo general no eran feudos (prestimonios) sino heredades. Sus señoríos tampoco solían ser feudos.[3] Los señores reforzaron su poder señorial con la prohibición de que las heredades pasaran de una forma señorial a otra, o mediante un sistema que obligaba al campesino que quería vender sus tierras a otro podría hacerse siempre que las relaciones de dependencia con el señor fuesen las mismas.[4] Posteriormente, el solar como elemento nuclear que determina la dependencia señorial, es decir la constitución de los campesinos como solariegos irá sustituyendo a la heredad castellana.[1] Véase tambiénReferencias
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