Crítica bungeana a la economía neoclásicaLa economía ortodoxa ha sido cuestionada desde distintos ámbitos y desde distintas disciplinas. Este artículo contiene los fundamentos del filósofo argentino Mario Bunge en su contra. IntroducciónBunge expresa que es improbable que estudiantes de económicas y gestión empresarial usen la microeconomía neoclásica para abordar algún problema económico en la vida real y opina que "el hecho de que la teoría haya permanecido intacta durante más de un siglo, pese al significativo progreso de otras ramas de la ciencia social, constituye un claro indicador de que es pseudocientífica".[1] Carácter pseudocientífico de la economía ortodoxaPara Bunge la microeconomía neoclásica como economía ortodoxa es pseudocientífica y conceptualmente difusa e inmune a la falsación empírica, además considera que al estar formulada en términos matemáticos y rigurosos la teoría de enfoque neoclásico posee una "brillante apariencia científica".[1] Sin embargo no estudia sistemas económicos reales, ignora la historia y todas las restricciones macrosociales y no se preocupa por el medio ambiente o las generaciones por venir. Asimismo no da cuenta de la formación de los precios o el dinero, no explica la inflación o la estanflación, no predice de manera exacta las expansiones y contracciones económicas e ignora fuerzas como sindicatos, monopolios, empresas multinacionales, el Estado omnipresente y la clase dirigente militar.[1]
Argumentos filosóficosEl análisis filosófico de Bunge, y por tanto la crítica, a la economía ortodoxa se centra en la exposición de principios filosóficos tácitos sobre los que descansa: una ontología individualista (la tesis de que sólo los individuos existen y que las entidades colectivas - tales como las naciones - son ficciones de la imaginación), una gnoseología acientífica y una ética individualista (ligado a una consigna egoísta: todos para sí). Asimismo de presuposiciones que la apoyan y que no han sido sometidos a comprobaciones empíricas por haberse tenido por obvios, las cuales son:[1]
RéplicasAlgunos autores[3][4] han criticado la descripción que Bunge hace de la economía neoclásica. Tomando uno de los supuestos mencionados arriba, Bunge critica que la teoría de la elección racional asume que los agentes son egoístas, pero esto no es cierto pues economistas neoclásicos como Gary Becker asumen explícitamente altruismo en sus modelos y consideran que es una parte importante de la economía. Más concretamente,[5] si y son las funciones de utilidad de dos agentes, el altruismo se puede modelar como: . Luego, el altruismo no es necesariamente incompatible con la teoría de elección racional. Becker concluye:
Del mismo modo, autores desde la psicología critican que se asuma que en la teoría de la elección racional maximizar la utilidad equivale a egoísmo. No se hace ningún supuesto de egoísmo cuando se define el conjunto de alternativas, la relación de preferencias o sus propiedades.[6] Por ejemplo, Keith Stanovich (uno de los mayores expertos en racionalidad desde el ámbito de la psicología) dice:[6]
Es decir, también desde las ciencias cognitivas o psicología se critica que el supuesto del egoísmo no es compartido por los economistas al contrario de lo que manifestó Bunge. Referencias
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