Cocina ítalo-peruana
La cocina ítalo-peruana se inició con la llegada de inmigrantes y su cultura de la península itálica hacia el Perú. Muchos de los platos gastronómicos mediterráneos de la región de Liguria se adaptaron a ingredientes nativos andinos para suplir la falta de productos de Europa. En palabras de Ugo Plevisani, de La Trattoria (Lima, Perú):
La primera oleada de inmigración italiana se dio entre 1840 y 1880 provenientes en su mayoría de la capital de Liguria, del puerto de Génova, cuna de varios de los mejores navegantes del Mediterráneo.[1] Es también el lugar desde el cual partieron la mayoría de inmigrantes que se establecieron en el Perú, en un comienzo atraídos por el boom del guano de las islas de la segunda mitad del siglo XIX. En la década de 1840 había unos mil italianos en el Perú; 40 años después, no eran menos de 10 mil. Estaban repartidos, en su mayoría, en ciudades de la costa específicamente en los puertos, principalmente en Distrito de La Punta (Callao), Tacna, Ica, entre otros. Los primeros negocios que instalaron en tierra firme fueron de servicio de comida, como fondas, chinganas, cafés, pulperías, panaderías, etc.[1] Más adelante, los italianos comenzaron a cultivar huertas con diversas especies vegetales. Según Giovanni Bonfiglio, en 1854 el 40% de las huertas de Lima eran de propiedad de inmigrantes italianos. Esto se tradujo en la aparición y difusión de nuevas legumbres frescas, como acelga, zapallito italiano (zucchini), espinaca, coliflor, brócoli, berenjena, albahaca, entre otros. Además, los italianos extendieron la producción de vino y piscos en sus haciendas. Ejemplo de ello son las bodegas Tabernero, Santiago Queirolo, Biondi, E. Copello. Aporte italiano a la cocina peruana
Véase tambiénReferencias
Bibliografía
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