Batalla de Kutná Hora
La batalla de Kutná Hora (en alemán: Schlacht von Kuttenberg; en checo: Bitva u Kutné Hory) fue uno de los primeros enfrentamientos militares de las guerras husitas, y fue librada el 21 de diciembre de 1421 entre las tropas germano-húngaras del Sacro Imperio Romano Germánico y los husitas, un grupo de protoprotestantes creado en lo que hoy es la República Checa. El encuentro se saldó con una victoria husita. AntecedentesEn 1420, el papa Martín V declaró una cruzada contra los husitas.[1] Una rama de los husitas, conocida como los taboritas, formó entonces una comunidad religioso-militar en Tábor.[1] Bajo el liderazgo del experimentado general Jan Žižka, los taboritas adoptaron los últimos avances en armas,[2] como arcabuces, además de largos y delgados cañones, a los que apodaron "serpientes".[1] La adopción de los carros de guerra les dio la capacidad de luchar con un estilo flexible para una guerra móvil.[3][1] La batallaEn Kutná Hora, los taboritas fueron rodeados a principios del invierno de 1421 por las fuerzas superiores del emperador germánico Segismundo de Luxemburgo. A pesar de que la artillería de Žižka mantuvo a raya a la caballería pesada de Segismundo, los taboritas se enfrentaban a una destrucción inminente.[1] Sin embargo, el 21 de diciembre, Žižka agrupó sus carros de guerra en una columna y cargó contra las líneas enemigas. Los carros avanzaron rápidamente, disparando todas sus armas de fuego.[1] Las columnas de Segismundo se rompieron, creándose una brecha en sus líneas, desde las cuales escaparon los taboritas del cerco.[1] Creyendo erróneamente que habían sido derrotados completamente, Segismundo ordenó no perseguir a los husitas para mantener la cohesión de su ejército. Consecuencias![]() Durante el resto de diciembre, Žižka lanzó numerosos ataques y contraofensivas contra las líneas germanas. Su táctica normal consistía en atraer a su oponente hacia su fortaleza de carros y, en el momento oportuno, ordenar una salida con su caballería, arqueros y piqueros para devastar las fuerzas enemigas.[1] Sus maniobras fueron muy exitosas. A finales de mes, el desmoralizado ejército de Segismundo, hostigado constantemente por los aparentemente invencibles soldados de Žižka, huyó de Bohemia.[1] ReferenciasNotas
Bibliografía
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