Wilhelm Keitel
Wilhelm Bodewin Johann Gustav Keitel[1] (Helmscherode, hoy parte de Bad Gandersheim, Alemania; 22 de septiembre de 1882 - Núremberg, 16 de octubre de 1946) fue un mariscal de campo alemán, destacado líder y criminal de guerra nazi durante la Segunda Guerra Mundial.[2] Entre 1938 y 1945 fue el jefe del Oberkommando der Wehrmacht (OKW),[2] lo que le convirtió en el comandante del Estado Mayor que coordinaba a las fuerzas armadas alemanas (Heer, Kriegsmarine y Luftwaffe). BiografíaIniciosWilhelm Keitel nació en 1882 en Helmscherode, hoy parte de Bad Gandersheim,[2] hijo del terrateniente Carl Keitel y de su esposa Apollonia Keitel, de soltera Vissering.[3] Tras ir a la escuela y graduarse con el Abitur en Gotinga, ingresó en el ejército con el grado de Fahnenjunker en 1901[3] en el 6.º Regimiento de artillería de campaña de la Baja Sajonia. Fuera del ámbito militar, Wilhelm Keitel formó su propia familia casándose con Lisa Fontaine, hija de un terrateniente. Fruto del matrimonio nacerían cinco hijos.[3] Primera Guerra MundialDurante la guerra, Keitel era capitán.[4] Sirvió en el frente occidental, en el 46.º Regimiento de artillería.[5] En septiembre de 1914 resultó herido por metralla, pero no de gravedad.[4] Tras recuperarse pasó al Estado Mayor alemán en 1915. En 1917 combatió en Flandes, donde fue gravemente herido.[3] Periodo de entreguerrasAl finalizar la contienda, permaneció en el recién creado Reichswehr y de 1920 a 1922 sirvió como oficial e instructor de la Escuela de Caballería de Hannover.[3] También jugó un importante papel como organizador de unidades de los Freikorps encargadas de la vigilancia de la frontera con Polonia.[cita requerida] En 1925 ingresó en el Ministerio de Defensa del Reich (Reichswehrministerium),[3] sirviendo como oficial de la Oficina de Tropa (Truppenamt), el «Estado Mayor» posterior al Tratado de Versalles. Pronto ascendió a jefe del departamento de organización, puesto que mantuvo incluso después de la llegada de los nazis al poder. En 1935 y por recomendación de Werner von Fritsch, se convirtió en director de la recién creada Wehrmachtsamt (Oficina de las Fuerzas Armadas) que en 1938 pasaría a ser conocida como Oberkommando der Wehrmacht (OKW o Alto Mando de las Fuerzas Armadas). Segunda Guerra MundialAscendió a general en 1937, y en 1938, tras el escándalo Blomberg-Fritsch y la sustitución del Reichskriegsministerium por el Oberkommando der Wehrmacht (OKW), fue nombrado comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Fue ascendiendo a mariscal de campo el 19 de julio de 1940 en la ceremonia del mariscal de campo, junto con otros doce altos oficiales alemanes que habían tenido una destacada participación en las recientes campañas de Francia y Polonia.[6] Fue junto a Martin Bormann, Joseph Goebbels y Heinrich Himmler, una de las personas más cercanas a Adolf Hitler. Su influencia en temas militares como director de operaciones en la guerra contra la Unión Soviética declinó totalmente en diciembre de 1941 con la destitución del mariscal Walther von Brauchitsch cuando fracasó la toma de Moscú. Hitler se erigió asimismo como comandante en jefe del Oberkommando des Heeres (OKH). Keitel pasó a un segundo plano en el frente oriental, pasando a ser una figura ejecutiva, haciéndose cargo de las operaciones de la Campaña de Noruega y Finlandia. Es en este periodo que pasó a ser considerado por sus pares como un consejero débil y sumiso, totalmente servil ante Hitler, y que siempre buscaba excusas para convalidar todas las ideas bélicas del Führer, por absurdas que fueran en la práctica. Debido a este rasgo otros altos jefes militares le apodaron Lakeitel (Lakai significa «lacayo» en alemán, Lakeitel jugando con su apellido) o Der General Jawohl («El general ¡A La Orden!»). Con la venia de Hitler, Heinrich Himmler utilizó a Keitel como testaferro para amparar numerosas órdenes moralmente dudosas o directamente ilegales, siendo consideradas crímenes de lesa humanidad según las Convenciones de Ginebra (como la orden de los comandos, la Orden de los Comisarios o el decreto Barbarroja), e incuestionablemente dio carta blanca a Himmler para ejecutar sus controles raciales (Einsatzgruppen) en la URSS en coordinación con la Wehrmacht. También firmó la orden para que todos los pilotos franceses capturados que formaran parte del escuadrón de caza Normandie-Niemen fueran ejecutados en lugar de ser tratados como prisioneros de guerra. Keitel estaba en pleno conocimiento de la llamada solución final de la cuestión judía y tuvo en su momento que recibir las recriminaciones del furibundo Wilhelm Canaris, jefe de la Abwehr, cuando los sanguinarios Einsatzgruppen actuaron brutalmente en conjunto con los comandos brandeburgueses en contra de la población judía de los territorios conquistados de Polonia y Ucrania, ejecutando en masa, primero, con fusilamientos; después sistemáticamente, con camiones cerrados a los que se incorporaba el humo del escape al interior. Keitel tuvo muchas actuaciones, entre las que se destaca el ser el primero en declarar que Hitler estaba vivo después del atentado del 20 de julio de 1944 perpetrado por el coronel Claus von Stauffenberg, desestabilizando el plan de los conspiradores (la Operación Valquiria) y enviando al cadalso al almirante Wilhelm Canaris e implicados, como el reverendo Dietrich Bonhoeffer, el general Hans Oster y el jurista Hans von Dohnanyi entre otros. Keitel fue uno de los firmantes de la rendición oficial de la Alemania nazi ante el mariscal ruso Gueorgui Zhúkov del Ejército Rojo. Juicios de NúrembergKeitel firmó la capitulación de la Wehrmacht ante el Ejército Rojo el 9 de mayo de 1945, siendo detenido en Flensburgo por el ejército británico el día 13. Heinz Guderian testificó que Keitel era un militar honesto y que se vio abrumadoramente subyugado por Hitler -porque él (Keitel) pensaba que la obediencia debida en el cumplimiento de las órdenes de su superior era su más supremo deber.[7] Sentado en el banquillo de los acusados durante los Juicios de Núremberg, se le acusó de crímenes de guerra, crímenes contra la paz y crímenes contra la humanidad. Pese a que alegó que sólo había cumplido órdenes, fue declarado culpable el 1 de octubre de 1946 y ejecutado en la horca el 16 de octubre de ese mismo año. (Se le denegó una última voluntad de ser fusilado.) Al momento de su ejecución, John C. Woods, su verdugo, calculó mal la longitud de las sogas utilizadas en las ejecuciones, por lo que Keitel no murió rápidamente debido a fractura cervical, como era la intención, sino que sufrió una muerte larga y dolorosa por asfixia. Además de este error, la trampilla era demasiado pequeña, así varios de los condenados de Núremberg se golpearon la cabeza al pasar a través de ella.[8] Sus últimas palabras fueron:
Fue incinerado y sus cenizas esparcidas en el arroyo Wenzbach, afluente del río Isar. Su autobiografía, Al servicio del Reich, se publicó un año después de su muerte. Condecoraciones
Ascensos
Referencias
Enlaces externos
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