El Códice Vigilano o Códice Albeldense (en latín: Codex Vigilanus o Codex Albeldensis) es un manuscrito iluminado elaborado en las tierras riojanas del reino de Pamplona durante la segunda mitad del siglo X (976-992)[1] que recopila diversos documentos históricos que abarcan un periodo que se extiende desde la Antigüedad hasta el siglo X en la península ibérica. Es contemporáneo al Códice emilianense de los Concilios (994) y es el primer documento de Occidente donde se registra por primera vez el uso de la numeración arábiga.
Fue elaborado por tres monjes del monasterio riojano de San Martín de Albelda: Vigila, escriba que da nombre al manuscrito y miniaturista; Sarracino, su amigo; y García, su discípulo. Destaca como el mismo Vigila «se retrató bajo estas líneas al comienzo de su obra, en calidad de miniaturista, tema y aspecto totalmente novedoso en la iconografía hispana del siglo X.»[5]
La primera compilación se terminó en 881, pero se actualizó hasta 976.
El códice está compuesto por una serie muy completa de los concilios hispanos tanto generales como particulares, además de una selección de cánones y decretales de pontífices romanos hasta San Gregorio Magno, así como el Liber iudiciorum, o Lex Visigothorum, también conocido como Fuero Juzgo. Incluye también un tratado de cronología y aritmética así como otros textos litúrgicos e históricos, tales como la Crónica Albeldense (Chronicon Albendense o Epitome Ovetense) o la Crónica Profética o Vida de Mahoma.[8]
Destaca singularmente por recoger una de las primeras menciones y representaciones de números arábigos en Occidente. Fueron introducidos por los árabes en España a principios del siglo VIII.[8][9]
Chronicon albeldense (folios 238v-242v). El recopilado en este códice es copia de otra crónica anterior que se descubrió más tarde y redactada en la corte asturiana.
Epistolae Decretales (97 folios). Documentos y cartas pontificias.
Presenta una extensión compuesta por 429 folios de gran tamaño (455 x 325 mm), en letra visigótica redonda, escritos a dos columnas, con abundantes miniaturas y adornos de imaginería.[12]
Resalta que «la iluminación del códice es muy rica».Las miniaturas son estilísticamente únicas y combinan elementos visigodos, mozárabes y carolingios. Los patrones entrelazados y las cortinas muestran influencia carolingia, así como italo-bizantina.[13]
El uso de animales como decoración y para sostener columnas también es paralelo al uso franco contemporáneo.[14] Una influencia más carolingia y menos bizantina es evidente en el Codex Aemilianensis, una copia del Vigilanus realizada en San Millán de la Cogolla en 992 por un ilustrador diferente.[15]
Abundan «las miniaturas que presentan personajes, aislados o en grupos concebidos según el modo de figuración "mozárabe"» mostrando inscripciones que les identifican.[5]
Silva Verástegui, Soledad de (1988). La miniatura medieval en Navarra. Serie: Arte. Departamento de Presidencia e Interior (Gobierno de Navarra). ISBN978-84-235-0850-1.|fechaacceso= requiere |url= (ayuda)