Confitería Los Dos ChinosLos Dos Chinos fue una de las más tradicionales confiterías de Buenos Aires, Argentina. HistoriaAbrió el 11 de octubre de 1862 en la esquina de Chacabuco y Potosí (hoy Alsina) fundada dos franceses que habían sido mayordomos en barcos que cubrían el trayecto a Asia. En uno de esos viajes habían adquirido un par de figuras de yeso que representaban a dos chinos, con largas trenzas, finos bigotes y puntiagudos bonetes y las colocaron a cada lado de la entrada. Fueron estas figuras exóticas, que llamaban la atención de la gente, las que motivaron el nombre del local.[1] En 1873 el negocio fue comprado por el repostero italiano Carlos Gontaretti, quien adquirió el establecimiento en sociedad con su hermano Giovanni, y las esposas de ambos (hermanas entre sí) se ocupaban de elaborar los productos tanto dulces como salados, que antes de la adquisición del local sus maridos salían a vender por las calles de Buenos Aires. El local se convirtió además en una escuela de reposteros.[2] El tenor Enrico Caruso, enamorado de Buenos Aires desde su primera visita en 1899, solía frecuentarla. En honor a él la confitería bautizó un postre con su nombre.[1] En julio de 1890 el negocio se trasladó a la esquina del frente. Enfrente se encontraba la farmacia de Los Angelitos y a pocos metros, sobre Chacabuco, funcionó durante mucho tiempo la redacción de la revista Caras y Caretas. Varios políticos la frecuentaron, como por ejemplo Domingo F. Sarmiento, Luis Sáenz Peña y Manuel Quintana, Bartolomé Mitre, Nicolás Avellaneda y Julio A. Roca.[1] Eran especialidades de la casa el pan dulce en sus variantes, el milanés y el genovés y sus turrones, tipo Alicante, de Jijona y los mazapanes.[1] Organizaban recepciones, y hacían envíos a todo el país. Ofrecía un surtido de bombones con más de 120 gustos, fabricados “con los cacaos más selectos y los azúcares y frutas más finas del país”. En 1933 al fallecer Gontaretti, sus hijos continuaron con el negocio.[1] La confitería volvió a su lugar de origen hacia 1974, siendo frecuentada por Jorge Luis Borges, Leopoldo Torre Nilsson, Aníbal Troilo, y deportistas como Roberto De Vicenzo y Guillermo Vilas.[2] En 1975 tuvo otra sede en la calle Brasil 780, en el barrio de Constitución, donde instaló su casa matriz, a la que luego adosó un hotel. Y luego otras sucursales más, como la de Cabildo y Juramento , en el barrio de Belgrano. En 2009 cerró sus puertas. En 2011 el empresario Ricardo Fernández compró algunos inmuebles que habían quedado a nombre de esa sociedad y con el arquitecto Víctor Dellavechia reconstruyeron la marca y concretaron la vuelta a fines de 2015 reabriendo el local de Callao al 1025, sin embargo fue cerrado hacia 2017.[3] Referencias
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