BraseroEl brasero es un recipiente en el que se pone un combustible sólido, ardiendo en forma de brasas, que sirve para calentarse.[1] Más tarde, se llamaría brasero a ciertos depósitos de brasas ardiendo, como el compartimento superior de las calderas de calefacción de combustible sólido. La Real Academia Española, en su diccionario en línea (on line),[2] incluye como segunda definición el lugar donde se ejecutaba a ciertos delincuentes. La RAE parece referirse así, a los condenados a la hoguera,[3] en general judíos o infieles víctimas de uno de los métodos más corrientes con que el "brazo secular" ejecutaba a los condenados por la Inquisición.[4] MaterialesAunque el brasero más extendido y de mayor tradición fue el brasero metálico de diferentes aleaciones a lo largo de la Historia,[5] también existieron diversos modelos de brasero cerámico (por su condición de objeto alfarero con precedentes más antiguos). Solían ser recipientes abiertos, ovoides en su forma y con múltiples agujeros. No deben confundirse con el anafe o anafre, usado para mantener caliente la olla de la comida, si bien éste, y especialmente su brasa podían utilizarse como brasero o para alimentarlo.[6] Otro capítulo importante lo ocupan los braseros de fina cantería, muchos de ellos en piedras nobles, frecuentes entre los restos de la civilización árabe en al-Ándalus.[7] Uso y funcionamiento[8]El brasero doméstico metálico es un recipiente cóncavo provisto generalmente de una tapa con hendiduras por las que sale el calor o bien, los más modestos, de una alambrera metálica para no quemarse. Para evitar el contacto con el suelo, los modelos caros incluían un pie o soporte. El combustible por excelencia era el cisco o picón, un tipo de carbón vegetal muy menudo y de larga combustión. El brasero se coloca en el centro de las habitaciones o debajo de unas mesas especiales, llamadas mesas camillas, sobre una tarima de madera perforada en el centro para encajarlo, que también sirve de reposapiés. Para reavivar el fuego se utiliza un instrumento metálico llamado badila, que consiste en un mango y una paleta redonda, doblemente perforada en su borde superior; cuando la combustión languidece y baja el calor, se echa una firmita, es decir se remueve con la badila con sumo cuidado. A las personas que pasaban mucho tiempo sentadas en la mesa camilla, le salían en las piernas una especie de manchas o vejigas muy incómodas, las llamadas cabrillas.[9] Considerado un ingenio peligroso dentro de la vivienda por el hecho de generar brasa sin estar perfectamente protegido y de producir "tufo", fue causa de incendios frecuentes, principalmente al entrar en contacto con las faldas de la mesa camilla y diversas prendas de las personas. Sin embargo, el peligro más grave era la posibilidad de envenenamiento por emisión de monóxido de carbono (el mencionado "tufo"), que se producía especialmente en habitaciones poco ventiladas, por combustión incompleta por falta de oxígeno. El brasero eléctricoEn la segunda mitad del siglo XX el tradicional brasero cayó en desuso. El uso del brasero tradicional con cisco/carbón/picón requería un lugar donde almacenar el carbón, un sitio donde tirar las cenizas, y era una tarea muy sucia para una pequeña vivienda de ciudad, y con el desarrollo económico había quienes preferían el uso del brasero eléctrico por la comodidad de tener un enchufe e incluso un interruptor en el cable, que permitía disponer de calor inmediato y sin brasas de carbón que pudiera generar un incendio por alguna chispa o una intoxicación por el CO producido por una mala combustión de éstas. Actualmente, aún quedan personas, sobre todo muy mayores y en los pueblos, que siguen usando este tipo de braseros, y, por desgracia, cada año hay muchas muertes, por incendios o por inhalación de CO por mala combustión del carbón o el propio incendio provocado por una resistencia que se pone al rojo vivo en el caso de los braseros eléctricos y que cuando algo contacta con ella arde. Es fácil adormilarse al calor del brasero y que el calzado, o alguna prenda, o la llamada "ropa de camilla" o "enagüillas" (hay diferentes nombres para esta tela, normalmente gruesa, de abrigo, con la que se cubre la mesa de camilla donde se colocan los braseros), acabe sin darse cuenta contactando con el brasero, incluso cometer la imprudencia de dejarlo encendido (o por olvido) mientras se duerme o se está fuera de casa, y que el alto consumo energético del brasero genere sobrecalentamientos en los cables, en el enchufe o en la mesa y esa "ropa" con la que se cubre la mesa de camilla para evitar que el calor (el aire caliente) salga de debajo de la mesa. En algunas viviendas, para evitar el contacto que pudiera haber con los pies, ponían al brasero una protección, como una jaula, aunque eso no evitaba las chipas o la mala combustión. Luego surgió otro aparato, que, al igual que los braseros eléctricos, llevan una resistencia que se calienta con el paso de la corriente eléctrica, y que se suele conocer por "lorito" ya que tienen forma de jaula pequeña, y se cuelgan debajo de la tapa de la mesa camilla (con unos consumos medios de 450 W).[10] Y finalmente, para evitar todos los riesgos del brasero eléctrico (que en casos de olvidar apagarlo acaban siendo foco de incendio), y para reducir los costes energéticos del brasero eléctrico, que es muy elevado, cada día son más las personas que eligen calefactores ecológicos de muy bajo consumo, que, sin perder calidad en el calor, consumen menos de 100 w. Con ello se evitan los problemas de circulación en las piernas, los incendios, los elevados consumos, y demás perjuicios que causaban los braseros y que ya se han resuelto.
Historia del brasero y artilugios similaresEn diversos museos arqueológicos, se muestran braseros procedentes de Etruria y Roma.[11] Por lo general fabricados en bronce, tienen formas cuadrangulares, circulares y oblongas; se apoyan sobre pies en forma de ruedas o de garras de animales, o en trípodes, y algunos llevan ricos adornos en relieve. Su uso como pebeteros, en principio, era más religioso que termo-doméstico. Así parecen indicarlo también los ejemplos encontrados en España, de braseros ibéricos del siglo VII a. C..[12] Quizá el precedente más antiguo del brasero sea un antepasado del "korsi" iraní, empleados entre otras ocasiones con motivo del festejo persa de la Yalda. En la América precolombina, hay numerosos artilugios similares, desde el "tlecaxitl" azteca de usos religiosos, hasta los braseros-hornillo estudiados por el instructor Raúl Ybarra.[13] En Japón existe un ingenio parecido, el "kotatsu". Y en Sudamérica, sobre todo en el Río de la Plata, aún se conserva un modelo de brasero con funciones de barbacoa.[14] Los braseros en la historia de la pinturaDos pintores españoles, el catalán Fortuny en el siglo xix, y el cordobés Julio Romero de Torres en el primer tercio del siglo xx, pintaron bellos ejemplos de braseros y soportes, fruto de la fantasía de los artesanos caldereros.
El brasero de Mesonero
Riesgos por el uso del brasero
Dejar el brasero encendido al salir de casa para que nuestros animales sigan teniendo calefacción, o montar un pequeño tendedero para secar la ropa bajo la mesa camilla, han sido también causantes de incendios domésticos.
Véase tambiénReferencias
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