Nava (geomorfología)Las navas, navajos (lavajos) o torcas son estructuras geomorfológicas generalmente de ambientes de disolución de rocas carbonatadas (medios Kársticos) que se caracterizan fundamentalmente por:
Identificación de navas en superficieEs importante diferenciar la naturaleza genética de las torcas o navas, de otras estructuras típicas ligadas a zonas palustres, como pueden ser las lagunas con láminas estables de agua. Ya que las primeras «pierden» su recurso hídrico, principalmente por percolación hacia las masas de agua subterránea, mientras que en las segundas, el flujo subterráneo simplemente «transita» de modo paralelo a la superficie del terreno; o se mantienen por recursos de lluvia directa, escorrentía o derivación superficial (como lavajos o charcas/lagunas epigénicas). La diferenciación entre lagunas y navas es necesario, para establecer reservas o asignaciones de demanda natural de recursos hídricos para el mantenimiento de las láminas de agua libre. Pues mientras que las navas no demandan ningún tipo de agua para el mantenimiento de su ecosistema, las lagunas típicas, pueden necesitar de ciertas reservas ambientales de recursos en su estado natural o artificial de mantenimiento (en los estanques). Actualmente, se calcula que más del 50 % de todas las «lagunas» reconocidas en los estudios de catalogación e inventario de ciertos Planes generales y especiales[1] de conservación de espacios naturales, en realidad se tratan de navas, las cuales pueden llevar consigo la programación de contraproducentes reservas de agua para el mantenimiento de sus presuntos hábitats, o la "recuperación" del humedal partiendo del replanteamiento de la gestión de los recursos acuíferos regionales (falsa estrategia de recuperación); mientras que la realidad sería un efecto antinatural e incluso, tal vez antieconómico, como sería la de contribuir de modo indirecto a una mayor recarga del medio subterráneo a costa de las pérdidas de infiltración de superficie. La confusión entre estos contextos aparentemente análogos pero diferentes, se presenta muchas veces cuando los niveles altos de aguas freática contactan excepcionalmente con la superficie del terreno, confundiéndose entonces con las zonas típicas de «tránsito» lagunar. Otras veces, se ignora una caracterización de detalle y profunda desde el punto de vista hidrogeológico, que puede llevar a graves problemas de gestión y de proyección geotécnica (colapsos y asentamientos del terreno por vibraciones y percolaciones de aguas). Las navas en la historia, en el arte y en las tradicionesLas navas siempre han sido lugares de especial atractivo mágico y/o esotérico para las diferentes culturas. En España, la raíz toponímica «nava» aparece implícita en la denominación de más de 100 municipios; sin contar con los numerosísimos accidentes geográficos en relación con cursos de agua, y parajes más diversos (principalmente los de montaña). Las tradiciones y leyendas populares universales también han registrado desde siempre los aspectos más misteriosos y umbríos de los parajes ligados a estas estructuras, en relación con lagunas y ciénagas. Cabe resaltar la leyenda del Guadiana: la presunta comunicación subterránea entre las torcas donde se pierde el Guadiana Alto (alrededores de las Lagunas de Ruidera) y la surgencia de los famosos Ojos del Guadiana. Pero más pictórica es la famosa y más quijotesca historia de la Cueva de Montesinos, la cual es hoy uno de los mejores ejemplos de megaestructura de percolación de aguas pluviales hacia las mismas entrañas del "escudero" Guadiana. O cabe citar la sima de Lewis Carrol por donde Alicia se precipitó tras el conejo blanco, puede ser ejemplo de nava profunda. Pero además de estos y muchos otros ejemplos literarios, también pueden ser motivos de registros historiográficos, las bélicas Navas de Tolosa (o de la Losa), en plena cumbre de Sierra Morena, donde las huestes cristianas de Alfonso VIII de Castilla infligieron en la batalla de Las Navas de Tolosa una gran derrota a las tropas almohades (16-07-1212). Referencias
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