Antonio Cruz Collado
Antonio Cruz Collado (Madrid, 17 de marzo de 1905-Pozuelo de Alarcón, Madrid, 9 de agosto de 1962) fue un escultor español.[1] Ganó un Premio Nacional de Escultura y una Medalla de Oro de Bellas Artes.[1] Cruz Collado definió el arte como «aquello que produce emoción».[2] BiografíaFormaciónAntonio Cruz Collado nació en Madrid el 17 de marzo de 1905. Fue el mayor de 8 hermanos, junto con su gemelo que murió a los pocos meses de vida. Ninguno de sus hermanos se dedicó a la escultura. Su padre fue el escultor español Miguel Cruz Martín,[1] que ejerció como escultor anatómico de la Facultad de Medicina de San Carlos de Madrid y de la Facultad de Veterinaria y profesor de dibujo de las Escuelas Aguirre. De él aprendió su hijo las técnicas escultóricas y la anatomía del cuerpo humano que tanto le habría de servir a lo largo de su obra. De Miguel Cruz Martín se conserva una escultura en los fondos del Museo del Prado y otra en el Museo Reina Sofía (Espasa, apéndice C).[3]Además en las Escuelas Aguirre, actualmente Casa Árabe, se puede ver el Monumento a Lucas Aguirre que realizó por encargo del Ayuntamiento de Madrid en 1900. Gaspar, tío de Antonio y hermano de Miguel, fue también escultor anatómico de la Facultad de Medicina de San Carlos de Madrid. Con once años, Antonio, recibe las enseñanzas de Miguel Blay y Fábrega en el taller que el escultor tenía en Madrid, hasta que ya con quince años ingresa, mediante un examen de acceso, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid donde realiza su formación académica. También en este año 1920, concurre junto con su padre, al Primer Salón de Otoño en el Palacio de Cristal del Retiro. Según consta en el catálogo de dicho evento.[4] Antes de concluir los estudios en la Academia de Bellas Artes, ya se conoce una obra suya del año 1923, el Busto de la Srta. Millán,[5] publicándose una foto en la Gaceta de Bellas Artes, N.º 209. En el año siguiente, ya finalizados sus estudios académicos, y con la escultura titulada Figura de mujer, participa en la Exposición Nacional de Bellas Artes consiguiendo una Bolsa de viaje con premio monetario (doctor en Historia del Arte Víctor Guerrero Serrano, Simposio Internacional de Zaragoza 2022).[5] En esta etapa de formación el escultor trabaja con los materiales que le son propios: piedra, bronce, escayola, barro o madera. Y se cataloga su arte como «vanguardista», el cual afianzará en los siguientes años al trabajar en el extranjero donde conocerá todas las evoluciones y vanguardias que en pintura y escultura iban surgiendo en Europa. A lo largo de su vida viaja mucho, tanto en su etapa de aprendizaje donde conoce a artistas destacados, como posteriormente para presentarse a concursos, cumplir encargos y dejar obras en museos de Europa y América. En 1924 oposita, con la escultura Arrepentimiento de Caín (estudio de la anatomía masculina), a la Pensión Piquer para Roma, Florencia y París, que oferta la Academia de San Fernando. Gana por unanimidad del jurado la Pensión que disfrutará de 1924 a 1930. Italia y FranciaCon diecinueve años, viaja a Roma antes de finalizar el año 1924, allí se encontrará poco después, con el que fuera su maestro casi una década antes, Miguel Blay, que fue nombrado director de la Academia de España de Bellas Artes en esa ciudad. Sin embargo no puede establecerse en Roma por no encontrar estudio disponible, pide autorización para hacerlo en Florencia donde sí lo hay y, una vez concedido, fija su residencia en la ciudad del Arno. Aunque realizará desplazamientos por toda Italia y París (Víctor Guerrero Serrano. Simposio Internacional de Zaragoza 2022). En su libro París 1924–1933, periodismo y creación literaria[6] Miguel Ángel Asturias cuenta que viaja a Florencia y se encuentra con su amigo Juan José Sicre, escultor, que le comenta que Cruz Collado trabaja con él, en el estudio que tiene en la ciudad, y es donde ambos se conocerán (p.53). Se establece una relación duradera entre el escritor, futuro premio Nobel de Literatura en 1967, y el escultor que es mencionado varias veces en el libro citado (pp. 436-437) donde, junto a Joaquín Valverde y Manuel Laviada, pondera el autor sus obras: «ellos por su obra y su juventud representan nuestro tiempo», o para recordar sus encuentros posteriores en Madrid (p. 439), en las tertulias del café Pombo (a las que Asturias denomina «Peñas») que Cruz Collado frecuentaba, según cita Juan Manuel Bonet en su libro Las vanguardias españolas.[7]Miguel Ángel Asturias dice, en 1930, en el mismo libro (apartado Glosas lejanas, Tres artistas y una exposición) «que la escultura de Cruz Collado es personalísima… El espíritu nos parece que no está supeditado a la forma. Diríase que se olvida de la forma para convertirla en movimiento». De este periodo como pensionado, tenemos noticias, por las comunicaciones que le dirige la Academia de San Fernando de Madrid, para que le informe de los trabajos que debe remitir a la misma para sus Colecciones,[8]como obligación de la beca que disfruta. Algunos de estos trabajos, 6 dibujos al carboncillo,[9]se conservan en dicha colección. También un relieve titulado El nacimiento de Venus que estaba catalogado como anónimo y por el trabajo de investigación, que, gracias a una foto, pudieron realizar el historiador de arte Víctor Guerrero Serrano y los funcionarios de la Academia de S. Fernando, acreditaron la autoría de Cruz Collado, y la presencia de esta obra en la exposición individual de 1930. También se conoce la escultura de una mujer, Ragazza de 1925, por una foto de la Gaceta de Bellas Artes.[10] Igualmente de esta época es el Retrato de la pintora Alejandra Gorini en Florencia. En la web http://www.cruzcollado-escultor.org, se informa de que en 1928 el escultor realizó un monumento a Jeanne Duval, amante de Baudelaire, fecha en la que se puede suponer que estaba en París. También Juan Manuel Bonet nos habla de un libro que Cruz Collado regala al escritor Pérez Ferrero sobre Chirico, y que en su contraportada está escrito «Cruz Collado. París, 1928». Esto ratifica que una parte al menos de dicho año estuvo en Francia. Con respecto a la escultura de Duval, dos años más tarde González Ruano[11]escribe en El Heraldo que dicha estatua había sido robada en París, siendo la única que fue esculpida de esa actriz. Nunca se encontró. En Florencia, cuya estancia duró, salvo desplazamientos esporádicos, unos seis años, tuvo relación con otros artistas como el ya mencionado Sicre o con Guido Peyron, del que se conserva un retrato en una colección particular con el nombre de «Retrato del escultor Cruz Collado». Cuando estaba a punto de terminar la pensión, solicita le sea concedida una prórroga de seis meses para terminar los encargos que había recibido, petición que le es concedida aumentando así su estancia en el extranjero. Al regresar finalmente a España deja obras en colecciones particulares de Florencia, Milán, Nápoles y París, así como en museos de Florencia. De esta etapa ítalo-francesa, según señalan diferentes autores, se trajo influencias de distintos artistas: así, Miguel Pérez Ferrero señala a Chirico y a Piero della Francesca, Cruz González encuentra una influencia clara de Modigliani, Ledesma Miranda ve una lucha del escultor entre Donatello y Libero Andreotti, aunque como nos cuenta de una conversación sostenida con el artista en su taller, que:
Para Víctor Guerrero conoció a fondo tanto la estatuaria clásica-renacentista, así como la obra del Novecento (Arturo Martini) como de los cubistas (Henri Laurens y Alexander Archipenko) los cuales influenciaron notablemente en su obra escultórica. En París estudia tanto la escultura arcaico-primitiva (Egipto, Mesopotamia y Grecia) a través de sus visitas al Louvre, como la escultura cubista y déco, cuyo influjo es más que evidente en toda su producción. Otros que parece que influyen en su formación son Barlach, de Lehmbruck, etc. Como final de esta etapa citamos lo expresado por el propio escultor en la Memoria para el concurso oposición de la clase de Modelado en la Escuela de San Fernando (1941):
Regreso a España: 1930-1939El año 1930 comienza participando en la Exposición Nacional que se celebra en el Palacio de Exposiciones de El Retiro de Madrid. Allí expone la escultura Adán y Eva. Esta obra es premiada con la 3.ª medalla. Además, es adquirida por el Museo de Arte Moderno de Madrid, el cual desapareció en 1971 y sus obras del siglo XX pasaron al Museo de Arte Contemporáneo y de allí al actual Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Poco después, en el mes de junio de este mismo año, presenta en el Concurso Nacional de Escultura, un proyecto de una fuente, para sitio no determinado en la convocatoria. Esta obra, llamada Fuente de la muchacha que duerme resulta ganadora. El historiador Víctor Guerrero encuentra en ella una clara influencia del pintor Giorgio de Chirico y del escultor Arturo Martini. Como ya señalamos, Pérez Ferrero busca sus raíces también en Chirico y en Piero della Francesca. Ledesma Miranda, que nos lleva hasta la ubicación de la fuente en la calle Bailén, en los jardines de la Plaza de Oriente, además nos explica su realización en piedra arenisca rosa, muy en el arte de Barlach o Lehmbruck (En el taller de Cruz Collado).[12] En el catálogo digital del Museo Reina Sofía aparece esta fuente como una reproducción que posee el Museo, junto con otras cuatro obras más del autor. En el mes de octubre se inaugura la exposición individual de Antonio Cruz Collado en La Sociedad de Amigos del Arte en el Palacio de Bibliotecas y Museos. Consta dicha exposición de 16 esculturas y varios dibujos. En el catálogo de la misma nos reencontramos con Miguel Pérez Ferrero, que dice en Las Musas quietas del hombre que vuelve entre otras cosas:
(La Gaceta Literaria, 15 de septiembre de 1930.)[13] También se refiere a esta exposición Ramón Ledesma Miranda, (periódico Arriba de 22 de abril de 1948), en donde la califica como «el grito más agudo del vanguardismo escultórico en nuestro país». Hace mención de que después «se abrió un turno de conferencias para comentar estas y otras realizaciones de Cruz Collado por parte de Federico García Lorca, Eugenio Montes (que prologó el catálogo de dicha exposición con el artículo Resurrección de la Escultura) y Samuel Ros y explicaron y definieron el arte de nuestro escultor» (Este punto es controvertido, pues Juan Manuel Bonet se refiere a las conferencias sin saber si finalmente se celebraron). Parece ser que las esculturas que más llamaron la atención, según el escritor, fueron El desnudo en verde (homenaje a Modigliani), el Adán (también una reproducción en el catálogo de El Reina Sofía[14]), la Eva y el Cristo de cera. Termina diciendo Ledesma «y otras composiciones llenas de encanto, sin merma de su estético radicalismo». También debemos hacer mención del historiador de arte Víctor Guerrero que dentro de su proceso investigador, nos cuenta que únicamente se han podido documentar 10 de las 16 esculturas presentadas y las define como el camino «hacia un clasicismo moderno de tono arcaizante». Asimismo cita al crítico Juan de Castilla que apunta a una conexión entre la obra de Cruz Collado y la Metafísica italiana o el Realismo Mágico alemán. Tras la exposición, vuelve a solicitar una beca de Ampliación de Estudios, que le fue concedida para el bienio 1931-32 en Estados Unidos. De esta época deja obras (bustos de Abogado Torrell, Profesor del Rio, Arquitecto Dwing Bawn, etc.) en colecciones particulares en Nueva York y en Iowa el busto de Mr.Carl Weeks. A modo de resumen de estos años diremos que hizo exposiciones individuales en Florencia, Madrid, Nueva York,… https://recursos.march.es/web/prensa/anales/1956-1962/11-Pensiones.pdf (Según expone la Fundación Juan March, Pensiones.pdf p. 525). Y la prensa del momento se hizo eco de su persona y de su obra: Bolívar, El Imparcial y la Gaceta Literaria, entre otros (Bonet, Las vanguardias en España). De vuelta a Madrid en 1932 y con el arquitecto García Mercadal, presentan al concurso para la realización del Monumento a Pablo Iglesias, un proyecto que quedó en el segundo lugar y que ganó Emiliano Barral. Se presenta a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1934 con una escultura de dos mujeres: Desnudos.[15]Con la que gana el primer premio, la Medalla de Oro. En la que, según algunos críticos, abandona un poco el vanguardismo envolviéndolo de una estética más clásica, y se nota el comienzo de una evolución que parece muy del agrado de sus compatriotas. Una copia de esta escultura, en piedra, se encuentra en el parque de Isabel la Católica de Gijón, en Asturias. En este mismo año y mediante oposición, obtiene la plaza como Colector-Preparador (Escultor-Restaurador) del Museo de Antropología (Museo Etnológico Nacional). En 1934 también oposita a la Cátedra de Dibujo del Instituto Lope de Vega de Madrid y consigue la plaza de Catedrático de Dibujo. Participa en el Concurso: «Medalla de Madrid» convocado por el Ayuntamiento de Madrid en 1935, cuyo modelo resulta premiado. El Gobierno de la República le nombra Delegado de Bellas Artes en Madrid, cargo que ejercerá durante toda la guerra civil. Encargándose de la protección del Patrimonio Artístico Español, como por ejemplo el patrimonio del Museo Cerralbo de Madrid junto con su director, y tratando de salvar las máximas obras de arte de su destrucción o rapiña. De 1939 a 1962Una vez terminada la guerra civil retoma la docencia como Profesor de Dibujo y Escultura en la Escuela de Cerámica, en San Antonio de la Florida (1947), y en la de Artes y Oficios Artísticos (1941) de la calle Palma, ambas en Madrid. (Real Academia de Historia. Biografías. Cruz González).[16]Además de la enseñanza, sigue como Colector-Preparador del Museo Etnológico Nacional. Así mismo es nombrado Escultor-Restaurador de la recuperación del Tesoro Artístico Nacional (1941). También continúa como Jefe de Artes Plásticas del Museo Etnológico (1941), donde había trabajado en 1933 y ahora denominado Museo de Antropología. En 1944 se casa con Mercedes González Gimeno. doctora en Ciencias, con la que tiene dos hijos: Antonio y Laura. En España comienzan a celebrarse nuevas Exposiciones y Concursos de todo tipo que estaban suspendidos desde el año 1936. Los artistas españoles empiezan a triunfar en los certámenes extranjeros como las bienales de Venecia, Alejandría o El Cairo o la trienal de Milán. Y la escultura se debate en estos años entre la abstracción y la figuración. También Cruz Collado se incorpora a estos certámenes con nuevas esculturas. En el Departamento de Historia del Arte de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza, Ana Ara Fernández[17]escribe un artículo a raíz de «Las exposiciones de escultura al aire libre» que se celebraron, en su tercera edición en el Parque de El Retiro de Madrid, el colegio Mayor de la Moncloa, también en Madrid y el Parque de María Luisa de Sevilla. «En ellas se dieron cita obras de los escultores españoles más importantes del panorama artístico de la época, afanados en la renovación de la práctica escultórica más tradicional que triunfaba en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes». En la Exposición al aire libre de El Retiro en 1953, el requisito para poderse presentar era haber tenido el reconocimiento en alguna Exposición Nacional, como fue el caso de Cruz Collado (medalla de tercera clase en 1930 y medalla de primera clase en 1934) que se presentó con las esculturas: Aire y Desnudo en piedra. En 1950, La Espera, un relieve en piedra de Colmenar, es presentado a la Exposición colectiva de Arte Español Contemporáneo celebrada en El Cairo, según consta en el documento donde se le requiere al escultor para la firma del contrato de cesión temporal por el director general de Relaciones Culturales, el 25 de enero de ese año. (Documento en poder de la familia de Cruz Collado). También en este año, pero el 6 de mayo, se le solicita por el Ministerio de Asuntos Exteriores, desde la Dirección General de Relaciones Culturales que: «Próxima a ser inaugurada la Exposición de Arte Bienal de Venecia, a la que es de interés nacional concurra una representación de obras de arte españolas dignas en número y calidad de tal certamen internacional, el Comité organizador ha estimado sería conveniente la presentación de la obra de su propiedad expuesta en El Cairo titulada Espera (relieve en piedra)». (Documento en poder de la familia del escultor). En 1950 Cruz Collado es nombrado socio de la Sociedad de amigos del Arte de Madrid. Dos años después, en 1952, a Cruz Collado se le nombra Socio de Honor del Círculo de Bellas Artes de Madrid. En el año 1959 consigue la Cátedra de Preparatorio de Modelado de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. En este mismo año opta por la Pensión de Arte que convoca la Fundación Juan March (Pensiones.pdf p. 525). El motivo para su solicitud es realizar un grupo escultórico en Homenaje a Francisco Alcántara fundador de la Escuela de Cerámica de Madrid. La Pensión le es concedida y la escultura se encuentra de los jardines de dicha Escuela. Respecto a la parte artística, distinguiremos en esta época, los diferentes tipos de trabajo que realiza Cruz Collado:
Esculturas monumentales
Imaginería y restauraciónImaginería
Restauración
Obra singularBustosDibujosEl 9 de agosto de 1962 en La Cabaña, Pozuelo de Alarcón, Madrid, muere el escultor Antonio Cruz Collado. Premios y reconocimientosEntre sus méritos principales están el Primer Premio del Concurso Nacional de Escultura en 1930, del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes y la Primera Medalla de Oro de Bellas Artes en 1934. Otros méritos importantes fueron la Concesión de la Beca Pensión Piquer de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid para realizar estudios y obra en Roma, Florencia y París, en el período 1924-1930; Tercera Medalla de Bellas Artes en 1930 y Beca para ampliación de estudios en Nueva York en 1931-1932 concedida por la Junta para Ampliación de Estudios. Dentro de los varios premios recibidos también se pueden citar: Premio en el Concurso Medalla de Madrid convocado por el Ayuntamiento de Madrid 1935; Accésit para el proyecto de la Fuente de Villanueva compartido con el arquitecto Aníbal Álvarez 1940; Bolsa de Viaje obtenido en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1942; Primer premio por el proyecto de Fuente homenaje a la República Argentina compartido con el arquitecto Herrero Palacios 1949; y Accésit en el Concurso de Escultura para realizar un San Isidro Labrador, convocado por el Ayuntamiento de Madrid 1953. Y por último Pensión de Arte de la Fundación Juan March para realizar una escultura homenaje a Francisco Alcántara de la Escuela de Cerámica de Madrid, en 1959. Fue nombrado Socio de Honor del Círculo de Bellas Artes de Madrid", en 1952, con el N.º de socio 292. Obras
Exposiciones
LegadoDe su estancia en Europa, en 1924-30, (Italia y Francia) y en los Estados Unidos, 1931-32, aportó al mundo del arte español las vanguardias más actuales de la época, en pintura y escultura, que triunfaba en esos países. Ese aspecto de la modernidad en el arte que abre un camino que en España o no existía o era muy suave. Citamos, por su importancia el monumento a Jeanne Duval, amante de Baudelaire, que realizó en París y hoy desgraciadamente desaparecido. A la vuelta de estos viajes de Estudio, en Italia y París, en 1930 obtuvo el Premio Nacional de Escultura, con la figura Fuente de la muchacha que duerme, totalmente vanguardista y siendo admitida como ganadora entre todas las presentadas del territorio español. Con esas nuevas técnicas consiguió en 1934, ya en plena República Española, la primera medalla de Bellas Artes, también con carácter nacional. Por otro lado también impulsó el conocimiento y la ejecución de esas corrientes desde la docencia impartida en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, la Escuela de Cerámica y la Escuela de Artes y Oficios, todas en Madrid. Algunos de sus alumnos fueron Manuel López Villaseñor y Antonio López García. También fueron compañeros y amigos Rafael Pellicer, José Frau, Vargas Ruiz, Demetrio Delgado, Germán Calvo, entre otros. Artistas reconocidos todos ellos a nivel mundial. La obra del escultor Cruz Collado, quedó no sólo en sus monumentos en las calles y jardines de Madrid, y en ese espléndido remate en un edificio empresarial de la calle Princesa, sino también en otras ciudades como Gijón (Asturias), La Coruña (Galicia), Miranda de Ebro (Burgos), y Puertollano (Ciudad Real). Tenemos que añadir que por las vicisitudes que atravesó España en los años 30 del siglo XX, hubo que rehacer esculturas, monumentos y todo tipo de edificios que habían sufrido los daños de la guerra civil; en la obra de Cruz Collado, aparece la restauración del Patrimonio Artístico. Lo que también dejó su semilla colectiva, por ejemplo la Piedad de San Martín en León, restaurada por él, y completamente dañada en un incendio fortuito, sale, una vez restaurada, en procesión de Semana Santa, todos los años en dicha ciudad. También en la ciudad de Bellpuig, Lérida, se restauró completamente el monumento Sepulcro de Ramón III Folch de Cardona, en el Panteón del mismo nombre en la Iglesia principal. Todas estas restauraciones, incluso otras imágenes como las de la Iglesia de San Sebastián en Madrid, configuran un arte religioso que indudablemente ayudó a paliar los destrozos causado por la guerra civil. Podríamos citar para acabar este apartado, que encontramos en la ciudad de Buenos Aires (Argentina) una publicación que se difundió digitalmente, mostrando el Malabarista de Cruz Collado como ejemplo de Escultura vanguardista. Esta figura ya estuvo expuesta en una Exposición del Salón de Otoño del Círculo de Bellas Artes de Madrid, hace más de 60 años. Galería
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
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