Retablo de la Asunción (Catedral de Orense)
El retablo de la Asunción es una obra realizada por Mateo de Prado y Bernardo Cabrera entre 1657 y 1658. Está ubicado en la capilla homónima de la Catedral de Orense, en Galicia (España). Esta capilla, también denominada Capilla de Argiz y situada en el extremo sur del deambulatorio, constituye uno de los lugares más destacados de la catedral por la riqueza de su retablo así como por albergar una pequeña capilla donde se conserva una talla del Cristo de los Desamparados. HistoriaEl 18 de agosto de 1647 el regidor y alguacil de Orense Pedro Álvarez de la Cruz expresó a sus hijos su deseo de ser enterrado en una capilla en la Iglesia de San Bernabé de La Valenzana, requiriendo que junto a sus restos mortales trasladasen los de su esposa ya fallecida:[1][2]
Álvarez ordenó que la capilla se dedicase a la Virgen y advirtió que de no ser factible su petición se buscase una capilla en la Catedral de Orense puesto que en aquel entonces el deambulatorio ya estaba terminado:
Fue uno de sus hijos, Francisco Álvarez de Argiz, quien compró la capilla al cabildo el 28 de junio de 1652:
La primera dotación fue una reja (realizada posiblemente en alguna herrería local)[4] de tres cuerpos y ático separados por entablamentos, fechada en 1657 y encargada por la familia a Simón Fernández, siendo las partes de madera de nogal que la completan obra de Antonio de Freiría.[5]: 46 El retablo, ubicado en la pared frontal y probablemente fabricado en Santiago de Compostela,[4] fue comisionado a los artistas Mateo de Prado (quien lo esculpió) y Bernardo Cabrera (encargado tanto de la labor de talla como del ensamblaje), mientras que la policromía corrió a cargo de Martín López Gayoso en virtud de un contrato firmado con Francisco Álvarez de Argiz ante el notario Juan de Puga y Noboa el 23 de enero de 1668, aunque a causa del deterioro experimentado la obra sería repintada en 1857 por Manuel Antonio Vales, conservándose muy poco de la policromía original.[4] La pieza fue atribuida a de Prado por vez primera por el escritor Benito Fernández Alonso, quien lo identificó como autor de esta y otras piezas ubicadas en el deambulatorio:
Por su parte, una carta hallada en el archivo de la catedral permite considerar que con gran probabilidad el retablo fue elaborado en el taller del escultor en Compostela, pues en ella de Prado solicita el envío de las armas del deán Antonio Sotelo Novoa para su emplazamiento en la zona superior del conjunto, quejándose además de un retraso de carácter monetario que trajo como consecuencia que al tallista le afectase la pragmática del 6 de mayo de 1659, según la cual la moneda de cuatro maravedíes se reducía a dos y el ochavo pasaba a tener un valor de un maravedí:
DescripciónRetabloCuerpoEl retablo, de estilo barroco y rica policromía de colores vivos, se compone de un cuerpo con una sola calle, banco y ático. La talla de la Virgen, vestida con túnica ceñida con cíngulo y sobre esta un manto estrellado de gran movimiento, se sitúa en el cuerpo y figura rodeada de un nutrido coro angelical desde la peana hasta la cúspide, destacando cuatro ángeles (dos a cada lado) portando instrumentos de cuerda y dos en la parte superior en posición de sostener sobre la cabeza de María una corona real suspendida de la cornisa que separa el cuerpo del ático. La Virgen muestra el rostro alzado y los brazos en actitud de elevarse con las manos abiertas, faltando el dedo meñique de la mano izquierda. Destaca una profunda grieta en la imagen mariana la cual asciende desde la cabeza del ángel situado en la base de la talla hasta aproximadamente la rodilla de la pierna derecha de la Virgen, junto a la cual se halla otra grieta de menor longitud. A ambos lados se observan dos prominentes ménsulas de rocalla y dos pares de columnas salomónicas decoradas con racimos y hojas de vid y coronadas por capiteles corintios. ÁticoSobre los pilares se halla un frontón partido y, sobre la imagen de la Virgen de la Asunción, dos pronunciadas volutas que sirven a su vez de base al ático, de forma rectangular y rematado por un frontón curvo el cual descansa sobre dos pilastras y cuatro columnillas entorchadas apoyadas sobre ménsulas. La escena en él plasmada fue añadida por Francisco Álvarez de Argiz, quien dispuso un bajo relieve de San Francisco de Asís en el que figura la firma «Joseph Gonzalez, escultor y arquitecto»,[4] pudiendo contemplarse en los extremos los emblemas heráldicos del fundador, quien era miembro de la Santa Inquisición (estos emblemas muestran concretamente los escudos de la familias Argiz, Gayoso, Ribera, Cadórniga, Puga, Zúñiga y Noguerol).[4][3]: 110 Debido a que el único escultor documentado con el nombre de «Joseph Gonzalez» estuvo activo en Orense hacia 1730, es posible que el relieve corresponda a un miembro no identificado del taller de Mateo de Prado o que la pieza fuese creada o modificada en el siglo xviii por este artista.[4] Respecto a la escena mostrada, esta representa a San Francisco vestido con el hábito de su orden en el monte Alverna solicitando al caballero Orlando una celda junto a un haya, lugar donde el santo solía orar hasta que optó por dirigirse a una zona más solitaria conforme se aproximaba la festividad de la Asunción:
La escena ha sido interpretada también como el sueño que San Francisco tuvo, al igual que Santo Domingo y el papa Inocencio III, acerca de la restauración de la Iglesia, la cual estaría representada por la capilla que aparece en el fondo del relieve.[4][5]: 46 BancoBajo la imagen de la Virgen, en el banco, se hallan dos bajo relieves de San Antonio de Padua y San Pedro de Verona a derecha e izquierda respectivamente los cuales conservan la policromía original.[4] El relieve de San Antonio muestra al santo luciendo el hábito de su orden y acompañado por sus atributos: el Niño Jesús (del que únicamente se conserva la mitad inferior) y un libro abierto en el que se puede leer «Gloria Patri». Por su parte, el relieve de San Pedro muestra al santo vestido con el hábito de los dominicos en el momento en que es asesinado por un sectario de los cátaros o maniqueos. En su mano derecha muestra una palma, uno de sus atributos personales, circundada por tres coronas en alusión a su predicación, martirio y castidad, portando en su mano izquierda un bastón en el cual se apoya. En adición a lo anterior, el santo tiene clavada en el pecho una espada hasta la empuñadura, disponiéndose el sectario a clavarle un hacha en la cabeza:[3]: 109
CapillaEn lo que respecta a los demás elementos de la capilla, de medio punto con bóveda de casetones policromados, en el muro izquierdo figura S. Rosendo y la llave de Celanova, cuadro de 1977 obra de José Antonio Ocaña Martínez, mientras que bajo el mismo se ubica una lámina de bronce realizada en Barcelona en 1851 la cual cubrió en su momento el sepulcro del deán Juan Manuel Bedoya.[5]: 46 A la derecha, a través de un arco de medio punto, se accede a una pequeña capilla, lugar de enterramiento de la familia Álvarez de la Cruz en el que se muestra una escultura del Cristo de los Desamparados, obra de principios del siglo xiii. Considerada como una de las esculturas realizadas en madera más antiguas que se conservan en Galicia, la talla, a tamaño natural, muestra a Jesús clavado en una cruz con forma de tronco de árbol, con los ojos abiertos y portando una corona real sobre su cabeza, luciendo la imagen así mismo un ceñido paño de pureza, cuatro clavos y ambos pies apoyados en un supedáneo.[1] RestauraciónEn 2016 el retablo fue objeto de una labor de restauración. La obra, con un presupuesto de 12 342 euros aportados por la Dirección General de Patrimonio Cultural, fue realizada por el Centro de Conservación y Restauración San Martín S.L.U. Respecto a los trabajos de reparación, se llevaron a cabo labores de limpieza de la superficie (ennegrecida por el polvo, el moho y el humo de las velas)[4] y fijación de la policromía así como trabajos de consolidado y saneado de la madera, la cual padecía un ataque de termitas.[4] Así mismo, se procedió a desmontar la predela y la parte central para después efectuar una reintegración volumétrica, siendo necesario instalar nuevos anclajes puesto que la imagen de la Virgen, de gran tamaño y peso, estaba mal asegurada y con peligro de desprendimiento, realizándose también labores de limpieza química, estucado, reintegración de la policromía, montaje de las piezas desarmadas y protección final.[1][4] Pese a la intervención, el conjunto sigue actualmente y desde hace siglos expuesto a la humedad como consecuencia de que las capillas del deambulatorio se encuentren a un nivel inferior en relación con el pavimento exterior, constando una queja acerca del deterioro de esta zona de la catedral por parte del cabildo con fecha del 7 de septiembre de 1709:
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Referencias
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