«Soy un caso pedagógico interesante. Porque mientras suspendía todas, escribía cinco o seis artículos al mes en la revista de los Escolapios de Santander. No pensaba más que en la poesía y en escribir. Claro, suspendí cinco asignaturas, no me presenté en septiembre y mis padres me enviaron a Valladolid de interno con los jesuitas al año siguiente. Para que espabilara. Eran gente muy recta, con un sentido del esfuerzo y del deber muy fuerte.»
Desde que en 1973 se publicó su primer libro de poesía, Protocolos, Álvaro Pombo se ha considerado una voz personal y única en la literatura española. Solo cuatro años después de la publicación de aquellos versos, Pombo ganó el premio El Bardo con su obra Variaciones en 1977. Ese año regresó a España, publicándose también su primer volumen de narrativa, Relatos sobre la falta de substancia, que contenía un gran número de historias cortas protagonizadas por personajes homosexuales. El tema gay estará presente también en otras obras suyas.
En 1983, ya instalado en Madrid, ganó el primer Premio Herralde con la novela El héroe de las mansardas de Mansard, inaugurando así la colección Narrativas Hispánicas de Anagrama, donde ha publicado casi todas sus novelas y a la que se ha declarado públicamente fiel.
A pesar de considerarse a sí mismo poeta, siempre ha sido más conocido como novelista, calidad en la que ha ganando varios galardones. Su estilo, único y original, a pesar de ser clasificado dentro del realismo subjetivo, lo ha situado siempre como una figura crucial en las letras españolas. La maestría con la que usa el lenguaje, propia de un poeta verdadero, y el uso chocante y contagioso del humor en todas sus novelas dan forma a una prosa única, elogiada por críticos y escritores de toda índole.[5]
Aficionado a la historia medieval y la filosofía fenomenológica, en todos sus libros se mezclan la investigación psicológica y la preocupación filosófica. Él mismo define su método literario como psicología-ficción.
Sus primeras obras pueden considerarse pesimistas, presentando siempre situaciones, argumentos y personajes sin esperanza, pero su narrativa da un giro con la publicación de El metro de platino iridiado (1990), quizás su obra maestra, ganadora del Premio Nacional de la Crítica. En esa novela Pombo empieza a ejercer lo que llamó «la poética del Bien», donde la ética, la humanidad y, en definitiva, el Bien, parecen ser el objetivo de su trabajo. En Contra natura (2005), Pombo expresa sus críticas hacia una excesiva «mercadotecnia» y «trivialización» de la homosexualidad que, en su opinión, está llevando a cabo una parte del colectivo.
Álvaro Pombo ingresó en la Real Academia Española el 20 de junio de 2004, propuesta su candidatura por Luis María Ansón, Luis Mateo Díez y Francisco Rico, ocupando el sillón j que dejó a su muerte Pedro Laín Entralgo. Su discurso[6] de ingreso en la Academia se tituló Verosimilitud y verdad; en él, Pombo reflexionó acerca de la reserva del término «verdad» para el razonamiento y «verosimilitud» para lo narrativo-contemplativo.
El 16 de octubre de 2006 se le proclama ganador del premio Planeta, el más popular de cuantos existen de literatura en España, por la novela La fortuna de Matilda Turpin.
Aunque él mismo es abiertamente homosexual, se ha manifestado en contra del concepto de matrimonio para personas del mismo sexo. Esa palabra «referida al ámbito gay me da risa», dijo en el programa Los desayunos de TVE en noviembre de 2011.[7] Ante el revuelo que causó esta declaración, UPyD, el partido de Pombo, se apresuró a precisar a través de Twitter que «su programa electoral defiende el matrimonio entre personas del mismo sexo».[7]
Entre 2006 y 2008 fue también colaborador y contertulio del programa de Antena 3Espejo público.
El 6 de enero de 2012 ganó el Premio Nadal con El temblor del héroe.[8]Una novela sobre el engaño, la manipulación y la falta de sensibilidad ante el dolor ajeno. [9]
En 2024 gana el premio Cervantes, destacando el jurado «su extraordinaria personalidad creadora, su lírica singular y su original narración».[10]
En enero de 2012, Álvaro Pombo fue entrevistado por la revista chilena The Clinic. Pombo realizó unas declaraciones contemporizadoras respecto a las figuras de Augusto Pinochet y de Francisco Franco:[15]
«Sé que suena mal, el asunto es que España prosperó gracias a Franco, la gente tuvo su cochecito, su residencia, y la democracia fue posible gracias a Franco.»[15]
«Pero sí me hago esa pregunta, de si no tendríamos, por ejemplo en España, que pasar a una fase suprapolítica, suprapartidista, de gestores firmes. ¡Si tenemos cinco millones de parados (cesantes)!»[15]
«Un dictador con mano fuerte… No lo sé, no lo sé, pero hay que tener cuidado de no ponerse demasiado bravo con los dictadores que produjeron riqueza económica. Hitler fue un dictador que metió a los países en una guerra espantosa, pero Franco no. Y Pinochet tampoco.»[15]