GuarijíosLos guarijíos son un grupo étnico indígena con identidad, territorio, lengua y tradiciones propias, perteneciente a la familia de etnias taracahitas, dividida entre los estados de Sonora y Chihuahua, tanto en el extremo oriental y sur del estado de Sonora, al oeste de Ciudad Obregón,[1] como al oeste de estado de Chihuahua en el noroeste de México. Su nombre proviene del término en idioma guarijío que significa "la gente del monte". Son reconocidos como una de las etnias más antiguas de la región y han logrado preservar gran parte de su cultura y tradiciones a lo largo de los años, nombrados también como Varohíos o Makurawe. El idioma guarijío pertenece a la familia de lenguas yutoaztecas, específicamente a la rama de Lenguas taracahitas, aunque en la actualidad el español se ha vuelto más prominente entre los guarijíos, todavía se habla y enseña el idioma en algunas comunidades. En cuanto a su cultura, los guarijíos son conocidos por su conexión profunda con la naturaleza y su estilo de vida tradicional centrado en la caza, la pesca y la recolección. Las tradiciones y rituales indígenas siguen siendo importantes en su forma de vida, y la música y danza también desempeñan un papel importante en su expresión cultural. A pesar de los desafíos que enfrentan, como la presión del desarrollo y la pérdida de sus tierras tradicionales, los guarijíos continúan luchando por preservar su identidad y mantener viva su cultura. Referencias históricasLas primeras referencias datan de la evangelización de la región por los misioneros jesuitas españoles hacia 1620, los cuales iniciaron el contacto con los chínipas, gradualmente atrayendo también a los ‘‘guarijíos’’.[2] La cultura guarijía aparece siempre en relación con la de los Tarahumaras y Cahítas (Taracahítas), etnias cuyos elementos constantemente se perciben en su cultura, tradiciones y modos de vivir, donde también son perceptibles ciertas influencias de los Mayos.[2] Los guarijíos tenían 200 años de agricultura. Son pocos los restos arqueológicos que han sido localizados en la región (que los pocos que hay, se desconoce su origen y el de sus antepasados). Existen algunas pinturas rupestres, mismas que los “Makurawe” atribuyen al tiempo en que los antepasados vivían en algunas cuevas, como La Mesa del Matapaco[3]entre Tepar y Cocopiro. De épocas más recientes son pinturas como El Cura.[2] Por sus elementos lingüísticos se les ha caracterizado como descendientes de los Mogollón, pero aún hoy 2012, las investigaciones no permiten extraer conclusiones definitivas de tal filiación.[2] CosmogoníaLa cosmovisión guarijía se compone de mitos y creencias que se derivan, en su mayoría de las culturas Tarahumara y Mayo. En su tradición oral destacan algunos cantos como el de la "Tugurada". Una de sus leyendas narra que una pareja de gigantes se comía a los niños, así que para deshacerse de ellos, los invitaron a comer, les dieron chilicotes (Erythrina flabelliformis), y así murieron. La leyenda de la wajura del Río Mayo relata que una gran serpiente formaba un remolino en el río y jalaba a la gente hasta el fondo; se pidió ayuda a los maynates (cantores), quienes lucharon contra la serpiente y la vencieron. Su religión combina elementos prehispánicos con católicos.[4] Rebelión de 1632En 1632 se inició una rebelión o levantamiento de los Chínipas, guarijíos y Guazapares, descontentos con la presencia española y la labor de los misioneros; la muerte de dos de ellos dio lugar a una fuerte represión por parte de las autoridades de la Nueva España hacia todos los indios de la región, desplazándose los guarijíos hacia lo que hoy es el Estado de Chihuahua. Según referencias históricas de diversos investigadores, con el paso del tiempo una parte de los guarijíos regresó a sus territorios originales, mientras que la otra prefirió quedarse en aquella parte de la sierra, ocasionado división entre su población.[2] Esta división del grupo guarijío fue en dos grandes núcleos: los guarijíos de Chihuahua, lingüísticamente más emparentados con la lengua tarahumara, y los de Sonora con mayor relación con el cahíta, representada por los mayos.[2] Después de aquel suceso histórico, son escasas y vagas las referencias de la presencia de los guarijíos en la región. Por un lado, el hecho de que fueron desplazados hacia lugares más aislados, junto con el importante desarrollo que tuvo la región con la industria minera y ganadera, que dio forma a la ciudad de Álamos, convirtiéndose en un importante centro mercantil, dio como resultado que la presencia de los guarijíos se diluyera y en muchos de los casos se les confundiera con indios Mayos.[2] ConsecuenciasEl desarrollo de la ciudad de Álamos causó que no regresaran los guarijíos a sus tierras originales, ocupadas ya por los mestizos, lo que causó que se aislaran y no se integraran al proceso de mestizaje que ocurría en aquel entonces en la Nueva España. Al no reconocérseles una identidad precisa se creó un espacio que les permitió mantener su sentido de grupo, identidad cultural que los mantiene unidos. Desde mediados del siglo XIX, la historia de los guarijíos se relaciona con la de la familia Enríquez, que se asentó en el territorio a través de fincas o haciendas, lo que "convirtió a los indígenas en peones acasillados". Esta situación continuó después de la revolución mexicana prolongándose prácticamente hasta mediados de los 1970.[2]En la historia reciente de los guarijíos confluyen tres grandes elementos fundamentales en la transformación de este grupo: la recuperación de su identidad y de su territorio. Eventos recientes
Idioma guarijíoLa lengua de este pueblo (también llamada huarijío, varihío y warihío) pertenece a la subdivisión taracahíta de la familia uto-atzeca y es hablada por unas dos mil personas, en su mayor parte bilingües en español y guarijío. Es frecuentemente reseñada como una de las pocas lenguas naturales con orden Objeto Verbo Sujeto. Una publicación discográfica de música festiva denominada "Fiesta Makurawe" fue grabada por músicos makurawe sonorenses, "Etnia Sierreña" en 2019 y masterizada en 2020, con el fin de divulgar la cultura original de la zona.[7] Referencias
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