Francisco Valderrama
Francisco Valderrama Rojo (Medellín, 1928-1989) fue un pintor y grabador colombiano exponente del expresionismo de mediados del siglo XX. Tuvo gran influencia en el desarrollo del grabado y de la divulgación de artes gráficas en Colombia. Nació en Medellín, departamento de Antioquia en 1928.
FormaciónEn sus años formativos se matriculó en el curso de dibujo y perspectiva del instituto de Bellas Artes de Medellín, donde tuvo como maestros a Gustavo López, Emiro Botero y Carlos Gómez. Sin embargo, su afán de pintar más pronto y más moderno lo llevaron a una constante experimentación por su cuenta, actividad que terminó pesando más en su estilo que la instrucción académica, convirtiéndose virtualmente en un autodidacta.[1] Se trasladó por un tiempo a Bogotá, donde también se matriculó por breve tiempo en la Escuela de Bellas Artes de la capital. GrabadoAl regreso a Medellín, en 1957 se vincula con la Editorial Bedout en el departamento de artes gráficas.[2] Allí incrementa su interés por las diferentes técnicas del grabado e inicia una nueva fase de experimentación. Una de las técnicas que más empleó, fue la del intaglio. Con ella, su estilo se acerca más a la abstracción de objetos desechables recuperados, como latas y tapas de tarros. Ejemplo de ello son sus célebres Intaglios en la colección del Museo de Antioquia.[3] Es considerado un impulsador del grabado moderno en Antioquia, debido a su desempeño como docente en la escuela de grabado del Museo de Zea (hoy Museo de Antioquia) y de la Universidad de Antioquia.[4] Temas y EstiloSu variedad temática incluye figuras costumbristas en planos deconstruidos, los problemas sociales de las comunidades afrodescendientes del país, y hasta poéticos paisajes urbanos. Las influencias más notables en su obra fueron el cubismo de Picasso y el indigenismo de Osvaldo Guayasamín.[1] Las series “Bodegones para una sociedad de consumo”, y las "litografías Epilepsias" fueron exhibidas con gran éxito en Washington D. C.[5] También realizó murales, entre ellos, el de la sala San Camilo del hospital San Vicente de Paul,[6] en el cual representó el ciclo de la vida de la ciudad de Medellín, con alusiones específicas a su barrio, Villa Hermosa, la maternidad, la música, el trabajo, la enfermedad y la religiosidad. Su obra se ha expuesto en Colombia, Ecuador y Estados Unidos[2]. Además de colecciones particulares, su obra se conserva en importantes colecciones como la del Museo de Antioquia, la colección SURA, y la pinacoteca de la Cámara de Comercio de Medellín.
Referencias
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