Zona Única de Pagos en Euros
La Zona Única de Pagos en Euros (en inglés, Single Euro Payments Area, SEPA) es la iniciativa que permite, a particulares, empresas y organismos públicos, efectuar pagos en euros, sin utilizar efectivo, desde una cuenta situada en cualquier lugar de la zona, mediante un único conjunto de instrumentos de pago y con las mismas condiciones, eficiencia y seguridad con que se realizan en el ámbito nacional.[2] La SEPA inició su andadura en enero de 2008, con la entrada en funcionamiento de las transferencias SEPA, a la que siguió en 2009 el lanzamiento de los adeudos domiciliados SEPA. Bajo una perspectiva geográfica, la SEPA abarca todos los países miembros (27) de la UE, así como Albania, Andorra, Ciudad del Vaticano, Islandia, Liechtenstein, Mónaco, Montenegro, Noruega, Reino Unido, San Marino y Suiza,[3][4] lo que hace un total de 38 países. En este sentido, además de la promulgación de la Directiva de Servicios de Pago, uno de los últimos hitos ha sido la adopción del Reglamento CE 260/2012, por el que se establece el 1 de febrero de 2014 como fecha límite para la migración a las transferencias y adeudos SEPA en la zona euro (1 de octubre de 2016 para el resto de países de la UE).[5] A partir de esa fecha ya no se podrían realizar operaciones en euros fuera del sistema SEPA.[6] AntecedentesLa creación de la Unión económica y monetaria y la introducción del euro fueron uno de los elementos decisivos para la existencia de un mercado único en la Unión Europea. Sin embargo, en el ámbito de los pagos minoristas, ha permanecido una situación de fragmentación que ha impedido la culminación efectiva de ese objetivo. Para contribuir a paliar esta situación nació la Zona Única de Pagos en Euros.[7] La Comisión Europea estableció los fundamentos legales del nuevo marco a través de la Directiva 2007/64/CE sobre servicios de pago en el mercado interior, aprobada el 13 de noviembre de 2007 con el objetivo de garantizar unas condiciones mínimas de información y transparencia, además de determinar los derechos y las obligaciones de los usuarios y de los proveedores de servicios de pagos. La directiva ha sido necesaria para completar la SEPA al armonizar la legislación europea de pagos y eliminar las barreras legales que obstaculizaban la existencia de un área única. La directiva también estimula la competencia de los proveedores de servicios de pagos, la eficiencia y la seguridad en los sistemas de pagos. Por último también cumple una función de protección de los usuarios de los servicios de pagos. Esta directiva ha sido traspuesta a la legislación española en 2009, mediante la Ley de Servicios de Pago. Descripción generalLas discusiones acerca de los aspectos comerciales y técnicos se desarrollaron en el seno del Consejo Europeo de Pagos (EPC), que es el órgano de decisión y coordinación de la industria bancaria europea en esta materia. Este órgano presentó tres documentos en julio de 2007:
La SEPA utiliza los códigos IBAN y SWIFT-BIC como identificadores de las cuentas y con posibilidad de incorporar información complementaria, estructurada o no, dependiendo de la naturaleza del pago. Las empresas multinacionales y los bancos tienen la oportunidad de consolidar su procesamiento de pagos en plataformas comunes en toda la zona euro. Se beneficiarán de la eficiencia de elegir entre proveedores que compitan, que ofrece una gama de soluciones y operaciones transfronterizas. La introducción de la SEPA debe aumentar la intensidad de la competencia entre los bancos y las empresas de los clientes a través de fronteras dentro de Europa. Para los consumidores y las organizaciones de la SEPA debería significar transferencias de pago más baratos, más eficientes y más rápidos cuando se mueve de euros de un país de la zona euro a otro. CoberturaEl área SEPA está formada por 38 países:[8][9]
Todas las partes de un país son normalmente parte de la SEPA. Sin embargo, los siguientes países tienen territorios dependientes que no forman parte de la SEPA:
Las jurisdicciones que utilizan el euro y que no están en la SEPA son las siguientes: Akrotiri y Dekelia, Kosovo y las Tierras Australes y Antárticas Francesas. Elementos afectados por el SEPAEl SEPA afecta a los siguientes instrumentos:
CalendarioEl proyecto SEPA consta de tres fases: diseño, implantación y migración al nuevo sistema. La primera, la fase de diseño, iniciada en 2004, incluyó la configuración de los nuevos esquemas de transferencias y de adeudos domiciliados, definidos por El Consejo Europeo de Pagos (EPC), así como la elaboración del marco para las tarjetas y para las infraestructuras de compensación y liquidación. La fase de implantación, que comenzó en 2006, comprendió los preparativos del sistema y las pruebas de funcionamiento. En la fase de migración, iniciada en enero de 2008, los esquemas nacionales de pago han coexistido con los nuevos esquemas de la SEPA y se ha ofrecido a los clientes la posibilidad de utilizar tanto los antiguos instrumentos nacionales como los nuevos instrumentos de la SEPA. Las transferencias SEPA arrancaron en enero de 2008 y los instrumento de Adeudos Domiciliados SEPA y el B2B SEPA se han establecido a finales de 2009, una vez que los distintos países han traspuesto la directiva de medios de pago. A partir de 2010, las entidades financieras van a ir ampliando los servicios de Adeudos Domiciliados SEPA. El objetivo inicial era que a finales de 2010 hubiera migrado una masa crítica de operaciones al nuevo sistema. Principales objetivos
Implicaciones para las entidades financierasLas inversiones tecnológicas que deben acometer los intermediarios financieros para acometer el cambio son elevadas y muchas entidades, sobre todo las más pequeñas, se han mostrado reticentes porque hasta ahora han obtenido cuantiosos beneficios derivados de las comisiones financieras que supone el sistema existente. Se estima, según un informe de Accenture, que las inversiones necesarias que deberán realizar los cien primeros grupos financieros europeos, será de entre 3.000 millones y 8.000 millones de euros.[10][11] Con la SEPA, los grandes bancos e intermediarios de medios de pago contemplan la eliminación de los aranceles regionales como una ventaja para su posible expansión, mientras que las entidades pequeñas, temen que sus mercados locales sean invadidos por la competencia exterior. En Alemania, estas pequeñas entidades han mostrado en varias ocasiones su rechazo a una rápida implantación[cita requerida] y los bancos franceses, que se benefician de altas tasas de intercambio en las domiciliaciones, también[cita requerida]. Un estudio de Capgemini para la Comisión Europea señala que los beneficios para el sector derivados de la implantación, a seis años vista, alcanzan los 123.000 millones de euros. El informe calcula que las tasas interbancarias se abaratarían en 11.600 millones de euros con la SEPA en el mismo periodo. Para las tarjetas, la reducción de las tasas alcanza los 20.300 millones de euros, lo que representa de media una mejora del 0,2% del producto interior bruto de los países europeos.[12][13] Fechas clave
Véase tambiénReferencias
Enlaces externos
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