Kintu, quinto o cocakintu (en quechua: k'intu; en aimara: chillt'a)[1] se refiere a un grupo o ramillete de hojas de coca (Erythroxylum coca) seleccionadas y utilizadas ritualmente para realizar una ofrenda o un pukuy (oración andina) en los Andes de Perú, Bolivia, Chile y el noroeste de Argentina.[2][3] Las ofrendas con kintus pueden estar dirigidas a la naturaleza como agradecimiento, o servir como mediadoras de las relaciones entre el mundo natural y el de los humanos.[4] Se considera de buenos modales realizar un pukuy ('soplar un kintu') antes de introducirse las hojas de coca en la boca en el chacchado.[5][6]
En la cosmovisión andina, Mamacoca o Cocamama (en ortografía quechua contemporánea: Kuka Mama),[7] hace referencia al espíritu de la planta de la coca (Erythroxylum coca y Erythroxylum novogranatense) en los Andes de Sudamérica.[8] Al espíritu se le atribuye el género femenino.[9][10] Desde esta concepción, Mamacoca es un «sujeto no humano con agencia» social que puede enseñar saberes a las personas curanderas de la medicina tradicional en los Andes y en la Amazonía.[11][12] Asimismo, en contextos más allá de los terapéuticos, Mamacoca ocupa también la función de mediadora entre los humanos y las otras formas de existencia a través de las ofrendas y la lectura de las hojas.[12]
El pukuy
Dependiendo de la tradición cultural, el número de hojas seleccionadas va de 2 a más hojas. En un estudio de 1965 realizado por el antropólogo Fernando Fuenzalida en el pueblo de Moya en el departamento de Huancavelica sobre una ceremonia vinculada al culto a los Wamanis, este menciona que «del puñado de hojas de coca recibido, cada persona selecciona, de inmediato, las cuatro o cinco hojas más sanas, verdes y frescas».[14]
Los aymaras en Chucuito (Puno) y los q'eros en Paucartambo (Cusco) utilizan kintus de tres hojas en sus rituales.[15] En el kintu de tres hojas existen simbolismos asociados: la primera hoja representa a las divinidades masculinas (mundo de arriba, Hanan Pacha), la segunda a las femeninas (mundo de abajo, Pachamama, Uku Pacha) y la tercera a la humanidad (mundo presente, Kay Pacha).[16][17]
El botánico estadounidense Timothy Plowman, estudioso de la coca, en su artículo titulado La etnobotánica de la coca de 1984 describe la ritualidad en el armado del kintu:[18]
El primer paso es seleccionar dos o tres hojas de la bolsa de coca. A estas se les conoce como k'intu. Son colocadas cuidadosamente una sobre otra sujetándolas entre el dedo índice y el pulgar. Se lleva el k'intu frente a la boca y se sopla suavemente, al mismo tiempo el coquero invoca a las deidades y espíritus de las montañas y lugares sagrados locales. A este acto se le llama pukuy. Las hojas luego se pueden usar para el chacchado o son trituradas para luego ser sopladas al viento con nuevas invocaciones.
The Ethnobotany of Coca (Erythroxylum spp.,. Erythroxylaceae). Plowman (1984): 103.[19]
Referencias culturales
En el documental peruano Sigo siendo (2013) del director peruano-español Javier Corcuera, la actriz y cantante Magaly Solier interpreta una canción titulada Coca quintucha.[20]
En Pichari en la provincia de La Convención (Cusco), ubicada en el Vraem, el símbolo de la ciudad es el 'Coca Kinto', y en la esquina de la plaza principal existe una escultura del ritual de ofrenda con hojas de coca.[21]