Dilema obstétricoEl dilema obstétrico se refiere a una hipótesis científica sobre las restricciones impuestas por dos presiones evolutivas opuestas en el desarrollo de la pelvis humana. Las especies homínidas que antecedieron al hombre desarrollaron la bipedestación, o la capacidad de andar en dos patas, haciendo decrecer la medida del canal pélvico, mientras que al mismo tiempo los homínidos desarrollaron cráneos cada vez más grandes, que requerían un área pélvica más grande, produciéndose así el choque de fuerzas evolutivas.[1] El dilema obstétrico es una hipótesis que explica los cambios en el parto que con el tiempo lo han hecho cada vez más difícil, frecuentemente requiriendo asistencia, mientras que el resto de las especies de homínidos, como los primates no humanos logran dar a luz con poca dificultad. HistoriaEl término, dilema obstétrico, fue acuñado en 1960, por antropólogo físico Sherwood Lerned Washburn (SL Washburn), para describir el desarrollo evolutivo de la pelvis humana y su relación con el parto y el embarazo en homínidos y primates no humanos.[2] En las décadas subsiguientes, el término ha sido utilizado de manera general entre antropólogos, biólogos, y otros científicos para describir aspectos de esta hipótesis y temas relacionados. Evolución del nacimiento humanoLa pelvis humanaLa hipótesis del dilema obstétrico sostiene que cuando los homínidos empezaron a desarrollar la bipedestación y cráneos más grandes, el conflicto entre estas dos presiones evolutivas se exacerbó. Los humanos son los únicos homínidos exclusivamente bípedos; para lograr esta proeza, la pelvis en las mujeres debió sufrir importantes alteraciones.[1] Los machos humanos evolucionaron hacia caderas más estrechas, optimizadas para el desplazamiento, mientras que las caderas en las hembras evolucionaron para ser más anchas debido a necesidades relacionadas con los partos.[2] [3] [4] La pelvis humana no tiene grandes diferencias en los dos sexos antes de la pubertad, cuando las hormonas alteran la forma de la pelvis en las mujeres. En general, a través de la evolución de la especie, algunas de las estructuras del cuerpo han cambiado de medida, proporción, o ubicación para adaptarse al desplazamiento bípedo y permitir a los humanos mantenerse erguidos. Para ayudar a soportar la parte superior del cuerpo, hubo un número de cambios estructurales en la pelvis. El hueso iliaco avanzó y se amplió, mientras el ísquion se encogió, angostando el canal pélvico. Estos cambios ocurrieron al mismo tiempo que los humanos desarrollaban cráneos más grandes. Adaptaciones para asegurar el nacimiento de la críasLos antepasados homínidos, originalmente parían de una manera similar a la de los actuales primates no humanos debido a su condición de cuadrúpedos. En la mayoría de los primates no humanos las cabezas neonatales tienen tamaños similares al del canal pélvico, como se evidencia al observar primates hembra que no necesitan asistencia para el parto y generalmente buscan privacidad en esos momentos.[5] Rotación neonatalLa rotación neonatal permite alinear los hombros transversalmente para atravesar el canal pélvico. Es una solución importante debido a que el crecimiento en la medida del cráneo así como en el ancho de los hombros hace más difícil para el niño caber a través del canal pélvico.[1] Tiempo de gestación y la altricialidadEl tiempo de gestación en los humanos es más corto que en la mayoría de los otros primates. Se piensa que este periodo de gestación más corto es una adaptación para asegurar la supervivencia de madre e hijo porque conduce a la altricialidad. Asistencia socialLos niños casi siempre nacen con asistencia de otros humanos debido a la forma de la pelvis. [cita requerida]
Dado que la pelvis apunta hacia atrás, los humanos tienen dificultad para parir sin asistencia porque no pueden guiar a la criatura fuera del canal. Cráneo maleableLos humanos nacen con una cabeza muy maleable que no se ha desarrollado plenamente cuándo el niño sale del vientre.[1] El espacio de las fontanelas de los neonatos, permite que la cabeza se deforme y comprima para atravesar más fácilmente el canal pélvico sin obstruirlo.[3] Luego del nacimiento, la cabeza completa su desarrollo y el cráneo continúa creciendo. Desproporción feto-pélvicaCuando un feto se desarrolla en el cuerpo de una madre, con una cabeza que supera las dimensiones de la pelvis el parto natural se dificulta o llega a ser imposible. Esta es una condición de clínica médica conocida como desproporción feto-pélvica. Antes de la introducción de las cesáreas, las consecuencias podían ser fatales para el feto y la madre. Referencias
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