Se conocen ejemplos fósiles de foresis de hace 320 millones de años.[3]
En algunos casos este fenómeno es beneficioso mutualmente. Por ejemplo, algunos himenópteros poseen un órgano llamado acarinario para llevar a los ácaros foréticos. Se piensa que los ácaros se alimentan de hongos o parásitos del nido de la abeja.
No es foresis todo lo que parece, entre los percebes o las rémoras que se unen a otros animales marinos no es de ese tipo, así como la relación entre una pulga y un perro que se conoce como comensalismo.[4]