Consideración de la representabilidadLa consideración de la representabilidad, traducido a veces también como «miramiento por la figurabilidad» (en alemán Rücksicht auf Darstellbarkeit) es un concepto psicoanalítico desarrollado por Sigmund Freud para designar una particular condición o exigencia a la que se ven sometidos los procedimientos oníricos de figuración: los pensamientos del sueño deben poder ser representados por imágenes visuales, lo que requiere transformarlos y seleccionar aquellos para los que existan las imágenes adecuadas. Dicho de otra manera, no se puede soñar con algo que no podamos representar. Esta figuración sometida a la condición de su representabilidad es uno de los cuatro procesos psíquicos que Freud describe como responsables de la formación del sueño, siendo los otros tres la condensación, el desplazamiento y la elaboración secundaria. DescripciónDebido a que el sueño exige que todos los pensamientos e ideas que se habrán de expresar por este medio lo hagan a través de imágenes visuales, la consideración de la representabilidad juega un papel esencial para su formación. De todos los pensamientos centrales del sueño se seleccionarán aquellas ramas que pueden ser representadas por imágenes. En este sentido, constituye la contrapartida de la condensación, puesto que esta última se encarga de seleccionar, de todo el universo de imágenes posibles, aquellas que logren condensar varias significaciones. Respecto de los desplazamientos, en cambio, la consideración de la representabilidad hace que una determinada expresión se desplace desde la palabra no representable hacia una imagen sustituta. J. Laplanche y J.B. Pontalis aportan un ejemplo muy ilustrativo en su Diccionario de Psicoanálisis:
El sueño no puede representar de una manera lógica las relaciones existentes entre los distintos elementos de los que está compuesto. No será posible (como intenta el discurso consciente del sujeto en vigilia) una ilación lógica que exprese relaciones de causalidad, de pertenencia, de inclusión o exclusión, de conjunción y disjunción. El sueño no es un discurso lógico, pero tampoco es "un dibujo" o imagen que pueda ser interpretada como tal. Freud insiste en la necesidad de que el trabajo interpretativo opere con la idea de que un sueño se parece más a un jeroglífico (a descifrar) o una pictografía:
Más adelante, Freud agrega lo siguiente sobre el funcionamiento específico de los procedimientos de figuración onírica sometidos a esta la condición de la representabilidad:
Estos procedimientos de figuración y la regla de representabiliadad no constituyen en absoluto un trabajo de composición creativa, sino que se asemejan mucho más a un trabajo de traducción. Tampoco son «creativos» los otros procesos psíquicos de trabajo del sueño: su misión es el enmascaramiento. Figuración onírica y simbolismoEn 1914, es decir quince años después de la publicación de La Interpretación de los sueños, Freud consideró necesario realizar una adenda en el capítulo VI, para retomar y aclarar el punto controvertido de los "sueños típicos" que describe en el capítulo anterior. Freud vislumbraba un cierto peligro de que esta "figuración mediante símbolos típicos" acabara siendo finalmente nada más que una nueva versión de "clave de los sueños", paradigma del que justo quería alejarse su método interpretativo basado centralmente en las asociaciones libres del soñante. En este agregado, Freud define que la traducción a símbolos debería intervenir solo como técnica auxiliar.[4] Véase tambiénReferencias
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