El mito relata cómo los hombres habían agotado a los dioses con sus comportamientos y sus ruidos, por lo que éstos deciden destruirlos enviando una gran inundación. Enki, que había sido el creador de los humanos, según el texto de Nippur “Después que An, Enlil, Enki y Ninhursag hubo creado al (pueblo) de los cabezas negras”, se apiada y comenta que no desea la destrucción de los humanos.
Yo quiero (...)¿no? la destrucción de mi raza humana
para Nintu quiero atajar la destrucción de mis criaturas
Haré retornar a las gentes a sus establecimientos
Construirán ciudades en todos los lugares
y haré que su sombra sea apacible
Luego pide a Ziusudra que cree una embarcación y se refugie junto a las distintas especies de animales, hasta que pase la gran inundación.
Ziusudra oyó a su lado
estando de pie en el lado izquierdo del muro (...):
«Junto al muro, yo te diré una palabra
(escucha) mi palabra presta oído a mis instrucciones
Un diluvio va a inundar todas las moradas
todos los centros de culto
para destruir la simiente de la humanidad (...)
(Tal) es la decisión
el decreto de la Asamblea (de los dioses)
(Tal) es la palabra de An, Enlil (y Ninhursag)
(...) la destrucción de la realeza
Más tarde, la narración continúa con el relato de la gran inundación.
Todas las tempestades y los vientos se desencadenaron (en un mismo instante)
el diluvio invadió los centros de culto
Después que el diluvio hubo barrido la tierra durante siete días y siete noches
y la enorme barca hubo sido bamboleada sobre las vastas aguas por las tempestades
Utu salió, iluminando el cielo y la tierra
Ziusudra abrió entonces una ventana de su enorme barca
Utu hizo penetrar sus rayos dentro de la gigantesca barca
El rey Ziusudra se prosternó (entonces) ante Utu
el rey le inmoló gran número de bueyes y carneros
«Invocaréis por el cielo y por la tierra (...)»
An (y) Enlil invocaron por el cielo y por la tierra (...)
hicieron aparecer los animales que surgieron de la tierra
El rey Ziusudra se prosternó ante An (y) Enlil
An (y) Enlil cuidaron de Ziusudra, le dieron vida como (la de) un dios
hicieron descender para él un eterno soplo como (el de ) un dios
Entonces al rey Ziusudra, que salvó de la destrucción
la simiente de la humanidad en aquel tiempo
allende los mares, en el Oriente, en Dilmun, (le) hicieron vivir
Esto luego se vio reflejado en la mitología asiria en el poema acadio, Atrahasis, en el cual el héroe es Atrahasis.
Referencias
Lara Peinado, Federico (agosto de 1984). Mitos sumerios y acadios. Madrid: Editora Nacional. pp. 556 p. ISBN 9788427606937.
Kramer, Samuel Nathan (abril de 1985). La historia empieza en Sumer. Barcelona: Ediciones Orbis, S.A. , 04/. pp. 256 p. ISBN 978-84-7530-942-2.