Betty Parris
Elizabeth "Betty" Parris (28 de noviembre de 1682, Boston, Massachusetts-21 de marzo de 1760, Concord, Massachusetts), fue una de las primeras acusadoras en los Juicios de Salem. Las acusaciones de Betty y su prima Abigail Williams causaron la muerte directa de 20 personas en Salem, 19 ahorcadas (la mayoría mujeres) y un hombre aplastado con la tortura de la Tortuga. AntecedentesSu padre, Samuel Parris, era un ministro de la Iglesia de Salem. Su madre Elizabeth murió unos años después de los juicios. Tenía un hermano mayor, Thomas, y una hermana menor, Susannah. En su casa también residían su prima huérfana Abigail Williams, y un matrimonio de esclavos, Tituba y John Indian. Vivían en Salem desde 1688, cuando Samuel fue llamado desde Boston como nuevo ministro en la iglesia del pueblo. En febrero de 1692, Betty, de 9 años, Abigail, de 11, y otras niñas solían desaparecer por breves períodos para, a escondidas, practicar viejos métodos adivinatorios, como el espejo de Venus: echar la clara de un huevo en un vaso con agua y averiguar en la forma que adopte su futuro o el nombre o aspecto del futuro marido. Una de las niñas creyó ver la figura de un ataúd y se asustaron mucho.[1] Poco después, Betty empezó a actuar de manera anormal, metiéndose debajo de las sillas, quejándose de fiebre, ladrando como un perro y gritando de dolor mientras se retorcía en posturas inhumanas. Tras los primeros síntomas de Betty, Abigail también empezó a mostrarlos. El reverendo Parris intentó curarlas orando y con remedios caseros, pero no mejoraban. Pidió un diagnóstico al médico William Griggs y al reverendo John Hale. Ambos coincidieron en achacarlo a brujería. Investigaciones modernas concluirán que se trató de episodios de epilepsia, de histeria y estrés o de simple travesura para paliar el aburrimiento. Otros creen que fueron episodios alucinatorios provocados por una intoxicación de ergot. Otras amigas de Betty y Abigail empezaron a tener los mismos ataques. Griggs solo pudo constatar que todas las víctimas eran niñas. Esto permitió a los aldeanos conectarlo con la brujería, pues se creía que las brujas gustaban de atormentar a menores. Una vecina, Mary Sibley, recomendó hornear un "pastel de brujas" para revelar si así era. Instruyó a Tituba sobre cómo prepararlo mezclando harina de centeno con la orina de las víctimas y dárselo de comer a un perro. Si el animal presentaba síntomas similares, la brujería estaría presente. Betty acusó entonces a Tituba de ser una de las "manos malvadas" que la pellizcaban. Mientras la esclava era interrogada, otras víctimas, Ann Putnam, Jr. y Elizabeth Hubbard, acusaron también a Sarah Osborne y Sarah Good. Tras ser golpeada por su amo Samuel Parris, Tituba confesó ser una bruja y acusó a Osborne y Good de serlo también.[2] Después de los juiciosEn marzo, Betty dijo haber soñado con un "hombre de negro" que presumía ser el Diablo. La familia lo encontró tan aterrador, que para salvarla, enviaron a la niña con unos primos lejanos, los Sewall. En el hogar de los Sewall, los síntomas de Elizabeth fueron remitiendo hasta que acabó recuperándose por completo. Los juicios terminaron en 1693 y la familia Parris abandonó Salem en 1696. En 1710 Betty, a los 27 años, se casó con Benjamin Baron, un granjero, comerciante, curtidor y zapatero. Su padre le proporcionó un excelente ajuar con plata, porcelana, cuadros, colgantes de pared y dinero en efectivo para su nuevo hogar. Tuvieron cuatro hijos: Thomas, Elizabeth Jr., Catherine y Susannah. Elizabeth sobrevivió a su marido seis años, falleciendo en Concord el 21 de marzo de 1760, a los 77 años.[3] Referencias
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