La arquidiócesis tiene 10 122 km² y extiende su jurisdicción sobre los fieles católicos de rito latino residentes en la parte septentrional del estado de Baviera, y comprende porciones de la Alta Franconia y de la Media Franconia, además de las localidades de Iphofen en la Baja Franconia y de Auerbach en el Alto Palatinado.
En 2020 en la arquidiócesis existían 306 parroquias agrupadas en 6 regiones, 21 decanatos y 96 zonas pastorales.
Historia
Para derrotar definitivamente a los cultos paganos e instaurar el cristianismo entre los eslavos, el emperador Enrique II, con el permiso del papa (junio de 1007), erigió la diócesis de Bamberg durante el sínodo celebrado en Fráncfort del Meno el 1 de noviembre de 1007, obteniendo el territorio de las diócesis de Eichstätt y Wurzburgo.
Para asegurar su desarrollo económico y su defensa militar, Enrique II dotó a la nueva diócesis de muchos bienes estatales, creando las condiciones para la fundación del principado episcopal de Bamberg: el 6 de mayo de 1007 entregó a los obispos la propiedad de la ciudad episcopal y el de su entorno; el 1 de noviembre los derechos sobre otras 25 propiedades y más tarde, hasta su muerte, concedió a la diócesis otras 63 propiedades repartidas en Baviera, Franconia, Wurtemberg, Turingia, Sajonia y hasta Carintia. Todas estas propiedades gozaron del privilegio de la inmediación imperial y fueron confirmadas por sucesivos emperadores en 1034, 1068 y nuevamente en 1103.
Inicialmente la diócesis pertenecía a la provincia eclesiástica de la arquidiócesis de Maguncia (hoy diócesis de Maguncia), pero pronto, seguramente ya en el siglo XIII, quedó inmediatamente sujeta a la Santa Sede. Esta peculiaridad permitió a los obispos de Bamberg recibir el palio de los papas, ser investidos directamente por los emperadores y ocupar el primer lugar después de los arzobispos en las dietas imperiales; hasta 1075 fueron los arzobispos de Maguncia quienes consagraron a los nuevos obispos de Bamberg, pero luego fueron principalmente los papas quienes confirieron las órdenes sagradas a los recién elegidos.
La Reforma luterana redujo mucho la importancia de la diócesis debido a la transición a la nueva confesión religiosa de muchas parroquias; de las más de 500, solo quedaron unas 150, incluidas las sucursales.[1] La contrarreforma en la diócesis fue tardía y pocas parroquias fueron restauradas del protestantismo: por ejemplo, en Bayreuth el culto católico no se permitió hasta 1712. Sin embargo, a diferencia de lo que sucedió en otras partes del Sacro Imperio Romano Germánico, la diócesis de Bamberg experimentó un fructífero renacimiento católico precisamente en la época más crítica de la Reforma protestante; por ejemplo, algo inusual en el Imperio, cada parroquia católica organizaba sínodos anuales, que luego se convirtieron en trienales, hasta aproximadamente mediados del siglo XVIII.[2] El obispo Ernst von Mengersdorf fundó el primer seminario diocesano en 1586 e introdujo el calendario gregoriano en la diócesis.
Durante los siglos XVII y XVIII, la diócesis fue unida in persona episcopi a la diócesis de Wurzburgo por los obispos en seis ocasiones; desde un punto de vista político esto implicó la unión personal de los dos principados eclesiásticos.
El principado eclesiástico de Bamberg, tras la secularización sancionada con la Reichsdeputationshauptschluss de 1803, fue suprimido e incorporado al Reino de Baviera. Tras la muerte del obispo Georg Karl von Fechenbach en 1808, la diócesis quedó vacante y gobernada por el vicario general.
El concordato entre la Santa Sede y el Reino de Baviera de 1817 definió las nuevas fronteras de las diócesis bávaras, sancionadas por la bulaDei ac Domini Nostri del papa Pío VII del 1 de abril de 1818. Las nuevas disposiciones papales garantizaban a Bamberg un aumento territorial, con 41 parroquias cedidas de la diócesis de Wurzburgo; al mismo tiempo, se convirtió en sede metropolitana, con las tres diócesis sufragáneas actuales: Eichstätt, Espira y Wurzburgo.[3]
Posteriormente la arquidiócesis experimentó más cambios territoriales: en 1826 con la adquisición de Coburgo y su región por parte de Wurzburgo; en 1913 con la adquisición de Eichstätt y de algunas parroquias al sur del río Pegnitz.
Entre los obispos del siglo XIX, merece mención Michael von Deinlein, que participó en el Concilio Vaticano I y se negó inicialmente a firmar la constitución dogmática Pastor Aeternus, que definía el dogma de la infalibilidad papal; fue el responsable de la construcción de un seminario menor, el establecimiento de retiros para el clero y la introducción de hermandades y misiones populares en la diócesis.
Estadísticas
Según el Anuario Pontificio 2021 la arquidiócesis tenía a fines de 2020 un total de 656 799 fieles bautizados.