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La crisis política en Georgia de 2024-presente hace referencia a una crisis institucional, consitucional, política y social que afecta a Georgia desde el 28 de octubre de 2024, día en que se anunció los resultados de las elecciones parlamentarias que dieron como ganador al partido gobernante, Sueño Georgiano, que logró una mayoría en el parlamento, los resultados no fueron reconocidas por la principales coaliciones de oposición y por la presidente Salomé Zurabichvili, señalaron que la elección estuvo impregnada de irregularidades, desembocando en una disputa por la legitimidad de los comicios y las principales instituciones del país.[17][18][19] La crisis se agudizó con la autoconvocatoria del parlamento que debió haber sido convocada antes por la presidente según la constitución,[20] la elección de Míjeil Kavelashvili como nuevo jefe de Estado que sustituyó a Zurabichvili[20] y la toma de posesión de este último el 29 de diciembre de 2024 por la sesión autoconvocada del Parlamento en disputa.[21]
Como consecuencia, desde octubre de 2024, el país ha vivido una intensa jornada de protestas ciudadanas para exigir la celebración de unas nuevas elecciones parlamentarias, las protestas se han extendido en todo el país y se han prolongado hasta la actualidad.[22]
El 26 de octubre de 2024 se celebraron elecciones parlamentarias en Georgia para elegir a los 150 miembros del parlamento nacional, unas elecciones que estaban disputadas entre un oficialismo que busca fortalecer los lazos con Rusia y una coalición opositora con intenciones de acercarse a la Unión Europea y a los Estados Unidos. En estas elecciones, Sueño Georgiano, buscaba un cuarto mandato.
El 27 de octubre, con el 99% del escrutinio, los resultados de la Comisión Electoral Central (CEC) daban como ganador a Sueño Georgiano, que había obtenido 90 de los 150 escaños del parlamento con el 53,92% de los votos, en segundo lugar quedaban los partidos de oposición con la combinación total del 37,77% de los votos.[23][24]
Los observadores internacionales afirmaron que "aunque la campaña electoral fue generalmente libre, las informaciones de presión sobre votantes, sobre todo funcionarios, fue constante durante la campaña".[25] Durante la jornada electoral, constataron que la confidencialidad del voto se vio potencialmente comprometida en 24% de las mesas observadas. Además, a los observadores tuvieron "no se les proporcionó acceso a los procesos de auditoría y tuvieron un acceso limitado a documentación relacionada, lo que limitó la transparencia del proceso".[25]
Uno de los incidentes más destacados fue cuando se tuvo que cerrar un colegio electoral en Marneuli después de que salieran a la luz imágenes de relleno de papeletas de votación, durante las cuales un observador electoral fue atacado mientras intentaba filmar el incidente.[26] La CEC declaró que se había abierto una investigación penal y que todos los resultados que se originaran en la comisaría serían declarados inválidos.[27] La jornada no estuvo exenta de violencia política: dos personas fueron hospitalizadas después de que los partidarios de Sueño Georgiano atacaran las oficinas del MNU. Los observadores electorales también observaron casos de intimidación de votantes y relleno de papeletas en todo el país.[28]
Dos de las encuestas a pie de urna de medios afiliados a la oposición les dieron la victoria, mientras que la encuesta de GORBI calculaba una victoria de Sueño Georgiano. Con la publicación de los resultados por la Comisión Electoral Central, que dieron la victoria a Sueño Georgiano, tanto los partidos de la oposición como la presidenta Salomé Zurabishvili rechazaron los resultados.[29] Los partidos opositores se pusieron a recopilar pruebas y evidencias de fraude electoral y la plataforma de observación My Vote busca la anulación de alrededor de 300.000.[30] Por su parte, la organización Europe Elects (encargada de recopilar encuestas e informar de resultados electorales), informó que "a partir de los datos públicos disponibles de la CEC de Georgia, su análisis pudo reproducir de forma independiente los indicios de fraude" basados en desviaciones de la distribución normal de porcentaje de voto que siguen las formaciones políticas con gran porcentaje de voto.[31]
La oposición se negó a reconocer los resultados oficiales, alegando un supuesto fraude y denunció que el proceso electoral estuvo lleno de irregularidades, denuncias que fueron apoyadas por la presidente, Salomé Zourabishvili, quien criticó las elecciones y rechazó los resultados oficiales.[32][33][34][35]
Los observadores electorales en Georgia han afirmado haber presenciado casos de violencia, sobornos y doble voto en las urnas, lo que sugiere un posible complot para favorecer a Sueño Georgiano.[36][37] La Unión Europea y varios de sus miembros como Alemania y Francia, junto a los Estados Unidos, han pedido una investigación sobre estas acusaciones, y el embajador de la UE en Georgia, Paweł Herczyński, afirmó que «los observadores internacionales no han declarado que las elecciones sean libres y justas. Tampoco han declarado lo contrario».[38][39] La Comisión Europea y el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad,Josep Borrell, pidieron a la CEC que «investigue y resuelva de manera rápida, transparente e independiente las irregularidades electorales y las denuncias correspondientes».[40] El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, afirmó que las denuncias de irregularidades «deben aclararse y abordarse seriamente».[41] Transparencia Internacional denunció varios casos de mala conducta electoral, incluida la votación no autorizada con documentos de identidad confiscados, que en parte atribuyó a la negligencia de la Comisión Electoral Central (CEC).[42] Mientras tanto, otros países como Hungría, China y Turquía han felicitado a Sueño Georgiano por la victoria en las elecciones.[43][44] El 30 de octubre, la Fiscalía de Georgia inició una investigación sobre las acusaciones de fraude electoral.[45]
El nuevo parlamento celebró su sesión inaugural el 25 de noviembre, con solo 88 diputados del Sueño Georgiano presentes. La presidente Zurabichvili boicoteó la sesión, mientras las protestas continuaban frente al edificio del Parlamento.[46] Los expertos constitucionales afirman que la autoinauguración del Parlamento sin que el presidente haya convocado la sesión viola la Constitución, cuestiona la legitimidad del Parlamento y lo califican de «apropiación del poder».[47][48] Según la Constitución georgiana, es tarea del presidente convocar la sesión inaugural del Parlamento. Ella se negó a hacerlo porque rechazó los resultados electorales por considerarlos manipulados y cuestionó la legitimidad del parlamento.[49] La Presidente Zurabichvili calificó de «inconstitucional» la convocatoria del parlamento,[50] mientras que la presidente del parlamento, Shalva Papuashvili, acusó a Zurabichvili de violar la constitución, diciendo que según la constitución el nuevo parlamento debe ser convocado a más tardar 10 días después del anuncio oficial de los resultados por parte de la Comisión Electoral Central.[51]
El 14 de diciembre se celebraron las elecciones presidenciales para elegir al nuevo presidente que reemplace a Zurabichvili. Como resultado de una reforma constitucional aprobada en el parlamento en 2017,[52][53] esta sería la primera elección en que el presidente no se elegiría por el voto popular, si no mas bien sería elegido mediante un Colegio Electoral recientemente creado compuesto por 300 delegados, incluidos los 150 diputados, los 20 representantes del Consejo Supremo de la República Autónoma de Abjasia, los 21 miembros del Consejo Supremo de la República Autónoma de Adjara y 109 electores que representan a los órganos del autogobierno, asignados a los partidos en proporción al apoyo recibido en las elecciones locales.[54][55] Las coaliciones opositoras rechazaron la legitimidad de las elecciones y se negaron a participar, ningún otro candidato participó en la elección para competir contra el oficialista Míjail Kavelashvili, los 69 delegados de la oposición no se presentaron y tres miembros del Consejo Supremo de Abjasia dijeron que no votarían por Kavelashvili, lo que resultó en un total de solamente 224 electores. El anunció de los resultados fue leído por el jefe de la Comisión Electoral, Giorgi Kalandarishvili, quien indicó que el candidato de Sueño Georgiano, Mijeil Kavelashvili, había ganado la elección presidencial con un total de 224 votos, convirtiéndose así, en el presidente electo de Georgia.[56][57][58] Fueron las primeras elecciones en la historia de Georgia en tener un solo candidato en la boleta, una reducción drástica respecto a los 65 candidatos de las últimas elecciones presidenciales de 2018.[59]
Mientras la votación se desarrollaba dentro de los espacios del parlamento, a las afueras de este, cientos de manifestantes opositores se reunieron a primeras horas de la mañana para mostrar su rechazó a los comicios. Los manifestantes consideraban un ''insulto'' que el candidato de Sueño Georgiano fuera un exfutbolista profesional sin educación superior, algunos manifestantes llevaron sus diplomas universitarios para enseñarlos frente al parlamento y otros patearon balones de fútbol. Para prevenir incidentes, la policía cerró las calles adyacentes por donde los diputados accedieron al Legislativo e instalaron camiones hidrantes. Salomé Zurabichvili, acudido a la manifestación en la avenida Rustaveli, aseguro a los medios y a los manifestantes que "no hay nada, nadie eligió a nadie, no pasó nada", volvió a afirmar que no entregaría su cargo hasta que se celebren otras elecciones.[60][61][62][63]
Toma de posesión de Kavelashvili
El 29 de diciembre, se produjo la toma de posesión de Kavelachvili como nuevo presidente de Georgia durante una ceremonia de investidura en el Parlamento de Tiflis que se celebro a puerta cerrada. Durante su discurso de investidura Kavelachvili hizo un llamamiento a la unión: «Nuestra historia demuestra claramente que, tras innumerables luchas por defender nuestra patria y nuestras tradiciones, la paz ha sido siempre uno de los principales objetivos y valores del pueblo georgiano». Mientras se realizaba la toma de posesión de Kavelachvili, cientos de manifestantes protestaron frente al parlamento para mostrar su oposición a su mandato, los opositores sonaron silbatos y mostraron tarjetas rojas en referencia a su carrera como exjugador de fútbol, por su parte, la presidente saliente, Salomé Zurabichvili abandonó el palacio presidencial y se unió a sus partidarios, donde declaró: «soy la única presidenta legítima de Georgia (...) Nada a cambiado, esté yo o no en la residencia. Esta residencia presidencial fue un símbolo mientras estuvo en ella un presidente legítimo».[64][65][66] Las protestas contra su investidura provocaron algunos enfrentamientos con la policías que terminaron en seis manifestantes detenidos violentamente.[67][68]
En diciembre de 2024, 49 miembros del Ministerio del Interior dimitieron en señal de protesta.[70][71] El 31 de diciembre, el asesor de la Comisión Electoral Central (CEC), Vako Maisuradze, declaró que él y otros empleados de la CEC habían sido despedidos por criticar a GD en las redes sociales.[72]