ContrafachadaLa contrafachada (de "contra" y "fachada") es, sobre todo en la arquitectura eclesiástica, la pared interior situada detrás de la fachada del edificio. A menudo suele estar decorada con monumentos sepulcrales, frescos, mosaicos, azulejos o vidrieras. Sobre todo en el medievo, a estos espacios se les reservaba un tipo de representación más narrativo, respecto de las figuraciones simbólicas expuestas en el ábside. Puede estar interrumpida por una pila de agua bendita o un coro elevado, si las órdenes monásticas de clausura frecuentaban la iglesia, o por una terraza, en la que quizá se encuentre un órgano. Puede haber uno o varios rosetones u otras ventanas y también suelen encontrarse uno o varios portales de acceso. Como ejemplos de decoración de la contrafachada es la Basílica de San Pedro en Roma, donde el papa Juan VII ( c. 650-707) ordenó cubrirla con mosaicos.[1] En el arte bizantino la representación de temas religiosos en las iglesia (en mosaico o pintura mural) tenían determinadas localizaciones estandarizadas. Jesucristo y la Virgen María solían estar situados en la bóveda del ábside y en la cúpula central; en las naves se situaban escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, y en la contrafachada, muchas veces, el Juicio Final con los justos que alcanzan la gloria y los pecadores sometidos a los tormentos del infierno. En la basílica de Santo Angelo in Formis en Campania, se representa también el Juicio Final.[2] Galería de contrafachadas
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
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