Atmósfera controladaUna atmósfera controlada es un método de almacenamiento agrícola en el que se regulan las concentraciones de oxígeno, dióxido de carbono y nitrógeno, así como la temperatura y humedad de un almacén. Tanto los productos secos como las frutas y verduras frescas se pueden almacenar en atmósferas controladas. Productos secosLos granos, las legumbres y los aceites vegetales se almacenan en una atmósfera controlada principalmente para controlar las plagas de insectos.[1] La mayoría de los insectos no pueden sobrevivir indefinidamente sin oxígeno o en condiciones de aumento de dióxido de carbono.[2] Tales tratamientos de atmósfera controlada en granos pueden tomar varias semanas a temperaturas más bajas (-15 °C). Un cronograma típico para la desinfección completa de grano seco (menor al 13% de contenido de humedad) con dióxido de carbono a aproximadamente 25 °C es una concentración por encima del 35% de dióxido de carbono en el aire durante al menos 15 días.[3] Estas atmósferas pueden ser creadas ya sea por:
Frutas y verdurasEl método se utiliza más comúnmente en manzanas y peras, donde la combinación de condiciones atmosféricas alteradas y temperatura reducida permiten un almacenamiento prolongado con solamente una pérdida lenta de calidad.[5][6] El almacenamiento a largo plazo de verduras y frutas implica inhibir los procesos de maduración y envejecimiento, conservando así el sabor y la calidad. La maduración se retrasa reduciendo el nivel de oxígeno y aumentando el de dióxido de carbono y nitrógeno en la célula fría para reducir la respiración. La atmósfera normal consiste en aproximadamente 78% de nitrógeno, 21% de oxígeno, 0.3% de dióxido de carbono y cantidades más pequeñas de algunos otros gases. En la atmósfera controlada el oxígeno se reduce a 1.5-2% reemplazándolo por nitrógeno y un poco de dióxido de carbono, que es producido por las frutas. En condiciones de atmósfera controlada se conserva la calidad y la frescura de las frutas y verduras, y muchos productos se pueden almacenar de 2 a 4 veces más de lo habitual. HistorialFranklin Kidd y Cyril West de la Universidad de Cambridge hicieron la investigación básica sobre la respiración y maduración de frutas que condujo a la primera instalación comercial en 1929. En 1960, había capacidad para 4 millones de bushels de manzanas en los Estados Unidos y en la década de 1980, la capacidad superó los 100 millones de bushels.[7] Véase tambiénReferencias
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