El derecho de la guerra según los últimos progresos de la civilización
El opúsculo El derecho de la guerra según los últimos progresos de la civilización fue editado por el gobierno de Chile el año 1879 poco antes de terminar la Campaña de Tarapacá, la primera de la Guerra del Pacífico y distribuido a la oficialidad del Ejército y la Armada para servir de guía en su accionar durante las operaciones militares.
El libro tiene 62 páginas y Diego Barros Arana escribió en 1881 sobre la compilación:[1]: 115
No le bastó [a Chile] para esto el declarar que se adhería a las resoluciones del congreso de Jinebra sobre hospitales de sangre, heridos i prisioneros, reglamentando conveniente i liberalmente este servicio, como antes había declarado que no emplearía los corsarios en la guerra (1), sino que hizo recopilar en un pequeño libro todas las disposiciones i declaraciones con que en los últimos veinticinco años se han querido limitar los horrores de la guerra. Ese libro fue igualmente distribuido a los oficiales del ejército i de la escuadra para que en todo caso reglasen su conducta a esas disposiciones (2). El gobierno chileno quería evitar todos los daños innecesarios, toda efusión de sangre inútil, i su perseverancia ha conseguido, como lo veremos mas adelante, realizar casi siempre estos nobles propósitos.[notas 1]
↑Los escritores chilenos usaron largo tiempo la ortografía de Bello que seguía la norma "tenemos de escribir como pronunciamos, y pronunciar como escribimos"
Villalobos, Sergio (2004). Chile y Perú, la historia que nos une y nos separa, 1535-1883 (2 edición). Chile: Editorial Universitaria. ISBN9789561116016.