MenorragiaLa menorrea, también conocida como menorragia o sangrado menstrual grave (SMG),[1] es una condición en la que las mujeres experimentan sangrados menstruales intensos o prolongados.[2] Es el tipo más común de sangrado uterino anormal y puede ser tan abundante que dificulta la realización de actividades cotidianas debido a la cantidad de sangre perdida y los calambres que lo acompañan.[3] Experimentar sangrados menstruales abundantes o prolongados sin recibir tratamiento puede afectar la calidad de vida. Además, puede provocar anemia, una afección sanguínea común que presenta fatiga y debilidad. Los problemas de sangrado podrían desencadenar otros problemas de salud. Es importante consultar con un profesional de la salud para recibir un diagnóstico adecuado y tratamiento oportuno. EtimologíaLa palabra "menorrea" proviene del griego men (mes) y rhein (fluir), más el sufijo -ea (relación, pertenencia). Flujo que se produce cada mes o flujo menstrual.[4][5] HistoriaAlgunos autores han utilizado el término "menorragia" en su sentido literal, mientras que otros, según la escuela ginecológica a la que pertenecen, han empleado la palabra como sinónimo de metrorragia, refiriéndose a cualquier hemorragia uterina. La distinción entre estos dos tipos de sangrados es difícil de hacer en mujeres que no están embarazadas, ya que muchas veces las hemorragias uterinas, sin importar su causa, adoptan un carácter periódico similar al de la menstruación, lo que puede llevar a confusión. En algunos casos, la hemorragia puede ser un síntoma de una lesión en el útero. Sin embargo, en estas situaciones, el flujo sanguíneo suele estar mezclado con moco, pus u otras secreciones, y acompañado de dolor intenso.[6] CaracterísticasLas principales características de la menorragia incluyen:
Durante la perimenopausia, que es la etapa de transición hacia la menopausia, muchas mujeres pueden experimentar cambios en su menstruación, como un aumento en la abundancia del sangrado. Aunque los períodos irregulares son comunes en esta etapa y generalmente no deberían causar preocupación, es crucial estar atenta a ciertos signos que podrían indicar problemas en el sistema reproductivo. Estos cambios pueden comenzar a notarse en los 40 años, aunque algunas mujeres pueden experimentar alteraciones desde mediados de sus 30. El sangrado problemático antes de la menopausia es causado habitualmente por una disfunción ovulatoria.[9][10] SíntomasAntes de la hemorragia, es común que se presenten ciertos signos como pesadez y dolor en la parte baja del abdomen, cólicos y dolor de cabeza. Luego, la sangre comienza a salir de los vasos, y la cantidad y duración del flujo pueden variar mucho. Esto puede llevar a una sensación de debilidad, que puede ir desde un leve cansancio y mareos hasta palidez, síncope o, en casos extremos, complicaciones graves. El flujo menstrual suele ocurrir una sola vez, aunque a menudo puede repetirse en momentos regulares o irregulares. Esta repetición generalmente depende de la causa subyacente y, a veces, de cómo ha respondido el cuerpo a lo largo del tiempo.[11] Algunos otros síntomas comunes son:[3][2]
Es fundamental tener en cuenta que estos síntomas pueden variar entre diferentes personas y pueden estar asociados con otras condiciones. Por lo tanto, es crucial consultar a un profesional de la salud para obtener un diagnóstico preciso y el tratamiento adecuado. CausasLa menorragia puede tener diversas causas, entre las que se incluyen:[12][2]
DiagnósticoEl proceso de diagnóstico de la menorragia inicia con una revisión detallada de la historia médica de la mujer y un examen físico completo, que incluye un chequeo pélvico. Es crucial descartar otros trastornos menstruales y afecciones que puedan estar contribuyendo al sangrado. Para lograr un diagnóstico preciso, se pueden realizar los siguientes procedimientos:[2]
Los resultados de estas pruebas iniciales pueden llevar a la realización de estudios adicionales, que incluyen:[3]
El diagnóstico de sangrado menstrual abundante o anormal solo se puede confirmar una vez que se han descartado otras posibles causas de la afección. TratamientosEl tratamiento de la menorragia se adapta a las necesidades individuales y considera varios factores, como la salud general, edad e historia clínica, la causa y gravedad de la afección, tolerancia a procedimientos, medicamentos o terapias y la preferencia y deseo de la paciente. Las opciones de tratamiento incluyen:[2][3] Medicamentos
Procedimientos quirúrgicosEl enfoque del tratamiento se basa en la gravedad de la menorragia y la respuesta a los medicamentos, con la posibilidad de realizar procedimientos quirúrgicos si es necesario. Algunos de ellas son:
Referencias
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